Dos siglos de ceguera

Todo el mundo reconoce hoy en día, que la naturaleza no es como una esponja que absorbe todos los golpes que se le asestan. Sus dinámicas y equilibrios se alteran con frecuencia, debido a los impactos que generan la mayoría de las actividades humanas. De hecho han pasado más de dos siglos desde la revolución industrial, y se ha superado con creces el límite a partir del cual nuestra civilización juega peligrosamente con fuego. La desertización, la contaminación, la pérdida de biodiversidad o, el de moda hoy en día cambio climático, son algunas de las consecuencias de dos siglos de desenfreno e irresponsabilidad bajo el paradigma del progreso y el desarrollo.

El BNDES congela el crédito para la carretera del TIPNIS

Debido a las crecientes protestas populares que acosan al gobierno de Evo Morales, el gobierno brasilero suspendió la liberación de fondos del Banco Nacional de Desarrollo Económico y Social (BNDES) para la construcción de la carretera Villa Tunari-San Ignacio de Moxos a través del Territorio Indígena y Parque Nacional Isiboro Sécure (TIPNIS), informó el diario Estadao.com.bo.

Progreso destructivo: Marx, Engels y la ecología

“La vida física e intelectual del hombre está indisolublemente ligada a la naturaleza… porque el hombre es parte de la naturaleza”; la naturaleza es “el cuerpo no-orgánico del hombre”, escribe Carlos Marx en los Manuscritos de 1844.  Lo que pega desde sus primeros textos es su anunciado naturalismo, su visión del ser humano como ser natural, inseparable de su ambiente natural. Marx se reclama humanista y define al comunismo como un humanismo que es al mismo tiempo un “naturalismo activo”, la verdadera solución “del antagonismo entre el hombre y la naturaleza”.

E.P. Thompson y William Morris: dos eco comunistas

Si tenemos en cuenta la contaminación de los mares, del suelo y de la atmósfera, así como de las capas geológicas submarinas, el mundo, considerado como una organización química, se encuentra actualmente en regresión. Gases peligrosos procedentes del subsuelo marino se respiran en la tierra y de ahí se elevan hasta la atmósfera con graves consecuencias para el equilibrio biológico del mundo.