Las mayores riquezas de nuestros pueblos originarios

Rechazado esto por Bartolomé de Las Casas (1474-1556), llamado el defensor de los indios, otros frailes, conquistadores y cronistas negaron incluso su naturaleza humana, tema de grandes polémicas a pesar del reconocimiento por el Papa Pablo III, en 1537, del carácter racional de los indígenas americanos. En prudencia, ingenio, virtud y humanidad son tan inferiores a los españoles como los niños a los adultos, sostuvo el teólogo y cronista Juan Ginés de Sepúlveda (1490-1573).

Este personaje, confesor personal del rey de España, fue el defensor oficial de la colonización forzosa y conversión al cristianismo como un acto de caridad a seres no creados por Dios, que no son personas y viven fuera de la ley natural.

Eran naturalmente vagos y viciosos, melancólicos, cobardes, y en general gentes embusteras y holgazanas, según el célebre Cronista de Indias Gonzalo Fernández de Oviedo (1478-1557), quien afirmó haberlos visto hablar con el diablo.Mayas, aztecas, incas

Aunque con distinto grado de desarrollo, habían florecido las culturas de los mayas, los aztecas y los incas, mientras diversas comunidades estaban todavía en la etapa recolectora y cazadora, como las antillanas, con algo de agricultura.

Los mayas hicieron grandes progresos en arquitectura, pintura, escultura, talla de madera y escritura jeroglífica. Fueron astrólogos y matemáticos desde dos mil años antes y su calendario era el más perfecto de la época; como el de los aztecas, tenía 365 días y se las arreglaban para ajustar el año solar.

Conocedores de astronomía y matemática, los aztecas llegaron a ser constructores excelentes de acueductos, fuertes, templos y pirámides, superiores a las egipcias en área y volumen; elaboraban finas obras de artesanía y tejidos, así como piezas de madera, oro, plata, estaño y de varias piedras preciosas.

Buenos agricultores y constructores, los incas eran famosos por sus vías de comunicación: dos grandes rutas de dos mil 500 a tres mil kilómetros, una por la costa y la otra por las altas y escabrosas montañas.

El 12 de octubre, fiesta nacional de España, ha sido celebrado durante decenios como el Día de la Raza y para Indoamérica constituye aún hoy el Día de la Rebeldía Indígena en tiempos de la conmemoración del Bicentenario de la Independencia Suramericana.

La gran rebelión del inca Tupac Amaru II, en el Virreinato del Perú, estremeció a Suramérica, 30 años antes de sus luchas independentistas, y su cuerpo resultó torturado y descuartizado en el muy ilustrado siglo XVIII.

Sucedió igual que en la época de la conquista colonial, cuando quemaron vivo en una hoguera a Hatuey (Cuba), y dieron horrible muerte a Guaicaipuro (Venezuela) y Caupolicán (Chile), tres de los valientes caciques opuestos a los invasores.

En las nuevas repúblicas independientes, la oligarquía criolla siguió explotando al indio, usurpando su tierra y relegando sus derechos a contrapelo de las ideas del Libertador Simón Bolívar y de las medidas que dictó en su beneficio.Mantener la identidad

En 1994, la Organización de las Naciones Unidas (ONU) estableció el Día Internacional de los Pueblos Indígenas, el 9 de agosto de cada año. Quizás un poco tardíamente y tras más de 20 años de negociaciones, la ONU aprobó la Declaración sobre los Derechos de los Pueblos Indígenas en el 2007 con los votos en contra de Estados Unidos, Australia, Nueva Zelanda y Canadá.

Hay en el mundo más de cinco mil pueblos indígenas, integrados por más de 370 millones de personas, de ellos 50 millones en América Latina, el 12 por ciento de los habitantes de la región, sin contar los mestizos. En algunos países latinoamericanos son entre el 60 y el 80 por ciento de sus pobladores, de acuerdo con el Foro Permanente para Cuestiones Indígenas de la ONU.

Durante cinco siglos han mantenido sus identidades, lenguas, mitos, ritos y símbolos, junto a la memoria histórica y el amor a la madre tierra. Se trata de quechuas, aimaras, guaraníes, náhuas, mayas yucatecos, quichés, cackchiqueles, araucanos, otomíes, tarascos, mixtecos, tzotziles, zapotecos, arahuacos, totonacas, mapuches y cuantos más.

Parece llegada la hora de reconocer las virtudes y la importancia que les vio José Martí: "El indio es discreto, imaginativo, inteligente, dispuesto por naturaleza a la elegancia y la cultura". "Y hasta que no se haga andar al indio, no comenzará a andar bien la América".

Venezuela marcha al frente con el otorgamiento de derechos ciudadanos plenos a 44 pueblos originarios, así como educación, salud y otros beneficios sociales. Más de 70 mil indígenas venezolanos aprendieron a leer y escribir en sus idiomas respectivos y en español por el método de alfabetización cubano Yo, sí puedo, el cual se aplica también en otros países hermanos.Historiadora, periodista y colaboradora de Prensa Latina.

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