07 Ene
2013

Sobre la Geopolítica Vicepresidencial, el TIPNIS y el IIRSA

La última producción de autoría del Vicepresidente Alvaro García Linera, Geopolítica de la Amazonía. Poder Hacendal patrimonial y acumulación capitalista, en buena parte dedicada al TIPNIS, desarrolla una serie de nociones pretendidamente marxistas, entre las que se puede mencionar: “dominación fuerte”, “dominación suave”, “acumulación capitalista interna”, “acumulación medioambiental capitalista”. “plusvalor ambiental”. Con ayuda de estas nociones García Linera concluye que: “las naciones indígenas están económicamente desposeídas del territorio y políticamente subordinadas a discursos y poderes externos y que el poder en la Amazonía está en manos de una élite hacendal empresarial por una parte, y por otra, en manos de empresas y gobiernos extranjeros que negocian el cuidado de los bosques amazónicos a cambio de la reducción de impuestos y el control de la biodiversidad para su biotecnología”.

“Si bien la TCO ha permitido la propiedad de la tierra y el uso de los recursos por parte de los pueblos indígenas amazónicos; las principales riquezas del TIPNIS: lagartos, madera, cacao, forman el eslabón más bajo y peor remunerado de una cadena de aprovisionamiento, procesamiento y comercialización de carácter empresarial. Como sucede en otras regiones de la Amazonia, el trabajo indígena (como proveedor de materias primas) y la riqueza natural del TIPNIS han sido subsumidos formalmente a procesos de producción capitalista articulados a mercados internacionales…”

García Linera también señala que se está configurando el nuevo ordenamiento regional del poder, dado que se ha iniciado una intensa lucha de clases a consecuencia de que “El Estado se ha autonomizado de las clases hacendales y eso ha iniciado un proceso de derrumbe del viejo orden patronal conservador de la Amazonía”. Y que son precisamente esos actores, la élite hacendal prebendal, las empresas articuladas a mercados internacionales que negocian los bosques y sus Ongs acólitas, quienes estarían detrás de las marchas en defensa del TIPNIS, “porque no quieren perder el control territorial de la Amazonía”.

Antes de analizar los nuevos conceptos, es importante recordar que la cadena de aprovechamientos actuales de recursos como madera, lagarto y el turismo de alto nivel fueron autorizados por el gobierno actual, como parte de la gestión de Servicio Nacional de Areas Protegidas (SERNAP) y de los recientes viceministros de medio ambiente y recursos naturales. Seis años de gobierno son suficientes para desarticular intereses empresariales vinculados a mercados internacionales y sobre todo para tomar las riendas de las políticas de áreas protegidas y protección ambiental.

En 1996 una política nueva del gobierno de Evo Morales propuso la “Nacionalización de Areas Protegidas”, refiriéndose a la recuperación de la soberanía sobre estos espacios de territorio nacional que fueron paulatinamente cedidos a las Ong´s internacionales. La pérdida de soberanía se reflejaba desde los conceptos con que se llevaba a cabo la gestión (enfocada en la gestión transfronteriza), hasta el financiamiento de las mismas, que alcanzaba a más del 90% del presupuesto del SERNAP. Pero la toma de las oficinas de la institución, organizada por las mismas, convenció al gabinete gubernamental de archivar la propuesta dando continuidad de la gestión de áreas protegidas heredada de anteriores gobiernos.

Acumulación capitalista en la globalización y otras omisiones del vicepresidente

David Harvey[2] acuñó el concepto de acumulación por desposesión, que consiste en el uso de métodos de acumulación originaria para mantener el sistema capitalista, mercantilizando ámbitos antes cerrados al mercado, a partir del despojo o del pillaje de recursos, fuerza de trabajo y hasta dinero que están todavía bajo relativo control de algunas clases, grupos o, como en el caso de la Amazonía, de las nacionalidades/etnias indígenas[3]. La expansión nacional de las fronteras agroforestales, mineras y petroleras produce el despojo de los territorios indígenas porque es allí donde se encuentran los bosques, las aguas, la riqueza biótica, los minerales, y desafortunadamente el petróleo. La raíz del despojo es la privatización de la propiedad comunitaria. Las prácticas del despojo siguen un protocolo de privatización, financiarización, gestión y manipulación de las crisis y redistribuciones estatales de la renta[4].

La reflexión de García Linera tiene como horizonte una sociedad post capitalista, lo que le  permite explicar las industrias y dinámicas extractivas desde una crítica a la totalidad capitalista. Pero proscribe hablar de extractivismo, pues sostiene que la crítica debe ser dirigida al capitalismo como algo más abarcante y mundial, hecho totalmente real. Sin embargo asume un papel ambiguo y elude la responsabilidad del gobierno boliviano para la protección ambiental de los territorios, que en algunos casos como la Amazonía, debería estar proscrito para la explotación petrolera y en otros debería conocerse ese nuevo patrón productivo no destructivo.

En el caso del Bloque Lliquimuni donde se inició la exploración petrolera el 2009, no se ha visto cambio alguno en la tecnología y menos en las relaciones con las comunidades. Las viejas prácticas de las empresas petroleras de dividir organizaciones, engañar con ofrecimientos y regalos, hacer firmar hasta a los niños e incumplir compromisos una vez abandonado el lugar, fueron observadas y denunciadas en el caso de la exploración petrolera por parte de la sociedad de empresas estatales Petroandina en el Territorio Indígena Mosetén.

García Linera asume un manejo poco riguroso de conceptos como «el plusvalor medioambiental» que supuestamente extraen las empresas gracias a una apropiación extraterritorial, que les permite acceder a bonos de carbono. Posiblemente se refiere a la renta diferencial que adquieren los bosques en el contexto de cambio climático. Aparentemente lo asocia con la intención de las empresas en incurrir en negocios verdes. Tendría sentido siempre y cuando haya un grado de trabajo que sea apropiado, pero García Linera parece referirse solo a la renta del territorio o a la ganancia[5]. Frente a este desacierto cabe recordar que únicamente el trabajo concreto produce plusvalor, que puede ser absoluto -es decir por tiempo de trabajo- o relativo -por grado de explotación-, así como extraordinario, al revolucionar las fuerzas productivas. Este último tendría que ser al que apueste Bolivia para su desarrollo, basándose en tecnologías ecológicas.

Pero García Linera pierde esa perspectiva y se limita a denunciar a las Ongs, porque “preservan los bosques en los países pobres para entregar a la mega empresa una “plusvalía medioambiental extraterritorial”. El vicepresidente no desconoce que para trabajar con fondos verdes o propuestas de mercantilizar servicios ambientales, las Ongs conservacionistas internacionales o sus socias  nacionales,  requieren la autorización del Estado y por lo mismo se han convertido en sus nuevas aliadas, habiendo logrado la aprobación de proyectos REDDs[6].

Pero al margen de las precisiones conceptuales, en el texto de García Linera hay una evidente omisión/reducción respecto a las sociedades amazónicas, a las que califica de nómadas o seminómadas, abstrayendo la extraordinaria diversidad cultural que incluye pueblos cazadores, móviles, de agricultura trashumante, civilizaciones de agricultura ribereña y pueblos de alto desarrollo de tecnologías hidráulicas y de manejo de aguas e inundaciones. El hecho de desconocer este modo de reproducción social, lleva a García Linera a homogenizar la región del TIPNIS e incluso la Amazonía,  lo cual a su vez le hace mal interpretar las relaciones de poder hacendal que menciona, pues la Amazonía es una región muy grande y la relación con las haciendas es diversa así como lo fue con el Estado, la Iglesia, las barracas gomeras y castañeras e incluso con las Ongs.

En el relato de García Linera, las nacionalidades indígenas no son sujetos de su historia. Estos pueblos a través de su resistencia negocian con frecuencia los límites al capital y a los distintos grupos de poder[7], y cuando las circunstancias lo han permitido pueden obtener condiciones menos desfavorables para ellos y la conservación del habitat. La perspectiva de García linera lejos de ver esto hace que el indígena amazónico aparezca nuevamente como menor de edad.

Al no tener claras las capacidades de negociación y la heterogeneidad de la Amazonía, García Linera desconoce varios factores de la lucha del TIPNIS, y especula enemigos imperialistas que conspiran desde  el interior del movimiento.

En segunda instancia llama la atención el modo como omite el rol de la expansión de la frontera agrícola y el despojo territorial que están viviendo los pueblos de la Amazonía a partir de la expansión territorial cocalera.  En el TIPNIS la producción de hoja de coca ya está presente en el parque y ha devastado prácticamente todo el Polígono 7 o la zona cocalera delimitada al sur del territorio. Los constantes traspasos de la línea roja delimitada para frenar el avance colonizador, han dado lugar a enfrentamientos, como el de San Miguelito el 2009,  con un saldo de dos muertos. El río Isinota  es actualmente el único freno a la expansión cocalera pero los permisos de desmontes y autorizaciones forestales otorgados por la Autoridad de Bosques y Tierras no contribuyen a la protección territorial. En consecuencia es la propiedad indígena colectiva la que está en riesgo. Entre lo que mal comprende y lo que omite, la explicación de García Linera resulta corta para los alcances que pretende tener.

Más aún cuando en el marco de un acuerdo con el agronegocio, el Gobierno ha remitido a la Asamblea Legislativa dos anteproyectos de ley, por los cuales se amplia a cinco años la verificación del cumplimiento de la Función Económica Social (FES) de la tierra, y por el otro, se da una amnistía a los propietarios que procedieron al desmonte ilegal en sus tierras, con lo que se consolida el latifundio y el chaqueo ilegal y solo quedan los territorios indígenas en la mira de la colonización, para la redistribución de tierras.[8]

Geopolítica: la historia de los conceptos

Karl Haushofer, ideólogo del nazismo afirmaba que la “geopolítica es la base científica del arte de la actuación política en la lucha a vida o muerte de los organismos estables por el espacio vital”. Años antes,  el sueco Rudolf Kjellen afirmó que la “geopolítica es la ciencia que concibe al estado como un organismo geográfico o como un fenómeno del espacio”[9]

El imperialismo es la forma que asume el capitalismo al llegar a la etapa de los monopolios y  del capital financiero. La geopolítica se originó en la época del imperialismo y al servicio de la oligarquía burguesa de los países imperialistas. En consecuencia, la geopolítica es una corriente ideológica con dos facetas; por un lado, es un producto del determinismo geográfico con el biologismo y, por otro, es la política exterior agresiva, guerrerista y expansionista de los diferentes estados imperialistas y expansionistas. Por tanto, tiene su razón de ser en la historia.

En Latinoamérica, pocos países lograron plantearse una geopolítica propia, entre ellos Brasil, y en menor grado Argentina y Chile. La Geopolítica brasileña nació fundamentalmente ligada a los círculos militares que seguían las líneas de Haushoffer, Ratzel y Kjellen, pero que además generaron una concepción geopolítica de expansión y ocupación del “espacio interno”. Desarrollaron el concepto de frontera viva: “las fronteras no son estáticas, sino flexibles y se mueven en respuesta a la presión ejercida por las naciones en cada lado de la frontera”. El general Backheuser[10], en consecuencia, sugirió “que una nación fuerte, inevitablemente moverá su frontera dentro del territorio de su vecino más débil”. De esta forma, argumentó que Brasil debía poblar y controlar los vastos territorios vacíos tomados de sus vecinos. Goldbery do Couto e Silva, quien escribió el libro “Geopolítica de Brasil”, sentó las bases de la política de protección de fronteras y ocupación pacífica del espacio más allá de las mismas, además de la colonización hacia el noroeste para “inundar de civilización la Amazonia”. Los militares brasileños generaron el concepto de Amazonia como “espacio vacío”, ignorando la existencia de los pueblos indígenas y promoviendo la devastación de la selva amazónica y el etnocidio indígena.

Do Couto e Silva además estableció la necesidad de la integración física para el aprovechamiento de los recursos naturales y la necesidad de políticas de población y poblamiento orientadas a la protección de fronteras y articulación interna, que derivarían varios años después en los corredores bioceánicos de la Iniciativa para la Integración de Infraestructura de Sudamérica, IIRSA.

Toda esta teoría política que prescinde del análisis económico y de clase, se genera en un momento histórico del desarrollo de las fuerzas productivas brasileñas cuyas contradicciones devela Ruy Mauro Marini aplicando la teoría marxista de la dependencia. Dichas contradicciones son las del capitalismo dependiente y la cuestión del patrón de reproducción capitalista. Marini insiste en que el estudio de las relaciones internacionales no debe descuidar sus determinaciones económicas de clase.

A partir de los conceptos de Marini, Mathias Luce estudió la historia del concepto del subimperialismo en la obra de Ruy Marini[11], sustentando la tesis que el subimperialismo brasileño tiene su origen en las leyes propias de la economía dependiente, cuyos fundamentos son la super explotación del trabajo y la transferencia de valor, que se compensa con la conquista de una esfera de influencia propia, donde se alcance una hegemonía regional. Implica dos componentes básicos: por un lado, una composición orgánica media en la escala mundial de los aparatos productivos nacionales y, por otro, el ejercicio de una política expansionista relativamente autónoma, que no solo se acompaña de una mayor integración al sistema productivo imperialista sino que se mantiene en el marco de la hegemonía ejercida por el imperialismo a escala internacional. En consecuencia, el expansionismo brasileño persigue, por un lado, el objetivo de hegemonía regional, y por el otro una autonomía relativa frente al imperialismo dominante.  Esto es lo que se ha denominado “Cooperación antagónica”.

Luce analiza la expansión subimperialista, como modo de contrarrestar las contradicciones del capitalismo dependiente, restaurando la unidad entre producción y realización de valor. En esos términos define el subimperialismo como una forma en que el padrón de reproducción del capital puede asumir en subcentros de capitalismo dependiente[12].

El subimperialismo brasileño se inicia con el golpe de Estado de 1964 que interrumpe un periodo de agudización de lucha de clases y la crisis en el proceso de industrialización que generaron tensiones que interrumpen el proceso del capitalismo brasileño[13].

El crecimiento de empresas brasileñas en países sudamericanos o la internacionalización de empresas brasileñas corresponde a una nueva fase o retorno del subimperialismo donde el espacio sudamericano es la esfera de influencia para la inserción del capitalismo brasileño a nivel mundial. La expansión de las empresas brasileñas en el continente se da con el apoyo del Estado de Brasil, con el que consiguen apropiarse de partes significativas del producto excedente de las naciones sudamericanas, quitando soberanía a sus economías.

Las empresas brasileñas actúan además, como coadyuvantes o como protagonistas del proceso de desnacionalización en el continente, aprovechando la condición de Brasil como subcentro económico y político, a tiempo que se expanden en la región.

El mismo año que terminó el monopolio de Petrobras en Brasil, se conformaba Petrobras Bolivia, expandiendo las actividades internacionales de la empresa asociada al capital extranjero. Y siguió con la compra de Pecom y YPF Argentina, las refinerías bolivianas.  A su vez  Votorantim adquirió la refinería de Zinc en Cajamarquilla- Perú. Camargo Correa adquirió la mayor cementera argentina, Odebrecht creó su pequeño imperio  en Ecuador y junto con Andrade Gutiérrez y Camargo Correa formarían consorcios y lobbies para la consumación de los megaproyectos de infraestructura de la IIRSA. Todo lo cual señala el creciente sometimiento económico y político de las naciones sudamericanas al subimperialismo brasileño. Esto conduce a que los anhelos de cambio social de los movimientos populares y de las luchas de la izquierda deben enfrentarse no solo al imperialismo estadounidense y de otros países centrales, sino también al subimperialismo brasileño[14]. Pero Bolivia es el caso más emblemático que traduce el subimperialismo en su actual fase:

A pesar del decreto de nacionalización del gobierno de Evo Morales, Petrobras se afirmó en la condición de mayor empresa en actividad del país y no se ha dado una nacionalización efectiva del sector. Sin contar con la aprobación de Bolivia, el gobierno brasileño inició la construcción de las centrales de Jirau y Santo Antonio sobre el río Madera, que drena más del 60% de las aguas de Bolivia hacia el Amazonas, con graves impactos sobre el ecosistema del río, del cual dependen los ribereños de Brasil y de Bolivia.  El Proyecto en el río Madera figura en el plan logístico del IIRSA como alternativa de transporte de los productos industriales de Manaos y del agronegocio del Centro Oeste brasileño, proporcionando un mejor acceso para las carreteras bolivianas que siguen en dirección del Pacifico. Constituía el proyecto principal del Eje Perú- Bolivia- Brasil. Es un hecho conocido que existen cerca de 200000 brasileños en tierras bolivianas. Sin embargo, de ese contingente, apenas 100 familias de grandes terratenientes brasileños controlan 32% de la producción boliviana de soya y 35% de las exportaciones del mismo producto. El BNDES condicionó un préstamo al gobierno boliviano a que permanezcan intocadas las propiedades de aquellos terratenientes.

Para algunos gobernantes y “geopolíticos” nacionales es preferible la hegemonía de la gran burguesía del hermano mayor Brasil que el dominio directo del imperialismo estadounidense. Esta aparente ingenuidad parece no tomar en cuenta la alianza bilateral (Doctrina de la “Barganha real” de De Couto e Silva[15]), expresada recientemente en los acuerdos Estados Unidos- Brasil firmados por Lula,  por ejemplo para cumplir funciones de monitoreo de la Amazonia, apoyo en políticas agrícolas (para inducir la liberación de transgénicos y políticas de acceso a los recursos genéticos),  acuerdos energéticos y recientemente, para el control del narcotráfico. Ingenuidad que encubre el hecho de que ambos imperialismos reproducen la misma lógica depredatoria  que obreros y pueblos indígenas enfrentan, como es el caso de los obreros de Odebrecht y SiderPerú y los pueblos indígenas Huaroani en Ecuador, Ashanika en el Perú, chimanes, mojeños y yuracarés del TIPNIS en Bolivia.

El concepto en términos de política exterior brasileña, evidentemente no es el de subimperialismo, sino el de nación intermediaria, según el cual Brasil posee una posición especial entre las naciones de menor desarrollo relativo y los países desarrollados. Lo que Lampreia, en 1998, llamó “autonomía por la integración” significa que Brasil puede actuar con autonomía en el nivel global para obtener sus objetivos nacionales, si consigue representar en ese nivel los intereses de su región (Van Deijk, 2002, citado por Giacalone[16]).

La Iniciativa para la Integración de Infraestructura Sudamericana

El año 2000,  la Reunión Cumbre de Presidentes de América del Sur en Brasilia aprobó la Iniciativa para la Integración de la Infraestructura Sudamericana (IIRSA), que buscaba organizar el espacio en Ejes de Integración y Desarrollo, franjas multinacionales donde se concentrarían los flujos de comercio. El desarrollo de la infraestructura serviría “para facilitar el acceso a mercados en dos dimensiones: por un lado, acceso de materias primas e insumos a centros de producción (incluyendo recursos naturales, energía, productos intermedios, información y servicios y fuerza laboral);  y, por otra parte, acceso de la producción a centros de consumo nacionales e internacionales” (Informe del CCT, Guayaquil, Ecuador, 2002: 9). IIRSA prioriza la apertura de conexiones bioceánicas con corredores dirigidos al sudeste asiático, que a pesar de la recesión económica mundial o por causa de ella, seguirá demandando volúmenes crecientes de energía y materia prima a bajo costo.

La IIRSA juega un rol multifacético en la política regional brasileña, porque permite alcanzar distintos objetivos. El primero, que destaca con F. H. Cardoso, es el  objetivo económico -la integración en comunicaciones, transporte y energía, serviría de base material para que un acuerdo comercial CAN– Mercosur o ahora el UNASUR aumente el comercio y las inversiones brasileñas y la región se convierta en una plataforma exportadora.

Pero IIRSA cumple un rol también dentro del desarrollo económico de Brasil, como extensión del programa brasileño de ejes de integración. IIRSA combina entonces intereses económicos regionales y nacionales de Brasil porque su desarrollo acelera también la modernización del transporte y la comunicación en el país.

Los intereses económicos brasileños llevan a que la IIRSA también tenga para su gobierno un rol de seguridad y defensa que, en la práctica, se vincula, por un lado, con la defensa de la Amazonia, amenazada por la expansión del conflicto colombiano y del narcotráfico y por ser un enorme reservorio de recursos naturales valiosos, y, por otro, con la necesidad de proteger a sus ciudadanos y capitales más allá de sus fronteras.

El BNDES es el principal instrumento de financiamiento de largo plazo para la realización de inversiones en todos los segmentos de la economía brasileña y para la exportación de bienes y servicios para proyectos de inversión en el extranjero. Además el BNDES apoya estudios técnicos asociados a proyectos de infraestructura en Brasil a través de la Estructuradora Brasileña de proyectos EBP del Programa Brasileño de Apoyo a la Inversión Privada y del Fondo de Estructuración de Proyectos, FEP. Este último se usa para apoyar estudios de proyectos en Latinoamérica y Africa. La EBP tiene la misión de identificar proyectos de infraestructura de interés público y atractivos para el sector privado que puedan ser viabilizados a través de un contrato de concesión o ABP.

El BNDES también apoya con recursos no rembolsables estudios técnicos o investigaciones relacionadas al desarrollo económico y social de Brasil y de Latinoamérica y que pueden orientar la formulación de políticas públicas. Los créditos del BNDES hacia la región están dirigidos exclusivamente a compañías brasileñas, una diferencia importante con bancos de desarrollo multilaterales.

Según Rubens Barbosa, ex embajador de Brasil que preside el Consejo de Comercio Exterior de la Federación de Industrias de San Pablo (FIESP), los créditos del BNDES no son préstamos directos para los países, sino que son ofrecidos para las empresas brasileñas que se instalan o tienen proyectos en otros países. Su objetivo es «apoyar la estrategia de internacionalización de empresas brasileñas en la región ya que la mayor inserción de las empresas brasileñas en otros países le puede dar a Brasil más visibilidad y una interlocución mejor en la región», según Luciane Machado, superintendente de Comercio Exterior del BNDES.[17]

Un argumento del BNDES es que su apoyo permite a las empresas brasileñas competir en licitaciones con otras multinacionales que también tienen respaldo de sus respectivos países. De acuerdo a Machado: «Si Brasil no fuera capaz de financiar a través del BNDES las exportaciones de bienes y servicios, ciertamente lo harían los chinos. Los españoles lo hicieron muchísimo tiempo» y «los estadounidenses tradicionalmente con el (banco) Ex-im».

El BNDES fue creado en 1952 para apoyar el desarrollo económico de Brasil, pero sus financiamientos a obras de infraestructura en la región son bastante más recientes. El aumento de esos préstamos ocurrió sobre todo durante los gobiernos del Partido de los Trabajadores (PT) presididos primero por Luiz Inácio Lula da Silva (2003-2011) y actualmente por Dilma Rousseff.

Actualmente el BNDES posee una cartera de unos US$17.200 millones para el financiamiento de obras de infraestructura en Latinoamérica.  Esa capacidad ha permitido la proyección extranjera de empresas brasileñas como Andrade Gutierrez, OAS o Queiroz Galvão, además de la gigantesca Odebrecht.

Aunque el BNDES exige como requisito para apoyar proyectos la viabilidad financiera, la estrategia detrás de ellos es sobre todo geopolítica. Según Thiago da Aragão, analista jefe de Arko América Latina: «El interés número uno de Brasil es colocarse como el país más influyente de la región y que los otros países reconozcan a Brasil como un instrumento de desarrollo regional. El BNDES es el instrumento perfecto para eso».[18]

La mayor capacidad financiera de Brasil y de sus empresas genera descontento en diferentes sectores de las sociedades donde actúan, –sean pequeños productores, comunidades o empresas… con la acusación de que se trata de puntas de lanza de una estrategia subimperialista que les permiten llevar a cabo proyectos económicos tanto en su territorio como fuera de él. Por lo tanto, Brasil se ha visto obligado a defender a las multinacionales de su país, no sólo diplomáticamente sino también movilizando tropas para proteger sus intereses de nación”.[19]

De esta manera IIRSA refuerza la hegemonía de Brasil, por lo que la diplomacia brasileña tiene la tarea de inventar formas de legitimación de la expansión de los conglomerados ubicados en este país, haciendo que la gente crea que la  integración continental respalda la posición del país como receptor de nuevas inversiones.[20]

“Vemos ahora el BNDES repitiendo la misma historia de internacionalización de capitales, bajo la farsa de una integración regional como sustrato ideológico y como moldura institucional adecuada a la gestión integrada de corredores de exportación y clusters en escala continental”[21].

IIRSA y UNASUR

El 16 de ABRIL de 2007 doce países de la región acordaron la creación de UNASUR, la Unión de las Naciones Sudamericanas.  Su tratado constitutivo entró en vigencia el 11 de marzo de 2011.

Aunque asuma una identidad de ideal boliviariano, UNASUR es una iniciativa impulsada por Brasil. Por eso en los discursos del ex presidente Lula siempre está presente la apelación a la realidad, es decir a la condición de región periférica y la búsqueda del mejoramiento de su inserción internacional para conseguir mayores oportunidades de desarrollo ante el reto de la globalización.

El proyecto sudamericano de Brasil se inicia con el MERCOSUR (1991), continúa con las negociaciones CAN-MERCOSUR (1998-2003), la CSAN (2004 y, en 2008, la UNASUR.

La UNASUR se fundamenta en tres ejes articuladores: a) Cooperación política; b) Apertura comercial y c) Infraestructura común. Los ejes de cooperación política y el eje de infraestructura han tenido más avances que el eje comercial.

Uno de los pilares para la creación de UNASUR fue el lanzamiento del IIRSA. Con la formalización de este proyecto se dio la ordenación territorial de Sudamérica, estableciendo áreas geográficas y temas prioritarios para el desarrollo y aprovechamiento de las potencialidades de la región. Entre sus temas prioritarios está la integración energética y el desarrollo de una infraestructura que permita la interconexión de la región y entre sus pueblos. Por ello, el 2009 se estableció el COSIPLAN, Consejo Sudamericano de Infraestructura y Planeamiento, cuyo estatuto fue aprobado en junio del 2010.

El COSIPLAN incorporó los trabajos realizados por el Comité de Dirección Ejecutiva del IIRSA que pasó a constituir el Foro Técnico del Consejo. También renovó la cooperación institucional con BID, CAF y FONPLATA. En noviembre del 2011 aprobó el Plan de Acción Estratégica PAE 2011-2022, la Agenda de Proyectos Prioritarios de Integración API y el Plan de Trabajo 2012, básicamente la  base de los proyectos de los Ejes de Integración,

Marco Aurelio García (2003, en Burges, 2007: 1349), asesor brasileño del presidente LULA en relaciones internacionales, señaló la importancia de la infraestructura física porque hace posible que los empresarios brasileños puedan mirar hacia nuevas direcciones y diversificar las relaciones comerciales de Brasil. Por ello, Brasil integró a la IIRSA en la CSAN/UNASUR e impulsó a los empresarios brasileños a invertir en sus corredores de infraestructura o ejes de desarrollo[22].

La geopolítica brasileña, como una practica discursiva ha sido capaz de organizar el espacio regional sudamericano desde una perspectiva de potencia media con aspiraciones globales. A través de la formación del grupo regional, Brasil lograría instrumentar de mejor manera el papel de líder y de potencia. Detrás del discurso geopolítico de la creación de UNASUR se develan los conceptos centrales del proyecto nacional brasileño: orden/paz, modernización/desarrollo, apertura territorial/ocupación del espacio interior y prestigio internacional.[23]

Así, antes que una actitud de Brasil desafiante y abiertamente contraria a la hegemonía norteamericana se tiene una búsqueda de mejora en su posicionamiento en las negociaciones internacionales multilaterales y bilaterales.

Internacionalización de la Amazonía

La Amazonia es considerada de gran valor geoestratégico por el gobierno brasileño debido a la potencialidad de sus recursos naturales y como punto de conexión con los países andinos. Los principales proyectos que se identificaron con la IIRSA tienen una relación con el proyecto de integración brasileño. Una de las metas del Plan Brasil 222 es: “Profundizar la cooperación y la coordinación con los países vecinos con vistas al aprovechamiento sustentable de los recursos de la biodiversidad amazónica”.

Una de las principales preocupaciones de Brasil es la restricción del desarrollo de su potencial con  la utilización del discurso de la protección del medio ambiente por parte de los países desarrollados, por lo que alude reiteradamente a la internacionalización de la Amazonia.  “Tenemos conciencia de nuestras responsabilidades globales pero no renunciaremos a ejercerlas de forma totalmente soberana. No nos dejamos engañar tampoco, por los argumentos de  aquellos que por intereses proteccionistas o motivaciones geopolíticas se sienten incomodados por el crecimiento de nuestra industria y de nuestra agricultura y por la realización de nuestro potencial energético”[24]

Guilherme Carvalho recuerda que la Amazonia pasó a ser parte realmente de las preocupaciones nacionales de Brasil, como una región que precisaba desarrollarse y conectarse con el resto del país a partir del primer gobierno de Getulo Vargas: “Si hay algo que podemos considerar un continuum en la historia de Brasil es la relación de expropiación y saqueo sistemáticos de los recursos naturales de la región como política oficial de Estado –antes portugueses y después  brasileros.”[25]

“Durante la dictadura militar millones de hectáreas de tierra fueron traspasadas al control de grandes grupos privados de Brasil y del exterior. La Volkswagen, por ejemplo, fue una de las grandes beneficiarias de esa política, así como poderosas instituciones financieras. Y se refiere a las preocupaciones de algunos, que se parecen a las de García Linera: “La silenciosa ocupación internacional de la región, por intermedio de la imposición de inmensas reservas indígenas y boscosas, como parte de una política esencialmente controlada por el aparato ambientalista-indigenista internacional, especialmente, en las áreas de frontera con Colombia, Venezuela y Guyanas, puede pasar rápidamente a acciones de ocupación efectiva, con el propósito de controlar los recursos naturales de la región –directamente o impidiendo su exploración soberana por los brasileros”

Carvalho recuerda el control de las multinacionales del agronegocio: ADM, Cargill y Bunge de una cantidad colosal de tierras en la Amazonia y que debido a las tierras que tienen ALCOA, ALBRAS/ALUNORTE y otra mineras transnacionales que se apoderaron de áreas y reservas minerales estratégicas, la Amazonia hace mucho que está bajo el control del gran capital.

Y se pregunta: “¿Por qué nadie se escandaliza cuando un único empresario se dice propietario de un tercio del segundo mayor Estado de la Federación, pero se corroen cuando millares de indígenas luchan por el derecho de vivir en territorios que ocupan mucho antes de la llegada de los portugueses? Por qué no se muestran ni un poco preocupados con el hecho de que los chinos están adquiriendo millares de hectáreas de tierras en Tocantins, Pará e Maranhao?  Y concluye: “La Amazonia ya está internacionalizada. Grandes grupos privados nacionales extranjeros están controlando miles y miles de hectáreas en las áreas próximas donde están siendo construidas las hidroeléctricas de San Antonio y Jirau, en el río Madera.  Ah, pero los problemas son los indios no es eso? Estos si son reales peligros para la soberanía nacional.”

Para el caso boliviano, todos los territorios indígenas y las áreas protegidas de la Amazonia tienen sobrepuestos bloques petroleros, en la mayoría de los casos con contratos con transnacionales en extensas áreas.

En lo que respecta a la gestión de áreas protegidas, las grandes Ongs de conservación tienen distribuidos el financiamiento y la gestión de las mismas. Para ellas las actividades de extracción intensiva de recursos no son incompatibles con los objetivos de conservación de las áreas protegidas si se utiliza tecnología “de punta”. Por esto, se convierten en aliadas naturales de los gobiernos extractivistas.  Su capacidad financiera, el control sobre el conocimiento y los recursos para el cabildeo sobre los gobiernos locales y nacionales para ejercer el control del territorio donde operan, son capacidades que atraen a los gestores gubernamentales. Solo el financiamiento con el que cuentan puede dar una idea de lo fácil que puede resultar influir en dirigentes y autoridades locales e incluso sobre políticas e instituciones nacionales.[26]

Por esto no sorprenden  las propuestas del gobierno boliviano para acceder a los denominados “fondos verdes”.  En particular la enviada al FCPF (Forest Carbon Partnership Fund) del Banco Mundial, en la que el Ministerio de Planificación proponía que Conservación Internacional monitoree la distribución de especies en peligro y WCS (Word Conservation Society) la distribución de un amplio rango de especies”, es decir encargar el monitoreo de la biodiversidad a las mayores Ongs conservacionistas del mundo, estas si, con fondos de USAID, de empresas petroleras y de la mayor transnacional de los transgénicos que es Monsanto.  Este es uno de los aspectos más álgidos y menos visibles de pérdida de soberanía en las áreas protegidas porque implica ceder el control del conocimiento sobre biodiversidad a las Ong´s internacionales e instituciones extranjeras, para que continúen manteniendo para sí y sus gobiernos, el panorama completo de los avances de investigación y descubrimientos científicos, los que financian, sistematizan y disponen.

Tampoco es honesto ocultar que funcionarios de la actual gestión de gobierno estuvieron haciendo muchos talleres para convencer a las organizaciones indígenas, a las que el vicepresidente acusa de venderse a las Ongs y al gran capital “verde”.  Dichos talleres se realizaron con el fin de convencerles de las bondades de los “fondos verdes”, con cuyo consenso pudo el  Ministerio de Medio Ambiente y Agua acceder a un proyecto REDD, por 4.7 millones de dólares, puntualmente desembolsados el 2010  y que deberá rendir.

El proyecto de carretera en el TIPNIS es IIRSA?

El vicepresidente de Bolivia Alvaro García Linera sostiene: “En los hechos, el peligro real en la región amazónica boliviana no es el IIRSA, que solo existe en la imaginación afiebrada de los medioambientalistas, sino el dominio ya existente  de los países capitalistas industriales sobre los recursos amazónicos, como reserva ambiental comprada que compensa la destrucción del medioambiente en el Norte”.  Además dice : “La carretera Villa Tunari San Ignacio de Moxos NO vincula el eje troncal del país (La Paz-Cochabamba-Santa Cruz) con ninguna carretera o eje vial brasileño.” “Lo paradójico y vergonzoso es que algunos izquierdistas medioambientalistas se llenan la boca con el famoso Plan IIRSA…”. “Las acusaciones de que la famosa carretera Villa Tunari San Ignacio de Moxos es parte del supuesto Plan IIRSA son ridículas e intelectualmente decadentes.”

A continuación se pregunta: “Dónde está la famosa carretera que nos va a someter a los planes del IIRSA? ¿Donde está la carretera que quiere entregar la Amazonia a las empresas agroexportadoras extranjeras? La ruta Villa Tunari San Ignacio de Moxos no está en el Plan IIRSA…”. “Por qué mentirle al pueblo?…¿Qué se esconde detrás de esa histeria colectiva sustentada en una mentira?[27]

Parafraseando a Guilherme Carvalho, historiador y ecologista de Manaos, Pará (Brasil),  hay una gama de individuos que se propone defender determinados puntos de vista solamente basados en desinformación y preconceptos que no encuentran ninguna base en la realidad o en lo que ha sido históricamente las relaciones del resto de Brasil con la Amazonia.

El presidente Lula fue el principal impulsor del IIRSA y de la penetración de capitales brasileros en Sudamérica y Bolivia y fue quien prestó, a través del BNDES,  los recursos para la construcción de la carretera de destrucción del TIPNIS, bajo las condiciones ya detalladas, es decir de apoyo a la empresa OAS y de exportación de insumos y servicios exclusivamente brasileros.

En la última década el BNDES recibió del gobierno brasilero la misión de contribuir como fuente de financiamiento para el proceso de integración sudamericana, especialmente de su dimensión física. Es por tanto, uno de los agentes más importantes del ordenamiento territorial en el Brasil.

La empresa OAS se adjudicó proyectos viales importantes durante el gobierno de Evo Morales, como por ejemplo la carretera Potosí- Uyuni de 301 Km, que vincula la reserva de litio más grande el mundo y uno de los principales atractivos turísticos de Bolivia, además de 240 Km de la ruta Potosí-Tarija. (S. Molina, 2010)

Geográficamente el TIPNIS se encuentra dentro del Eje Interoceánico Central, que es un eje de interconexión Atlántico Pacífico, por lo que incluye varios grupos de proyectos como las carreteras Santa Cruz-Corumbá, Santa Cruz-Cuiabá, Sao Paulo-Corumbá, la doble vía La Paz-Santa Cruz, el paso de El Sillar.

El grupo 5 de proyectos del Eje Interoceánico Central denominado Conexiones del Eje al Pacífico, incluye el proyecto Trinidad-Puerto Ustárez, proyecto de carretera pavimentada, que une la carretera del TIPNIS con la frontera brasileña, sobre el río Mamoré, al sur de Guayaramerin.[28]

En la ficha técnica de proyecto, la carretera Trinidad- Puerto Ustarez corresponde a la Ruta No 9 de la Red Fundamental con una longitud de 330 Km. Se encuentra en la etapa de Diseño final con un monto estimado de 226 000 000 dólares para su construcción. La Autoridad Boliviana de Carreteras ha aprobado la realización de los estudios a un costo de 2.900.000 dólares.

Con la conexión Trinidad Puerto Ustárez, es evidente que la carretera del TIPNIS se convierte en una de las opciones para unir el corredor Bioceánico San Pablo-Santa Cruz, con el Océano Pacífico, eludiendo el paso no resuelto de El Sillar, que impide el tránsito de grandes contenedores brasileños. En el pasado la región del Chapare fue considerada por los ideólogos del IIRSA (Banco Mundial, BID, CAF y FONPLATA) como “la barrera para la integración física de los países sudamericanos”, mostrando de esta manera que las luchas antimperialistas de las poblaciones colonizadoras de la región eran un freno al comercio y desarrollo de los países.

Al vincularse con el Estado de Rondonia, la conexión Trinidad-Puerto Ustárez facilita el tránsito de la soya de Matto Grosso a través de Bolivia.

Civilización y modernidad

Las elites gobernantes tienen el reto de construir un discurso cohesionador que de sentido y legitimidad al proyecto nacional, como es el proceso de cambio. Pero para ello el debate debe ser serio y no con base en preconceptos y medias verdades sino con informaciones completas sobre la nueva dinámica del capital en la Amazonía.  Entender las dimensiones de la gran crisis civilizatoria, en la pluralidad de dimensiones que la conforman, que incluye la crisis social y ambiental, su carácter sistémico y no coyuntural y la insostenibilidad de un modo de producir y consumir que devora más de lo que la naturaleza puede reponer y junto a ello las relaciones geopolíticas que se entrejen a nivel mundial, es imprescindible para comprender como nos insertamos en esa geopolítica a nivel regional. Pero eso no significa que –parafraseando a García Linera,  debamos “subsumirnos”  al gobierno de capitales asentados en el vecino Brasil, limitándonos a  hacer coro para que negocien por las naciones sudamericanas en mejor posición.

La retórica de la modernización y el desarrollo, aún en gobiernos progresistas, esconde políticas destructivas para los pueblos indígenas, ya sea de manera directa o por la vía de la destrucción cultural y los enfrenta a renovadas formas de opresión y violencia. Entender la geopolítica mundial, nos permite comprender que ni la globalización, ni la necesidad de integración sudamericana justifican renunciar a una propuesta propia,  que, insertada en la lucha por cambiar las relaciones de producción, se base en el profundo respeto por quienes supieron donar al mundo la  totalidad de las plantas comestibles y de uso de la Amazonía y recrear el paisaje del bosque amazónico que durante milenios fue capaz de sustentar la vida de millones de personas[29].

 Referencias:

Mathias Seibel Luce. 2011. A Teoria do Subimperialismo em Ruy Mauro Marini. Contradicciones do capitalismo dependiente e a questao do padrao de reproducao do capital. A Historia de um conceito. Universidad Federal do Rio Grande do Sul. Instituto de Filosofia e Ciencias Humanas. Programa de Pos graduacao em Historia.

Alvaro García Linera.2012. Geopolítica de la Amazonía. Poder Hacendal-patrimonial y acumulación capitalista. Vicepresidencia del Estado. Presidencia de la Asamblea Legislativa Nacional. La Paz-Bolivia

Vanesa Eloisa Rebollar Viaña. 2010. Discurso geopolítico brasileño en el marco de la creación de la Unión de Naciones Sudamericanas UNASUR. FLACSO México D.F.

Omar Bonilla y Elena Gálvez. Comunicación personal.

Luis Fernando Novoa. 2010. BNDES y el desborde imperialista de Brasil.

Claudia Composto y  Magalí Rabasa. Entrevista con David Harvey. Nuevo imperialismo y cambio social: Entre el despojo y la recuperación de los bienes comunes. Herramienta, debate y crítica marxista. http://www.herramienta.com.ar.

Rita Giacalone. La Iniciativa para la Integración de Infraestructura Sudamericana (IIIRSA) desde la perspectiva de la Nueva Geografía Económica. Revista Aportes para la Integración Latinoamericana. Año XV. No 21. Diciembre 2009.

–  Silvia Molina, M. Lora. Febrero 2011. Costos sociales y ambientales de la Carretera Villa Tunari. Anuario Sena 2010. FOBOMADE.

Armando Bartra. La Gran Crisis. Revista Venezolana de Economía y Ciencias Sociales. V5. No 2. Agosto 2009.

Gerardo Lisardy. El Banco brasileño que mueve América Latina. 9 de noviembre de 2011. www.bbc.co.uk/mundo/noticias.

FOBOMADE. Areas Protegidas: Del discurso de la Conservación a la Nacionalización 24/09/06.

Patricia Molina.  Puerto Ustárez. SENA 123. Octubre 2011. www.fobomade.org.bo/art-1901.

 Citas:

[1] Como puede observarse en la serie de publicaciones que el equipo de Vicepresidencia ha lanzado durante el 2012:-Cartografía política del TIPNIS de Gonzalo Gosálvez, Coordinador de la Migraña.  Revista de Análisis Político de la Vicepresidencia del Estado Plurinacional, editada por Amanda Dávila, Ministra de Comunicación. -Geopolítica de la carretera del TIPNIS, una apología del progreso de Enrique Parra. -Qué se esconde detrás del TIPNIS. Documento anónimo, con los mismos mapas del libro que se comenta en este artículo, posteado en Scribbd (internet)  y que circuló selectivamente en la Asamblea Legislativa antes de ser entregado a los presidentes de comisiones en la Asamblea de Naciones Unidas, efectuada en septiembre  2012 en Cochabamba.

[2] Geógrafo y Urbanista inglés, nacido en Kent en 1935. Desarrolló el grueso de su carrera en los Estados Unidos y pertenece a la cátedra de antropología del College University de Nueva York. Estudioso en profundidad de la obra de Marx, en 1982 publica una obra destacada de teoría económica, Los límites del capital.

[3] Entrevista con David Harvey. Nuevo imperialismo y cambio social: Entre el despojo y la recuperación de los bienes comunes. Entrevista realizada por Claudia Composto y. Magalí Rabasa. Herramienta, debate y crítica marxista. http://www.herramienta.com.ar.

[4] Ibid.

[5] García Linera 2012. Geopolítica de la Amazonía

[6] REDD: Mecanismo del Protocolo de Kyoto  (reducción de las emisiones provenientes de la deforestación y la degradación de bosques en los países en desarrollo)

[7] De forma similar a lo que plantea Marx en el capítulo La Jornada laboral (Marx,  2002(1848) , la lucha ambiental resulta poner limites a la devastación capitalista, al respecto resulta interesante el texto de Armando Bartra (2007) el hombre de hierro los limites sociales y ambientales al capital.

[8] El Gobierno y el sector agroindustrial llegaron a un acuerdo mediante el cual el control de la verificación de la Función Económica Social (FES) de la tierra entrará en una pausa hasta finales del año 2018, con el objetivo, entre otros, de aumentar la producción agrícola en Control de la FES sobre la Tierra entra en una pausa hasta el 2008. Periódico Cambio 11 octubre 2012.

[9] Samuel Tola. Fundamentos de Geopolítica. Maestría en Geopolítica y Recursos Naturales. Facultad de Geología y Geografía. UMSA.

[10] El general Everardo Backheuser es uno de los pioneros de la Geopolítica Brasileña. Tradujo en 1925 un ensayo titulado: La Política y la Geopolítica según Kjellen. La Escuela Geopolítica Brasileña se convirtió en la más significativa e influyente de la región y sirvió de modelo para otros.

[11] Teórico marxista que integró la izquierda latinoamericana de los años 60 en contraposición al monopolio del marxismo de los PC, fue detenido, torturado y exiliado en 1964. Legó las categorías de análisis de dependencia, superexplotación del trabajo, intercambio desigual, subimperialismo, estado de contrainsurgencia y padrón de reproducción del capital, convirtiéndose en el mayor exponente de la Teoría marxista de la dependencia. (Luce, 2011)

[12] Mathias Seibel Luce. 2011. A Teoria do Subimperialismo em Ruy Mauro Marini. Contradicciones do capitalismo dependiente e a questao do padrao de reproducao do capital. A Historia de um conceito. Universidad Federal do Rio Grande do Sul. Instituto de Filosofia e Ciencias Humanas. Programa de Pos graduacao em Historia.

[13] Mathias Luce, ibid.

[14] Luis Fernando Novoa. BNDES y el desborde imperialista de Brasil. 2010.

[15] Goldbery Da Couto e Silva también definió la doctrina de la “Barganha leal” :“Cuando entre nuestros vecinos hispanoamericanos recrudece una indisimulable oposición a los Estados Unidos que se disfraza de ‘tercera posición’ o que tenga otro rótulo, aprovechándose de aquel enfoque hacia el Atlántico y hacia el Pacífico de los intereses primarios de los norteamericanos, el Brasil parece estar en condiciones por su economía no competitiva, por su larga y probada tradición de amistad, y sobre todo por los recursos de que dispone, para una “barganha”, negociando una alianza bilateral  (que no sólo nos asegure los recursos necesarios para contribuir sustancialmente a la seguridad del Atlántico Sur………, sino una alianza que, por otro lado, traduzca el real reconocimiento de la estatura de Brasil en esta parte del Océano Atlántico, poniendo un punto final a cualquier política bifrontal y acomodaticia en relación a nuestro país y a la Argentina”

En resumen, una hegemonía regional del capitalismo brasilero.

[16]  Rita Giacalone. La Iniciativa para la Integración de Infraestructura Sudamericana (IIIRSA) desde la perspectiva de la Nueva Geografía Económica. Revista Aportes para la Integración Latinoamericana. Año XV. No 21. Diciembre 2009.

[17]   Gerardo Lissardy . El banco brasileño que mueve América Latina.

[18] Ibid.

[19] Quagliotti de Bellis, 2009, citado por Giacalone.

[20] Luis Fernando Novoa. Ibid.

[21] Luis Fernando Novoa. Ibid.

[22] Vanesa Eloisa Rebollar Viaña.2010. Discurso geopolítico brasileño en el marco de la creación de la Unión de Naciones Sudamericanas UNASUR. FLACSO México D.F.

[23] Ibid.

[24] Presidente Lula da Silva en la Cumbre de creación de UNASUR

[25] Guilherme Carvalho. El capital extranjero en la Amazonía. Comentario al post «La Geopolítica del “Gran caribe” y la amenaza  a la Amazonía”.

[26] FOBOMADE. Del discurso de la conservación a la Nacionalización de Areas Protegidas. www.fobomade.org.bo

[27] Alvaro García L. 2012. Geopolítica de la Amazonia Boliviana. Vicepresidencia del Estado Plurinacional. La Paz, Bolivia.

[28] Patricia Molina. 2012. Puerto Ustárez. Boletín SENA No

[29] Armando Bartra. La Gran Crisis. Revista Venezolana de Economía y Ciencias Sociales. V5. No 2. Agosto 2009.

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