Está más claro que el agua también que la carretera que arrasará con el TIPNIS se constituye en el punto de inflexión para un gobierno que ya no tendría que tener más aire para seguir proclamando que defiende los derechos indígenas y de la naturaleza, cuando los viola y los vulnera a cada momento.
Puestas así las cosas, no queda otra que elegir entre apoyar a los compañeros del TIPNIS y todos los pueblos que agrupados en la CIDOB hoy están marchando en defensa de sus derechos, o justificar lo injustificable.
Puestas así las cosas, hay que organizar el apoyo a la marcha para que la misma vaya rompiendo, uno a uno, como ya lo viene haciendo, cada cerco, cada trampa, cada golpe que el gobierno le está dando como el objetivo abierto de desprestigiarla y desmoralizar a los marchistas.
Ellos, los hombres, mujeres, ancianos y niños más dignos entre todos los seres humanos con dignidad y buena fe que habitan este suelo, están decididos a llegar a La Paz porque como decía ayer Celso Padilla, presidente de la Asamblea del Pueblo Guaraní, ya están cansados de “vivir en el silencio”, ya están cansados de no ser respetados, ya están cansados de ser invisibles, como diría Galeano.
Todos aquellos que sientan la causa indígena como suya, que se conmuevan con el dolor humano (un joven ya murió accidentado en la travesía; son decenas los marchistas que se enferman por el rigor de la caminata), todos aquellos que sigan creyendo que defender a los pueblos originarios no es un discurso sino un deber de conciencia, todos aquellos que sienten que el amor al prójimo lo embellece todo y le da sentido a la vida, todos debemos apoyar a la VIII Marcha Indígena para que nadie pueda detenerla, los compañeros sigan aguantando y marchando y cumplan con su sueño de arribar a la sede de gobierno.
¿Qué necesitan los marchistas?
Necesitan agua. Agua en botellas (pequeñas, de dos litros, bidones) porque no hay agua en la mayor parte del trayecto y la poca que hay, la mayoría de las veces, está contaminada.
Necesitan ojotas (abarcas) y chinelas para caminar mejor y no cansarse tanto.
Necesitan leche en polvo. Hay muchas mujeres con sus bebés –que sufren más que ninguno.
Necesitan pañales descartables, por lo mismo.
Necesitan toallas higiénicas femeninas. La participación de las mujeres es decisiva: ellas son el alma de la marcha. Las compañeras, muchas, han venido con sus hogares a cuestas, otras han dejado a sus hijos y se han venido con lo puesto. Necesitan todo, pero especialmente lo dicho.
Necesitan chompas. La marcha está caminando en medio de un surazo, que no se va. Ahora mismo hace mucho frío. Necesitan abrigo.
Necesitan jabón para lavar la ropa.
Esta es la lista mínima que nos solicitó la compañera Mariana, que está a cargo de la logística. Desde ya, los marchistas necesitan todo lo demás –son un pueblo en marcha, son miles de hermanos y hermanas-, obviamente comida. Para hacerse una idea: tres quintales de arroz se van en una comida. Necesitan medicamentos.
Organizar la solidaridad con la marcha es el desafío. Sólo la CIDOB y nadie más que la CIDOB está a cargo de la organización de la marcha, y toda la CIDOB está marchando, así que las organizaciones de productores, comerciantes, artesanos, gente que quiera apoyar deben darse maneras de apoyar a los marchistas allí donde los marchistas están. Será la mejor manera de demostrarles cómo los respetamos y cuanto los queremos. El apoyo emotivo, sensible y humano a la marcha también es fundamental.