Francia registra en 2011 la primavera más caliente y seca de los últimos 50 años

En 2010 Francia fue afectada por numerosos episodios lluviosos y nevadas continuas; la tormenta Xynthia, el evento más notable, causó grandes inundaciones y 65 muertos en febrero de ese año, el más frío de las últimas dos décadas, con una temperatura anual inferior en 0,3 grados centígrados al período de referencia 1971-2000, según el Meteo France.

En 2011, Francia soportó la primavera más caliente desde inicios del siglo XX, y la más seca de los últimos 50 años, con una escasez excepcional de precipitaciones y una sequía no observada desde hace medio siglo. Las temperaturas del período marzo-mayo fueron unos 2,6 grados centígrados superiores a la media de referencia del período 1971-2000, según un balance provisional difundido por el Meteo France el 31 de mayo.

El 19 de abril, apenas iniciada la segunda estación del año, Francia se vio sorprendida por una primavera demasiado seca y relativamente calurosa. Méteo France pronosticó temperaturas de entre 12 y 25 grados Celsius en la mayor parte del territorio nacional y advirtió que la sequía anticipada ocasionaría considerables daños a la agricultura y a la generación de hidroelectricidad.

Desde el 1 de marzo hasta el 10 de mayo el déficit de lluvia sobrepasaba el 60% en las tres cuartas partes del territorio francés, una situación comparable a la sequía de 1976, alertó Meteo Consult. Al mismo tiempo, la Organización Meteorológica Mundial (OMM) informó que todo el norte de Europa estaba afectado por la inusual canícula que podría durar algunas semanas e incluso meses.

La Oficina de Investigaciones Geológicas y Mineras de Francia reportó que desde abril el 58% del manto freático del país estaba por debajo de los niveles normales. La ministra de Ecología Nathalie Kosciusko-Morizet expresó su inquietud por los daños del fenómeno, especialmente en las regiones situadas entre la Mancha (noroeste) y la Cuenca de París.  A partir del 6 de mayo se restringió el suministro de agua potable en 17 departamentos de Francia, medida que condicionaba el riego agrícola, y prohibía llenar piscinas y lavar vehículos fuera de las estaciones de servicio autorizadas.

El 17 de mayo Francia atravesaba ya por una situación de “crisis medioambiental” a causa de la sequía, con todos los indicadores entre naranja y rojo, confirmó la ministra de Ecología Kosciusko-Morizet. Dos tercios de los mantos freáticos del país, el 68%, estaban por debajo de los niveles normales. Ese día la restricción del uso de agua se extendió a 28 departamentos, y el 19 de mayo, a 33.

La Ministra de Ecología reunió con un mes de anticipación al Comité de seguimiento hidrológico para hacer un balance preciso de la situación, ya comparable con la sequía histórica de 1976. El 23 de mayo, el ministro de Agricultura Bruno Le Maire dispuso el adelantamiento del período de siega y otras medidas puntuales para enfrentar la crisis que afectaba a más de la mitad  de Francia.

El titular de Agricultura reiteró que en esos momentos la situación era dramática, sobre todo para los criadores de animales, y no descartó la posibilidad de echar mano del Fondo nacional de garantía de calamidades agrícolas “dotado de una centena de millones de euros” para ayudar a los agricultores. Además, solicitó ayuda a la Unión Europea, fundamentalmente para los ganaderos que enfrentaban graves dificultades por el encarecimiento de los piensos. Se exigió a los recolectores de cereales suministrar paja para nutrir a las bestias y se autorizó a los ganaderos a utilizar las tierras en  barbecho, las dejadas temporalmente en descansos y teóricamente inexplotables según las normas europeas, para la alimentación del ganado.

El 23 de mayo la restricción del suministro de agua se amplió hasta 42 departamentos. Según una encuesta divulgada en la víspera, la mayoría de los franceses estaba de acuerdo con los cortes del fluido durante el día.

El 27 de mayo, el ministro de Energía Eric Besson dijo que la sequía perturbaba también la producción hidroeléctrica, que ya había caído 29% en abril con respecto a igual fecha del año anterior, el mayor descenso desde 1976. Explicó que la sequía ocasionó una disminución de los niveles de agua de los ríos, lo cual genera una disminución de la producción de las hidroeléctricas y afecta asimismo el enfriamiento de las centrales nucleares.

Por su parte, la Ministra de Ecología anunció que la restricción de agua se extendería a 50 departamentos, más de la mitad del país. Tal escenario alarmó a algunos científicos como Guy Richard, jefe del Departamento de medio ambiente del Instituto Nacional de Investigaciones Agrónomas (INRA), quien advirtió que la era del cambio climático había comenzado.El 31 de mayo, Meteo France confirmó que la primavera de 2011 ya era la más caliente desde inicios del siglo XX, tras registrar entre marzo y mayo temperaturas unos 2,6 grados centígrados superiores a la media de referencia establecida para el período 1971-2000. El organismo agregó que la primavera también era la más seca de los últimos 50 años, con una escasez excepcional de precipitaciones.

Ese mismo día el Ministerio de Ecología extendió la restricción de provisión de agua a 54 departamentos. Kosciusko-Morizet se fijó como objetivo reducir el 20% del consumo de agua desde ahora hasta el año 2020, fundamentalmente mediante la reducción de las fugas de las redes de agua potable, la reutilización de las aguas servidas y la recuperación del agua de lluvia.

El 17 de junio, el 79% de los mantos freáticos de Francia se encontraba por debajo de los niveles normales a causa de la sequía, informó la Oficina de Investigaciones geológicas y Mineras (BRGM). La situación era consecuencia de varios años de déficit pluviométrico, excepto en la región Languedoc-Rousillon. Ese día, la restricción de agua se amplió a 60 departamentos del país.

El 27 de junio, localidades de Cognac amanecieron con temperaturas máximas de 24 grados y Meteo France pronosticó registros de entre 33 y 37 grados centígrados después del mediodía, y hasta de 40 grados en la región de Aquitania. Según el organismo, aunque el arribo del verano coincidió con temperaturas estivales, los niveles estarían lejos de los registrados durante la canícula del 21 y 22 de junio de 2003. Numerosos records fueron batidos en esas fechas: el 21 de junio se reportaron cerca de 40 grados centígrados en Carcasona, 38,5 grados en Burdeos, y al día siguiente, casi 41 grados en la comuna de Gourdon y 40 grados centígrados en Brive.

Un mes después, el 22 de julio, abundaban los veraneantes en la playa artificial desde el Museo del Louvre hasta el Canal de Saint-Martin, una iniciativa de la alcaldía de la Ciudad Luz que asombraba a los turistas, describió el periodista de Prensa Latina Fausto Triana. Los parisinos y los visitantes colmaban las orillas del Sena hasta el pintoresco Canal de Saint-Martin de 4,5 kilómetros de extensión, donde el ayuntamiento depositó más de seis mil toneladas de arena. “La idea surgió para apoyar a las personas con menos recursos, a quienes se les ofrecía así un espacio para relajarse, mitigar el calor y disfrutar las vacaciones. Pero la verdad, el entusiasmo popular nos superó”, comentó un funcionario de la alcaldía.

El 19 de agosto, los departamentos franceses Ródano y Loira se encontraban en alerta naranja ante la amenaza de canícula. Meteo France pronosticó que el domingo sería el día más caliente con temperaturas cercanas a los 39 grados en las ciudades de Lyon y Saint-Etienne, mientras que las nocturnas se mantendrían por encima de los 22 grados centígrados.

Dos días después, los organismos meteorológicos franceses mantenían la alerta de canícula para las regiones del suroeste y centro este del país. En Aquitania y Ródano- Alpes se sintió un intenso calor de 40 grados centígrados en Montauban y en Toulouse. Aconsejaron a niños y personas mayores beber bastante agua y tratar de no salir entre las 11.00 y las 21.00 horas.Hasta el 24 de agosto, al menos una decena de ancianos de entre 78 y 90 años murieron en Italia a causa de la ola de calor, reportó el servicio de urgencias de Milán. Días antes se había declarado estado de máxima alerta en 18 ciudades, donde los termómetros registraron entre 38 y 43 grados centígrados. Las urbes más afectadas hasta esa fecha eran Roma, Milán, Nápoles, Florencia, Venecia, Turín, Bolonia, Verona y Perugia.

En noviembre comenzaron las lluvias, causando inundaciones en el sudeste francés y en la zona de los Pirineos; en algunas regiones como Languedoc (sur) y el este de la isla de Córcega se apreciaron lluvias superabundantes, pero el resto del territorio francés permaneció seco.

El 5 de noviembre, 11 departamentos del sur de Francia estaban en alerta naranja por las fuertes lluvias, tormentas e inundaciones en la zona cercana al litoral del mediterráneo, que afectaron al Alto Loira, Gard, Ardeche, Vaucluse, Hérault y a varias zonas ubicadas a lo largo del río Ródano. El mal clima también golpeaba al noroeste de Italia, donde las inundaciones causaron siete muertos en Génova. El 9 de noviembre, el departamento de Var se mantenía en alerta naranja debido a las lluvias que ya habían causado cinco muertos y miles de evacuados debido al aumento del cauce del río Reyran.

Aunque en el verano se registraron precipitaciones por encima de lo acostumbrado, éstas no fueron suficientes para recargar las corrientes de agua subterráneas. En Francia el balance hidrológico era 10% negativo en todo el país, pero llegaba hasta el 25% en algunas regiones como Charente, Dordogne y Aveyron. En la actualidad 78 departamentos franceses aún sufren racionamiento de agua.

Plan de adaptación

La ministra Kosciusko-Morizet presentó en París el 20 de julio de 2011 un plan nacional de adaptación al cambio climático para el período 2011-2015, el primero de su género anunciado por un país de la Unión Europea, diseñado en base a las predicciones de Météo France y el Instituto Pierre-Simon Laplace. El documento pronostica un incremento de las temperaturas de dos a 3,5 grados de aquí a fin de siglo.

Nos encaminamos hacia un escenario de aumento de temperaturas, de episodios de sequías más frecuentes e intensas y bajas de precipitaciones, señaló la ministra Kosciusko-Morizet. El programa francés de 230 medidas tiene cuatro grandes ejes: economía y optimización del agua, la salud, ordenamiento del territorio y la atención a los bosques y sus especies. La mayoría de las disposiciones demandará un gasto de 171 millones de euros, sin contar los 391 millones de “inversiones del futuro”, y otro monto para el plan anti sequía.

Se espera que el incremento de las temperaturas favorezca el desarrollo de insectos y microorganismos vectores de enfermedades por lo cual se creará un grupo de vigilancia para alertar ante situaciones críticas. El calor podría matar más que el frío en Europa para el año 2040, y para 2070 la cifra de decesos por esa causa se elevaría más en el viejo continente, donde hay menos sistemas de aire acondicionado que en Estados Unidos, revelaron expertos del Instituto Catalán de Ciencias del Clima en Barcelona, España.

Los investigadores relacionaron temperatura y humedad con el número de fallecidos según enfermedades estacionales de 16 países europeos. También tomaron como referencia los 40 mil decesos que ocurrieron en ese continente durante el caliente verano de 2003. Cada vez serán más frecuentes las olas de calor debido al calentamiento global, lo que provocará mayores afectaciones en los seres humanos, indica el estudio divulgado por la revista Nature Communications.

De continuar las tendencias climáticas actuales, a finales de este siglo habrá más muertes en verano por golpes de calor o afecciones cardiorrespiratorias que las propias del invierno, como gripe, hipotermia o neumonías, explican los autores del trabajo. Las más vulnerables son las personas mayores, por la termorregulación alterada, y aquellas con problemas respiratorios o cardiopatías que viven en zonas urbanas con mucha contaminación.

Con datos de Prensa Latina y AFP.

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