En defensa del pueblo T’simane: Basta de etnocidio en el TIPNIS

Estos históricos y permanentes hechos de hostigamiento, persecución, maltrato, esclavismo, violencia indiscriminada, abusos sexuales, crueldad, racismo, han conducido incluso a que muchas familias T´simanes abandonen temerosas sus comunidades originarias y fuguen hacia lugares de acceso más dificultoso, para así escapar y protegerse de quienes violan sus derechos humanos más elementales.

La cuenca alta del río Sécure es precisamente una de las llamadas “zonas de refugio”, donde grupos de T´simanes se ampararon, escapando de los vejámenes y atropellos que sufrían por parte de terceros en sus comunidades originarias del río Maniquí y afluentes.

La migración hacia las comunidades T´simanes situadas hoy dentro del TIPNIS (Territorio Indígena y Parque Nacional Isidoro Sécure) es un hecho que se empezó a verificar medio siglo atrás, y el éxodo –a través de la selva, siguiendo el curso del río Cuchisama y cruzando la serranía- es recordado con dolor y tristeza por todos los T´simanes.

Los últimos días comenzó a tomar vuelo la información sobre la existencia de una empresa privada turística dentro del TIPNIS, más precisamente en la referida cuenca alta del río Sécure, y las comunidades T´simanes asentadas allí.

Se trata de la empresa Tsimane Lodge/ Untamed Angling, de origen argentino, que vende paquetes turísticos de pesca deportiva por la escandalosa suma de 7.600 dólares por persona. La empresa privada estaría facturando un mínimo de 2 millones de dólares/año ¡dentro de un área protegida y territorio indígena en el país más pobre de Sudamérica donde –es sólo un dato- más de 2 millones de seres humanos padecen hambre! Tanto dinero es algo repugnante y condenable, por donde se lo mire.

Estos hechos, de pleno conocimiento de las autoridades estatales, fueron empezados a ser conocidos por nosotros, luego de una inspección a la zona (Comunidad La Asunta) que se realizó en conjunto con la Confederación de los Pueblos Indígenas de Bolivia (CIDOB) y el Gran Consejo T´simane, el mes de mayo del presente año, en el marco de un proyecto de apoyo a los pueblos indígenas aislados y/o vulnerables que habitan en la Amazonía. Luego, prosiguieron nuestras investigaciones, pero la realización de la marcha indígena dejó momentáneamente a un lado el seguimiento y la denuncia de un asunto de perfiles tan extremos.

Ahora, la noticia de la existencia de esta empresa millonaria, velozmente, se está convirtiendo en un tema de confrontación política, donde participan oficialistas y opositores, la empresa y algún dirigente indígena. La disputa se alimenta en el marco de la ley aprobada en defensa del TIPNIS, como consecuencia de la VIII Marcha Indígena, y la declaración del TIPNIS como zona intangible.

Con estos antecedentes, queremos expresar lo siguiente:

1) Nuestra solidaridad y compromiso está del lado del pueblo T´simane, de las comunidades que son agredidas por la inmensa carga de etnocidio que promueve el accionar de esta empresa, así como de otras actividades depredatorias de terceros.

Los hermanos y hermanas han sido perturbados con la introducción forzada de dinero y mercantilismo en sus vidas, alcohol y violencia en sus comunidades y son además parte de un show vergonzante cada vez que los turistas arriban.

Las comunidades indígenas se merecen, ante todo, respeto, tras tantos siglos de imposiciones y ahora con la vigencia del nuevo Estado Plurinacional es más sublevante aún el hecho que estas situaciones sigan ocurriendo en Bolivia y que el Estado las permita.

El etnocidio que promueve el turismo privado debe acabarse de inmediato y cesar para siempre. Está claro que la única manera de lograrlo es dejando a los indígenas en paz, en sus territorios y zonas de refugio, valorando sus usos y costumbres y su relación vital con la naturaleza.

Desde esta mirada, que no hace sino poner por delante los derechos humanos de los T´simanes, con la empresa, no hay ninguna negociación posible, sino de la Constitución Política del Estado.

2) Nosotros, en varios pronunciamientos públicos, hemos defendido al turismo ecológico, como uno de los componentes de un modelo de gestión económica que no destruya más la selva y que permita fortalecer a los pueblos, organizaciones y territorios indígenas. Pero esa defensa del turismo ecológico se anclaba, justamente, en que debían ser los propios indígenas y comunidades las que decidan y llegado el caso, operen la referida modalidad turística, y por ende, todos los beneficios resultantes de ella, sean comunitariamente recibidos por las mismas.

En ese sentido, así como nos oponemos a la explotación petrolera en la selva o a la construcción de mega represas en sus grandes ríos, nos opusimos y nos opondremos siempre a que las empresas privadas de turismo –como es el caso de Untamed Angling- ingresen a territorios indígenas.

No hay ninguna justificación, además de ser algo que asquea, para que una empresa privada se beneficie con ingresos millonarios, generados dentro de un territorio indígena, abusando además de la buena fe de sus moradores.

Es obvio que el caso de la Untamed Angling resulte indignante, y que la salida de la empresa y la sanción a los responsables de la firma del contrato en el SERNAP (Servicio Nacional de Áreas Protegidas) como de la autorización del mismo en el ministerio a cargo de haber autorizado su funcionamiento es el único camino para comenzar a reparar todo el daño que se está causando.

La empresa ni siquiera está cumpliendo el Reglamento general de operación turística en áreas protegidas del SERNAP, que establece que los porcentajes de distribución para las comunidades locales por parte de operadores privados “no podrán ser inferiores al 5 % para cada una de las partes, de los ingresos totales emergentes de la actividad o prestación de servicios turísticos anuales”.

Esto sólo agrava el panorama pero su cumplimiento tampoco se convierte en una solución para las comunidades afectadas, ya que en ellas, insistimos, el dinero es un elemento extraño y disgregador de su cultura, por lo cual el único camino humano y digno de resolución de este conflicto es la salida inmediata de aquellos que son ajenos a la selva.

Bolivia vive momentos decisivos de su historia. La VIII Marcha Indígena logró una victoria indudable: los pueblos en situación de aislamiento y vulnerabilidad existen. Esa victoria simbólica y moral debe volverse respeto colectivo y protección efectiva, como la que urge para los hermanos T´simanes del TIPNIS. ¡Basta de etnocidio en la Amazonía! ¡Respeto irrestricto a los derechos humanos de todos los pueblos indígenas!

FOBOMADE

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Fobomade

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