Actualmente Brasil compra parte de sus necesidades energéticas de Bolivia, pero al parecer no será suficiente, según destacó recientemente su canciller Antonio Patriota, quien aseguró que es necesario “diversificar” el actual comercio entre las dos naciones.
Recientemente, el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) destacó el sólido crecimiento económico en América Latina, principalmente el de Brasil y de México: “El grupo liderado por Brasil está muy bien situado en un mundo en el que las economías emergentes son el motor de crecimiento…los precios de las materias primas son altos, y los flujos de capital están entrando hacia este grupo para aprovechar las mejores oportunidades y perspectivas más brillantes”.
El BID señala que las perspectivas de crecimiento de Brasil para este año llegarán al 4,4%, pero su importancia económica continuará progresando porque antes de la crisis del 2008 los países emergentes (Brasil, Rusia, India y China) representaban el 50% de la demanda mundial y actualmente equivalen al 75%. India, Rusia y China representaban 9% de las exportaciones brasileñas el 2006, mientras que el 2009 llegaron a 17%.
El estudio del BID encabezado por Alejandro Izquierdo señala que el aumento de los precios de las materias primas, el auge de Asia como importante comprador de productos primarios latinoamericanas, las bajas tasas de interés mundiales y los crecientes flujos de capital llevarán a los grandes exportadores de materias primas de Sudamérica a crecer a diferentes velocidades. A esto se suma el incremento de los flujos de capital hacia la región alcanzando un nivel histórico sin precedentes de 266.000 millones de dólares en 2010, aunque el banco advierte que se deben seguir una serie de recomendaciones prudentes.
Brasil es el mayor productor mundial de café, naranjas, cacao, azúcar y el segundo mayor productor de hierro y soja. Su situación financiera ha mejorado considerablemente en la última década gracias a un brusco aumento de las exportaciones y un superávit en su balanza comercial.
El índice Bovespa (el más importante indicador del desempeño medio de las cotizaciones del mercado de acciones brasileño) cuadruplicó su valor en estos últimos años lo que se refleja en la fortaleza de su moneda y en la importancia de su tejido empresarial. En este proceso de potenciamiento ayudó la «gran recesión» que afectó principalmente al viejo mundo donde España ocupaba el octavo lugar en la economía mundial y fue desplazado en solo dos años por Brasil.
El año pasado, el Fondo Monetario Internacional (FMI) le abrió a Brasil las puertas del G-8 con una proyección de crecimiento de su Producto Interno Bruto (PIB) de casi 1,45 billones de euros y de esta forma desplazó definitivamente a España que se quedó con sus 1,05 billones de euros. El G-8 está compuesto por las siete economías más importantes del mundo (EE.UU., Japón, Alemania, Reino Unido, Francia, Italia, Canadá) más Rusia.
En los últimos ocho años alrededor de 30 millones de brasileños dejaron de ser pobres y se unieron a una clase media que hoy cuenta con 95 millones de personas, aunque las desigualdades más grandes se pueden apreciar en el campo donde el uno por ciento de todos los agricultores es dueño del 50% de todas las tierras.
Estados Unidos y el interés por la Amazonía
El buen momento por el que está atravesando la economía brasileña justificó recientemente la visita del presidente estadounidense Barack Obama, quien fue antecedido por los senadores republicanos John McCain y John Barrasso y el secretario del Tesoro Timothy Geithner. Y es que el interés del país del norte no es sólo por la cantidad de aviones F-16 que pretende comprar Brasil; Atilo Borón (1) considera que detrás de la visita está la mirada puesta en la Amazonía, que es compartida con Bolivia. “En realidad, lo más importante para él (Obama) en su calidad de administrador del imperio es pasar al control de la Amazonia…donde se depositan enormes riquezas” de agua, minerales estratégicos, petróleo, gas y biodiversidad.
Este control ya se habría iniciado con la instalación de una larga cadena de bases militares, una acelerada reactivación de la Cuarta Flota de los Estados Unidos después de que Brasilia anunciara el descubrimiento de un yacimiento de gas submarino enorme frente a su costa y el apoyo sutil para que Brasil logre un asiento permanente en el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas. Borón menciona que este apoyo nada inocente de Estados Unidos dejó deslumbrados al Ministerio de Relaciones Exteriores y al alto mando militar para tapar la instalación de siete bases militares en Colombia en el cuadrante noroeste del Amazonas, dos en Paraguay en el sur, por lo menos una en Perú, para controlar el acceso a la región occidental, y uno en curso, con la Francia de Sarkozy, además de la instalación de tropas y equipo militar en la Guayana Francesa, que permitirían el control de la Amazonia oriental.
El acercamiento cada vez más estrecho que emprendieron Estados Unidos y Brasil motivó a que algunos autores de la vecina nación aseguren durante la década del 60 y 70 que se trata de un subimperialismo. Lo cierto es que Brasil está asumiendo un control hegemónico cada vez más preponderante en la región, al grado que decidió invertir 96 mil millones de dólares para integrarse con sus vecinos. Este proyecto de integración en realidad ya fue definido de forma reservada entre los presidentes Richard Nixon y el dictador brasileño Emilio Garrastazú Médici y recién el 2000 tomó cuerpo con el apoyo financiero del BID bajo la Iniciativa de Integración Regional de Sudamérica (IIRSA).
Mauro Marcondes Rodríguez (2) asegura que se avanzó bastante en la identificación y ejecución de proyectos de carreteras, ferrocarriles, canales, tuberías, redes de transmisión eléctrica y las actividades en el sector de comunicaciones, pero el más avanzado en estos planes es sin duda Brasil que cuenta con más de 500 proyectos de infraestructura. “Casi la mitad de las obras está en marcha o completados en algunas regiones y los proyectos de integración y la creación de nuevas perspectivas de las poblaciones y las economías locales.
Este es el caso, por poner un ejemplo, la integración entre Brasil y Perú noroeste. Con el puente sobre el río Acre, construido por el gobierno brasileño de Acre en la frontera con Madre de Dios, Perú, y la construcción de la carretera que lo conecta con la selva, montaña y Conirsa la costa peruana por el concesionario, liderado por Odebrecht, las nuevas oportunidades para los brasileños y peruanos, de acuerdo con la complementariedad productiva de las economías de ambos países, la expansión del turismo en la región”.
Brasil se convierte en “el desarrollador de un salto de calidad para impulsar la integración regional”, eso ni duda cabe y pese a enfrentar problemas en algunas de las represas que se están construyendo para abastecerse de energía, la vecina nación puso en marcha en 2007 el Programa de Aceleración del Crecimiento (PAC) que es el proyecto de infraestructura más ambicioso desarrollado desde el fin del régimen militar. Cuenta con una inversión estimada de 650 millones de dólares y más de 13.000 obras que sirven para aliviar los cuellos de botella que el país tiene en el transporte, logística, energía y saneamiento.
Este avance de la integración motivó a que Obama empiece su discurso en Chile señalando “We are all Americans” (todos somos Americanos) y la unidad alcanzada por los países latinoamericanos “está contribuyendo a la prosperidad y seguridad mundial”, por lo que va a ser “cada vez más importante para Estados Unidos”, “afirmación suficiente para encender algunas luces rojas”, aseguró la periodista chilena Frida Modak.
Obama aseguró que “en América no hay socios mayores y no hay socios menores, sólo socios iguales”, “de modo que las asociaciones de igualdad ‘exigen’ una responsabilidad compartida, lo que podría parecer democrático si tales asociaciones se establecieran entre iguales, lo que obviamente no ocurre”, asegura Modak.
Brasil y Bolivia
Para corroborar el proceso subimperialista que cumple Brasil en la región, el canciller Patriota anunció en su visita a Bolivia que su gobierno decidió ampliar por un año más las preferencias arancelarias por un valor de 21 millones de dólares, para de esta forma reemplazar la Ley de Preferencias Arancelarias (ATPDEA) que Estados Unidos decidió retirar al país. Se trata de una actitud “solidaria” del gobierno brasileño por un monto económico que palidece ante los más de 10 mil millones de dólares que empezó a invertir en la construcción de dos represas en la frontera con Bolivia.
Entre ambos países existe un déficit comercial que está compensado por la venta de gas natural que se incrementó en 2010 a niveles superiores a los acuerdos establecidos entre ambos países superando en algunos momentos los 30 MMmcd (millones de metros cúbicos diarios). De esta forma los volúmenes de gas natural enviados al vecino país en promedio fueron mayores en comparación al mismo período de 2009 en un 19%, alcanzándose el mayor valor promedio mensual en el mes de septiembre con 30,17 MMm3/día.
El contrato de compra venta de gas natural GSA (Gas Supply Agreement) suscrito entre YPFB y Petrobras en 1996, tiene una duración de 20 años a partir de 1999 hasta 2019. Este contrato inicialmente establecía el envío de 16 MMmcd de gas natural, sin embargo, después de la firma de dos Adendas se llegó a establecer el máximo volumen contractual de venta de 30,08 MMmcd que actualmente se encuentra en vigencia.
Brasil no descarta la posibilidad de que pueda reexportar los excedentes del gas natural que le vende Bolivia una vez que pueda satisfacer su mercado interno, por lo que se abrió la posibilidad de que firmar un nuevo contrato.
La modificación del poder calorífico del gas natural exportado por Bolivia a Brasil constituye hoy una preocupación para el país. El presidente de la estatal Yacimientos Petrolíferos Fiscales Bolivianos (YPFB) Carlos Villegas señaló que los niveles actuales establecidos por los convenios firmados son perjudiciales, ya que mediante las plantas de refinación no se puede obtener mayores cantidades de gasolina y gas licuado de petróleo (GLP).
Explicó que ambos países mantienen un contrato de compra venta de gas por 20 años, con una demanda fluctuante entre los 27 y los 31 millones de metros cúbicos diarios. Según analistas, el tema resulta especialmente sensible para ambas economías, sobre todo porque la planificación energética de Brasil para el periodo 2011-2015 contempla una mayor demanda de gas natural boliviano. Las dos actuales refinerías de YPFB -la Gualberto Villarroel, en el departamento de Cochabamba, y la Guillermo Elder Bell, en el de Santa Cruz de la Sierra- procesan la producción de gasolina y diesel oil.
Recientemente, el ex ministro de Hidrocarburos Andrés Solíz cuestionó la suscripción de un anexo firmado entre ambos países a fines de 2009, por el que YPFB se compromete a entregar gas natural al Brasil con mayor valor calórico del que establecían los antiguos contratos y que por esta razón la estatal petrolera sólo podrá usar una sexta parte del gas que se envía a San Pablo, “¿estamos condenados a que nuestro energético se industrialice en el país vecino?”, cuestionó la ex autoridad.
El Instituto Boliviano de Comercio Exterior (IBCE) informó que el año pasado importamos del país vecino el 18,61% del total de nuestras compras que alcanzaron a los 5.360 millones de dólares, seguido de Estados Unidos con el 13,18% y Argentina con el 13,01%. Santa Cruz, que colinda con Brasil, es el principal departamento que importa pues le corresponde el 46,20% del total nacional.
Respecto a las exportaciones Bolivia vendió el año pasado un valor de 6.821 millones de dólares siendo Brasil el principal comprador con el 35,03%, seguido de Estados Unidos con el 9,42% y Argentina con el 8,02%. Según el modo de transporte, nuestras exportaciones fluyen principalmente por ductos con el 81,25%, seguido del carretero con el 16,62%.
El gas representó el 96% del valor exportado por Bolivia al Brasil en la gestión 2010. Incluyendo las ventas de minerales, el 98% de las exportaciones al Brasil son recursos naturales extractivos, no renovables y sin valor agregado.
Bolivia compró al Brasil 3.212 productos –durante la gestión 2010- y exportó 146 productos al Brasil el mismo año. Bolivia importó 1.000 millones de dólares desde Brasil en la gestión 2010, convirtiendo a este país en el principal abastecedor externo. El saldo comercial con Brasil en el 2010 fue positivo para Bolivia, por 1.406 millones de dólares. “Desgasificando” la relación comercial (excluyendo el gas), el déficit para Bolivia con Brasil ascendió a 896 millones de dólares en el año 2010.
Más energía para Brasil
Los cancilleres de Bolivia y Brasil, David Choquehuanca y Antonio Patriota, se reunieron el pasado 25 de marzo para analizar la agenda bilateral y ambos coincidieron en la necesidad de diversificar las relaciones comerciales y “profundizar los procesos de integración en todos los campos”. “Se han tocado temas que nos van a permitir profundizar los procesos de integración en todos los campos, especialmente en el campo energético. En el campo comercial hemos conversado y hemos coincidido en que tenemos que diversificar el comercio. El comercio no sólo tiene que concentrarse en el tema gas”, dijo el Canciller boliviano durante una conferencia de prensa junto a su colega brasileño.
Patriota fue distinguido con la medalla del Cóndor de Los Andes, que es la máxima distinción que otorga el país, y aseguró que entre ambas naciones existe un “comercio significativo” que favorece a Bolivia por las exportaciones de gas natural, “pero nos gustaría ver una diversidad en la oferta exportable boliviana”.
La “diversidad” a la que hace referencia Patriota parece estar en la posibilidad de que Bolivia sea parte del denominado Complejo Hidroeléctrico del Río Madera, que significa la construcción de cuatro represas que en conjunto le representará a Brasil la posibilidad de contar con casi 10 mil MW(Megawatt). Actualmente se encuentran en construcción dos represas en el lado brasileño, Jirau y Santo Antonio, que en conjunto significa la generación de casi 6.000 MW. Para tener una idea de la magnitud de este potencial energético el consumo de energía eléctrica en horas pico de Bolivia apenas supera los 1.000 MW. Es decir que con las dos represas se podrían alumbrar seis bolivias.
La cuenca del río Madera en el lado boliviano tiene un gran potencial hidroeléctrico con posibilidad de generar 22.000 MW y la capacidad para generar electricidad está concentrada en la porción andina porque para generar energía se necesita caudal y caída, y obviamente donde hay más caída es en esta zona, asegura Jorge Molina (3).
Los proyectos de Riberão en la frontera con Bolivia y de Cachuela Esperanza en el lado boliviano “deben de complementar el aprovechamiento de energía en el río, pero además servirán para otras cosas más. Por ejemplo, la construcción de las dos represas, que están arriba de las otras, debería ayudar al funcionamiento de las que las siguen y mejorar su trabajo de diversa manera. Una de las más evidentes es que tendrán la función de retener los sedimentos, debido a que desde el punto de vista de las hidroeléctricas pueden ser perjudiciales. Aquí cabe la pena entender que sólo el conjunto de las cuatro represas posibilitarán la navegación en el río Madera, por lo que la construcción de una o dos no sirve de gran cosa” (3).
El solo inicio de las obras en el lado brasileño generó el éxodo de comunidades indígenas, además de problemas laborales y ambientales que podrían replicarse en Bolivia, según los primeros estudios que se realizaron en la vecina nación. A futuro significará la desaparición de varias especies de peces y el aumento de otras en los embalses; la pérdida de ambientes para aves y mamíferos; la eliminación de las barreras naturales para los bufeos; la retención de sedimentos en los embalses e inundaciones; el deterioro de la calidad de las aguas del río Madera y sus tributarios (oxígeno, mercurio); y la desaparición de la campinarana y bosques ribereños. También proliferarían enfermedades como la malaria, además de la alteración y pérdida de recursos pesqueros, aspectos que afectarían la calidad de vida.
Estos primeros temores fueron desvirtuados por el ministro consejero de la Embajada de Brasil en Bolivia, Carlos França, quien aseguró al periódico Página Siete que la construcción de las represas será debidamente mitigada para no afectar a la biodiversidad y el equilibrio ecológico en la región amazónica. Patriota anunció que existe mucho interés en la consolidación del proyecto junto al sector privado de ambos países, “hemos transmitido (a las autoridades bolivianas) el deseo de trabajar juntos para acercar a los sectores privados. Hay un enorme interés en nuestro sector privado de trabajar con los vecinos, vuelvo a Brasil y me reuniré con el ministro de Energía sobre el potencial del río Madera para hablar sobre las oportunidades que ofrecen aquí”, dijo el jefe de la diplomacia brasileña.
Sin embargo, su representante en Bolivia reconoció que la construcción de estos megaproyectos significará el desplazamiento de comunidades originarias a otros lugares, “se les da nuevas casas, recalificación de trabajo y todo este tipo de cosas está englobado en el proyecto y por esto se da las licencias ambientales que ordenan las leyes”.
El Foro Boliviano sobre Medio Ambiente y Desarrollo (FOBOMADE) (4) señala que en el primer año después de la construcción de la represa San Antonio desaparecerá un 70% de las especies existentes de peces, entre ellas muchas aún desconocidas. El proceso de sedimentación será especialmente activo en el tramo superior del embalse de Jirau, abarcando hasta Bolivia, donde cabe esperar que los niveles del lecho y del agua suban varios metros con respecto a la situación actual.
Las inundaciones también afectarían a tierras de cultivo y bosques de castaña en toda la zona y tierras donde se alimenta el ganado, en las riberas del río Mamoré, además de un incremento en la contaminación por mercurio que es utilizado para la minería artesanal de oro en los ríos de Brasil que llegarían a Bolivia.
Con su arribo, Patriota abrió la agenda que tiene pensado ejecutar la nueva gestión de Rousseff, pero también abrió muchos temores y dudas respecto a la actitud que demostrará el gobierno boliviano, principalmente frente a la construcción de varios megaproyectos que pondrán en peligro a comunidades indígenas y principalmente su hábitat, la Madre Tierra, del cual dice Evo Morales ser su defensor.
Brasil y Bolivia desarrollan actividades de cooperación en el marco del Plan de Acción acordado por ambos Gobiernos en Foz do Iguaçu, en diciembre de 2010. La prioridad del tema se refleja en la serie de encuentros de alto nivel realizados desde entonces, que culminó el 28 y 29 de marzo, con la visita del Ministro de Justicia de Brasil para firma de acuerdos y apertura de la VII Comisión mixta Brasil-Bolivia sobre Drogas y Temas Conexos. Se acordó una nueva reunión de coordinación para el 29 de abril en las poblaciones fronterizas de Corumbá y Puerto Suárez.
Brasil desea profundizar la cooperación bilateral en agricultura y otras áreas. Hay en negociación o ejecución en Bolivia más de 20 proyectos bilaterales y tres proyectos trilaterales (Italia, Japón y Canadá), en diversos sectores.
Los proyectos en carpeta son: Fortalecimiento del sistema de recursos genéticos del Instituto Nacional de Innovación Agropecuaria y Forestal (INIAF); apoyo al INIAF para desarrollar un Sistema de Asistencia Técnica y Extensión Rural en Bolivia; y capacitación de funcionarios del Instituto Nacional de Laboratorios de Salud (INLASA) para producir Velas de Andiroba (anti-malaria).
Por otro lado, se prevé el fortalecimiento del Sistema de Informaciones Agropecuarias de Bolivia; apoyo al establecimiento de la Institución Nacional de Abasto Interno de Bolivia; construcción de estrategias públicas para el desarrollo rural del Norte de la Amazonía boliviana, con énfasis en la promoción de la agricultura familiar y del extractivismo.
Se fijará la fecha para la ceremonia que marcará la entrega de tractores, cosechadoras e implementos agrícolas adquiridos por Bolivia con crédito de US$ 35 millones puestos a disposición del Ministerio de Desarrollo Rural y Tierras por Brasil.
Se debatirá medios de aprovechar mejor la cuota que Brasil ha puesto a disposición de los exportadores textiles de Bolivia: US$ 21 millones con reglas de origen más flexibles que las vigentes en el acuerdo Bolivia-Mercosur (ACE-36).
Comisión de Monitoreo del Comercio Bilateral
Se discutirá la fecha para una próxima reunión de la Comisión, cuyo rol se desea dinamizar.
Notas:
(1).- Atilio Borón tiene un doctorado en Ciencias Políticas de la Universidad de Harvard, es Profesor de Filosofía Política en la Universidad de Buenos Aires y ex secretario ejecutivo del Consejo Latinoamericano de Ciencias Sociales (CLACSO).
(2).- Mauro Rodrigues Marcondes fue el coordinador de la Iniciativa para la Integración de la Infraestructura Regional en América del Sur en el BANCO INTERAMERICANO DE DESARROLLO (BID).
(3).- Jorge Molina, ponencia sobre la construcción de represas.
(4) Cartilla del FOBOMADE “Represas sobre el Río Madera: Energía para las Transnacionales y Destrucción de la Amazonía”.