Santo Antonio y Jirau: las puertas de la Amazonía se abrieron para la destrucción

Fue muy triste cuando sucedió la primera vez. Era el 2007 y el Ibama concedió la Licencia Previa (LP) para las dos represas en el río Madera –Santo Antonio y Jirau. Lloré como una niña. Después de años de análisis para mostrar las inconsistencias y lagunas de los estudios ambientales y después que el equipo técnico del IBAMA firmó un Parecer (estudio) que atestigua la inviabilidad de los emprendimientos, no tenía sentido emitir la LP.

El río Madera está rabioso: los problemas que vinieron con las represas de Santo Antonio y Jirau en Brasil

Las represas van a recibir cerca de R$37MM para construir y explotar una estructura capaz de generar más de 7 mil mega watts, 9% de toda la energía producida en el país. Sin embargo, la construcción ha provocado olas ingentes, erosión cuantiosa, hizo desaparecer un monumento histórico y amenaza las tierras indígenas. El río Madera es uno de los tres ríos con mayor concentración de sedimentos del mundo.

Las inundaciones a causa del cambio climático ocasiona desastre nacional en Bolivia

En nuestro país  estas situaciones de desastre naturales también tienen que ser una poderosa razón para crear conciencia  en nuestros gobernantes y en la sociedad civil de que debemos proteger el medio ambiente para evitar que los efectos del cambio climático sean cada vez más devastadores y que el modelo de desarrollo tiene que tomar en serio la necesidad de preservación de nuestra naturaleza

Desastre natural en Rurrenabaque y San Buenaventura ocasionó muertes y daños considerables.

Deslizamientos de montañas combinados con la crecida desmedida de arroyos ocasionaron muertes de varias personas, destrucción de viviendas y otros daños, dejando a la población sin agua potable en Rurrenabaque y San Buenaventura. Hay preocupación sobre lo que pueda ocurrir con la construcción del puente por la ruta rechazada, es decir al pie de la serranía.

Viendo a la gente andar

Gelman, que había sufrido lo que no sufrieron nunca los que nos entregaron por treinta dineros, no se rompió nunca. Cuando pienso en él, la palabra que no pierde sabor por mucho que la mastique es dignidad. Linda palabra. Una figurita difícil que hacía parecer fácil, porque la vestía como si se la hubiesen cortado a medida. Y aunque su voz se llenó de cenizas y el rostro se le volvió un mascarón de proa tallado por el infortunio, no perdió la elegancia. Hasta que la muerte entendió que no aceptaría sus términos y, vencida, le regaló su finalmente. (Marcelo Figueras)

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