Las corporaciones asaltan la Naturaleza y a los pueblos (nuevamente)
Al contrario de lo que pretende sugerir su nombre, la “economía verde” no es una nueva economía más “ecológica”. Es otra fase del mismo proceso de acumulación capitalista. Nada en la “economía verde” cuestiona o sustituye la economía basada en el extractivismo y los combustibles fósiles, ni sus patrones de consumo y producción industrial, sino que extiende la economía explotadora de la gente y el ambiente a nuevos ámbitos, alimentando el mito de que es posible un crecimiento económico infinito.
La agricultura en la economía verde, ¿el futuro que queremos?
Nace una estrella. A inicios de 2012, el periódico británico The Guardian publicaba en su sección “Global Development” la noticia “El co-coordinador de Río+20 busca colocar a la agricultura en el centro de la escena”1que recoge las declaraciones del ejecutivo de Naciones Unidas, Brice Lalaonde, donde sostiene que la agricultura como meta englobante para Río+20 permitirá concentrar esfuerzos e impulsar el progreso de otros objetivos de desarrollo. Por ejemplo en África,“donde la mayor parte del campesinado son mujeres, cualquier progreso en la agricultura automáticamente mejoraría el status de las mujeres”, dijo Lalonde. Proponía entonces una revolución agrícola que incorpore los avances tecnológicos, como la estrategia más efectiva a seguir en Río+20.
La economía verde y los mosquitos transgénicos
En junio de este año, en la Cumbre “Río + 20”, concluiría el proceso —que se inició hace 20 años— que propone la “economía verde” como camino para alcanzar el desarrollo sustentable. El proceso tuvo tres momentos.
La nueva ofensiva del «capitalismo verde”
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Una alianza de países desarrollados, transnacionales, instituciones financieras internacionales (IFIs) como el Banco Mundial (BM) y el Fondo Monetario Internacional (FMI), organizaciones no gubernamentales (ONGs) e inclusive agencias de Naciones Unidas promocionan el “mercado de carbono” como principal herramienta de lucha contra la crisis ecológica y el cambio climático. Se trata de la mayor ofensiva del “capitalismo verde”.
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La crisis sistémica en los planos económico, alimentario, energético y sobre todo climático puso en evidencia la mayor y más destructiva contradicción del modo de producción capitalista: el crecimiento o “desarrollo” económico infinito en un planeta con recursos naturales limitados. La crisis climática es una realidad que afecta en mayor medida a las poblaciones del sur global como consecuencia del modo de producción y de consumo de los países industrializados del norte. Los líderes mundiales no sólo no comprenden la gravedad del problema sino que ignoran sus causas. Lo peor de todo es que contribuyen a empeorarlo e inclusive aprovechan el desastre como una “oportunidad de negocio”.
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El capitalismo en crisis múltiple crea nuevas mercancías y desarrolla nuevos instrumentos para reproducirse, como por ejemplo el denominado “mercado de carbono”, donde compra y vende territorios, recursos naturales y “derechos” o “licencias” para contaminar y sobreexplotar la naturaleza.
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El clima planetario está a merced del capital, rehén del mercado de carbono. Aunque parezca “una dinámica extraña”, el comercio de emisiones puede financiar varios proyectos, “hacer que el desarrollo sustentable sea eficiente en costo, y lograr verdaderos progresos en la reducción de los gases de invernadero”, justifica el vicepresidente ejecutivo de Desarrollo y Mercadeo de la empresa 3Degrees Steve McDougal.
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Todas las propuestas ambientales del capitalismo verde, entre ellos los Mecanismo de Desarrollo Limpio (MDL), han sido ineficaces en la práctica. Estas falsas soluciones permitieron a las naciones ricas seguir incumpliendo sus compromisos de reducción de emisiones de gases de efecto invernadero (GEI); al tiempo que degradaron enormes extensiones de tierras y fuentes de agua, y alentaron la privatización de territorios indígenas y campesinos en todo el mundo.
La sociedad civil del mundo frente al «capitalismo verde”
El “capitalismo verde” y sus instrumentos (mercados de carbono, “servicios ambientales”, “energías limpias”, y privatización de la naturaleza, etc.) no solucionarán la crisis climática y ecológica y solo beneficiarán al gran capital, a los especuladores financieros y a sus vasallos (gobiernos y ONGs), advierten las organizaciones de la sociedad civil más importantes del mundo. Científicos, investigadores sociales, líderes políticos y religiosos, e intelectuales coinciden en que las iniciativas del capitalismo verde acentúan la inequidad social y el desequilibrio ambiental; fomentan el acaparamiento de tierras, la biopiratería y la privatización de la naturaleza; y vulneran los derechos humanos más elementales, como por ejemplo los derechos a la vida, a la salud, al agua, a un medio ambiente sano, a una vida digna, a la cultura y al conocimiento. El capitalismo verde supone un nuevo ajuste estructural que consolidará la opresión colonial a países históricamente explotados por el capitalismo, y librará a las potencias depredadoras de sus obligaciones y de sus deudas históricas.
Latinoamérica perdería $us 100 mil millones por el calentamiento climático
América Latina y el Caribe (ALC) sufrirán daños valorados en 100 mil millones de dólares anuales para el año 2050, debido a mermas en los rendimientos agrícolas, la desaparición de glaciares, inundaciones, sequías y otros eventos provocados por el calentamiento del planeta, según un nuevo informe del BID, Cepal y WWF que será presentado en la Cumbre Río+20.
El trasfondo de la economía verde
Vivimos tiempos difíciles. La humanidad y el planeta estamos sumergidos en una trama de diversas crisis que parecen agravarse o enraizarse cada vez más. La crisis climática se suma a una crisis ambiental más general, y ambas se agravan producto de la crisis económica. Al mismo tiempo, quienes detentan poder para determinar posibles cauces de acción nacional e internacional parecen incapaces de identificar soluciones reales.
Reflexiones en el Día de la Naturaleza
El 5 de junio es el Día Mundial de la Naturaleza. Tres cuestiones deberían ser objeto de un examen inicial: –Tener siempre en la mente que el hombre es parte de Tierra, y no su amo, –Clarificar si necesitamos realmente un mejor planeta para nuestros hijos, o mejores hijos para nuestro planeta, y –Analizar si ha fracasado la pretendida Constitución de la Tierra que, un buen día, entusiasmó a la Organización de las Naciones Unidas, aunque parece que la olvidó.
Sexta carta a las izquierdas
Históricamente, las izquierdas se dividieron en torno a los modelos de socialismo y sus vías de realización. Puesto que el socialismo no forma parte, por ahora, de la agenda política (incluso en América Latina la discusión sobre el socialismo del siglo XXI pierde fuerza), las izquierdas parecen dividirse en torno a los modelos de capitalismo. A primera vista, esta división tiene poco sentido porque, por un lado, actualmente hay un modelo global de capitalismo, desde hace tiempo hegemónico, dominado por la lógica del capital financiero, basado en la búsqueda del máximo beneficio en el menor tiempo posible, sean cuales sean los costes sociales o el grado de destrucción de la naturaleza.
Nubes grises se ciernen sobre los tigres de Bengala
Semanas atrás, me adentraba sobre la cubierta de un viejo barco de vapor en los Sundarbans de la República Popular de Bangladés; ese silencioso delta localizado en la bahía de Bengala, donde convergen los ríos Ganges, Brahmaputra y Meghna, que conforman en las orillas bengalíes un manglar de 5.770 kilómetros cuadrados de extensión, que encarnan el 4% de los manglares de todo el planeta, y por ende, el último refugio del tigre de Bengala de esa nación.