Dos etnias fundamentales en áfrica

A pesar de ciertas diferencias, más bien debido a determinados avatares históricos que a la voluntad de los protagonistas, ambos grupos étnicos mantienen su unidad cultural y lingüística. Los bantúes son originarios de la región de los Grandes Lagos en el Africa Central y no se mezclaron con otros grupos, tales como los bereberes islamizados, moros o cualquier otro pueblo de raigambre islámico-semita.

Los bantúes se regían por monarcas que pretendían, en todos los casos, lograr la paz para su pueblo. Al soberano se le denominaba kakabas y la relación con el resto de la población o con otros territorios circundantes no se hacía directamente, sino utilizaban tambores a fin de comunicarse. También, según las proporciones del sonido o las variaciones del ritmo de los tambores, se podía deducir el poder de los reyes bantúes. Los tambores -algunos tenían hasta dos metros de radio- se depositaban en los lugares sagrados y templos.

Quienes los custodiaban y se encargaban de hacerlos sonar formaban una casta privilegiada y eran muy considerados por las tribus y reinos de los Grandes Lagos. En el siglo IX emigraron hacia el Africa Occidental estableciéndose en lo que es actualmente Camerún. En este país, tres grupos lingüísticos conforman sus etnias: las de habla bantú en el sur y en el occidente, y la de habla sudanesa en el norte.

El primer grupo que llegó al país lo integraban los makas, los dualas y los najema, y más tarde los fang y los bete. Los de habla sudanesa incluyen a los sao, los fulas y los kanuri. Desde Camerún, grupos bantúes iniciaron una nueva migración hacia el oeste, este y sur de Africa. Investigadores afirman que la entrada de esta última zona en la historia se sitúa con la utilización del hierro y la diversificación de los cultivos.

Ese grupo étnico, el cual poseía instrumentos de hierro producidos por ellos mismos, está considerado como los habitantes autóctonos de la zona continental de lo que es en la actualidad Tanzania; 120 tribus africanas de la rama bantú oriental fueron sus primeros pobladores. Con el tiempo los grupos bantúes llegaron hasta la isla de Madagascar en el océano Indico, la mayor ínsula de Africa y la cuarta del mundo. Partieron de las costas orientales del continente, lo más probable próximo al actual Mozambique.

En opinión de etnólogos y geógrafos, a los bantúes asentados en Madagascar deben considerárseles «fuera del continente negro», sin embargo, ellos también pertenecen a la gran familia de tal grupo étnico. En la actualidad existe el Centro de Investigación y Civilización Bantú para divulgar y brindar atención a su patrimonio cultural. Lo integran Angola, Camerún, Guinea Ecuatorial, Santo Tomé y Príncipe, Ruanda, República Centroafricana, República Democrática del Congo, Zambia, Gabón y República del Congo.

Los negros sudaneses

En las 12 provincias septentrionales de Sudán, habitan principalmente árabes musulmanes y nubianos, los cuales representan el 67 por ciento de la población. En el sur conviven los nilóticos, sudánicos y tribus negras, que en su conjunto utilizan 32 lenguas y dialectos. Tradicionalmente los árabes del norte han detentado el poder político, económico y militar en esta enorme nación del noroeste de Africa, y las tribus negras del sur rechazaron sucesivas pretensiones de arabización tanto de la población como de su cultura autóctona.

Todos los intentos de suplantar la cultura y creencias animistas de los negros sudaneses fracasaron, lo cual les permite garantizar su autonomía, lo mismo que las costumbres milenarias de cada grupo y la idiosincrasia propia. Según los especialistas, esa firmeza es un valladar ante las reiteradas embestidas árabes.

Los grupos sudaneses también resistieron la mezcla con otras etnias o pueblos de las regiones circundantes, con lo cual impidieron cualquier amago de influencia ajena a ellos, manteniéndose fieles a sus raíces. En la etapa más remota, estos grupos practicaban la caza y conocían técnicas rudimentarias para trabajar la tierra, especialmente se esforzaban en lograr que los terrenos pobres de zonas extremas llegaran a ser fértiles y feraces. Para ello contaban con el conocimiento del cultivo intensivo, mediante el cual conseguían el total abastecimiento de todo tipo de productos hortícolas, y algo más importante, la cohesión social necesaria con vistas a hacer posible el auge poblacional.

Hasta el presente, los llamados grupos negros sudaneses han mantenido su unidad a pesar de ser víctimas de las incomprensiones gubernamentales norteñas, que condujeron a una prolongada guerra extendida por 10 años. En un futuro próximo se realizará un referendo en el cual esos grupos- nilóticos, sudánicos y tribus negras- decidirán si continúan formando parte del actual Sudán, el mayor país de Africa, o promoverán una entidad nacional propia, es decir, constituirse en un estado independiente del norte musulmán.

* El autor es periodista cubano, especializado en política internacional, y ha sido corresponsal en varios países africanos. Prensa Latina.

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