Los dos amigos

Dos hombres beben y conversan al calor, el amparo y la luz de una fogata. Todos los demás hombres duermen, pero ellos no. Mañana será la batalla, tal vez la decisiva. Eso no lo pueden saber ni ellos, ni nadie. Sólo lo sabe el destino, por eso esos dos hombres que son dos soldados, son dos patriotas, son dos decididos, beben y conversan en la víspera  del combate, pero alargan sus palabras, a veces las cantan, las evocan y recuerdan estirando sus sonidos hasta que llega el alba, porque esos dos hombres, también son dos amigos.

::Paraguay::

El periodismo yanqui acuñó esta definición: que si un periodista norteamericano visita una semana Turquía o Nicaragua, a su vuelta, escribe un libro. Que si su estadía dura un mes, escribirá un artículo largo. Que si se queda más tiempo, ya no escribirá nada. Haciendo esta aclaración en torno a la perspectiva y el conocimiento que pueden traer aparejados los viajes a otros países, escribiré algunas impresiones que traje conmigo desde Paraguay, donde permanecí cinco días la semana que pasó.

Omisión a la protección del arte y la cultura en Bolivia

La Ley No. 2206 de 26 de mayo de 2001, establece la protección del arte con el fin de conservar su autenticidad e incrementar su producción y difusión, y en su Art. 4 establecía un plazo de noventa días a partir de su promulgación para que los Ministerios de Hacienda y de Educación, Cultura y Deportes, elaboren el reglamento para su aplicación. La reglamentación recién fue aprobada el año 2012, a través del Decreto Supremo Nº 1241 de 23 de mayo de 2012.

Navegando hacia nuestros sueños… El barco de Fitzcarraldo*

Si hay un territorio de mitos esa es la selva. Y de todas las selvas: la nuestra, la sudamericana, la selva amazónica es la que mayor cantidad de mitos sigue atesorando en este presente desmitificador. Raro y conmovedor privilegio pero que parece ausente en esta realidad de ajustes económicos, cumbia villera y fútbol. Ni modo porque la selva sigue allí con sus mitos: sólo es cuestión de convocarlos.

Guaqui. Permítaseme evocar a Guaqui.

Los argentinos, desde chiquitos, tenemos incrustado en el disco duro mental ese nombre: Guaqui. La batalla librada allí, en 1811, frenó el empuje de la revolución radical que subía desde el sur, desde la Buenos Aires agitada por Moreno, Belgrano, Castelli, Monteagudo, por la línea dura de los rebeldes, por los más decididos a avanzar, seguir peleando, incendiar Lima.

El Destino

Vivimos días muy intensos. Cargados de sentimientos. Cuando hay acción, hay emoción –me decía mi amigo Coco Pinelo. Es así: nacimos para correr detrás de los mamuts, nuestra genética como especie abreva allí: en el fondo de una caverna, y no precisamente la de Platón. Una caverna oscura en el medio de una selva. De allí viene Lucy, de allí venimos todos. Cinco millones de años que somos lo que somos, o a decir verdad: más o menos lo que somos. Porque hace unos 5000 años, o sea nada, algo hizo ¡crac!, ¡bum!, ¡cataplum! Algo pasó.