La propuesta fue presentada de manera conjunta por el viceministro venezolano de Identidad y Diversidad Cultural, Benito Irady, representante ante el Comité Intergubernamental de Salvaguarda del Patrimonio Cultural Inmaterial Mundial y la antropóloga colombiana María Ismenia Toledo.
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El sistema Wayúu es el conjunto de principios, procedimientos y ritos que regulan o guían la conducta social y espiritual de los miembros de esa comunidad indígena, asentada en la península de la Guajira, territorio sobre el mar Caribe compartido por Colombia y Venezuela. Se trata de un proceso comunitario encaminado a consolidar la autonomía y revitalizar los contenidos del universo mítico-histórico de la etnia, además de constituir un aporte desde la reflexión colectiva en torno a la diversidad cultural y la construcción de tejidos sociales para promover la paz a través de la palabra. La palabra es entendida por la comunidad originaria como la mejor creación humana para explorar las profundidades del mundo y preservar los valores de la vida. La aplicación del sistema se lleva a efecto a través de la institución moral, social y cultural del Pütchipü’üi, quien vela por la aplicación de la justicia y el saber ancestral que integra los fundamentos de la vida espiritual, mitológica y social de la nación Wayúu. Los Wayúu, aproximadamente un total de 500 mil, ocupan 15 mil 300 kilómetros cuadrados dentro del departamento colombiano de la Guajira, donde representan el 45 por ciento de la población y 12 mil kilómetros en el estado de Zulia, Venezuela, territorio en el que constituyen cerca del ocho por ciento. De este lado de la frontera, es decir, en la región venezolana, la infraestructura supera con creces en todos los aspectos a la colombiana, además de que sus habitantes tienen, gracias a las políticas impulsadas por el gobierno en los últimos años, un mayor acceso a la educación, la salud, el agua y otros servicios básicos. La frontera garantiza la vida de los Wayúu de la Guajira colombiana que ante la falta de apoyo del Estado se desarrollan como personas hábiles para el intercambio y el trueque, los cuales les garantizan la supervivencia. La comunidad, en general, vive bajo sus propias normas y leyes; se dedican a la pesca, la caza, la recolección y el pastoreo, esta última es la actividad de mayor importancia pues la abundancia de animales resulta también signo de riquezas. Los hombres pueden tener varias mujeres y al casarse realizan una reunión privada con los padres de la futura esposa (denominada ápajá), en la cual reciben el visto bueno para el matrimonio y a la vez ofrecen riquezas: ganado y joyas, entre otras. En 2010 el sistema normativo Wayúu se incluyó por el comité de la Unesco en la Lista Representativa del Patrimonio Inmaterial de la Humanidad, mientras en Venezuela fue declarado como Bien de Interés Cultural de Carácter Nacional el 2 de noviembre de 2004. En diciembre de 2006 se suscribió un convenio con el Observatorio del Caribe Colombiano, que tenía por objeto adelantar el Proceso de Identificación y Recomendaciones de Salvaguardia del Patrimonio Cultural Inmaterial. El Centro venezolano de la Diversidad Cultural, adscrito al Ministerio para la Cultura, trabaja en la elaboración de un conjunto de expedientes con el objetivo de hacer más visibles los valores de la cultura tradicional del país con cualidades para ser declarados patrimonio del mundo. Entre sus propuestas está justamente el referido sistema normativo. Esta tradición milenaria, a un lado y otro de la frontera, permite resolver conflictos mediante el uso de la palabra y establecer mecanismos de compensación entre las autoridades Wayúu para darle salida a sus propios problemas. La práctica ancestral, por razones obvias que traspasan el espacio indígena, llamó la atención de diversas entidades. * La autora es corresponsal de Prensa Latina en Venezuela.