Es sólo en las últimas décadas que han empezado a producirse estudios biológicos, medioambientales, ensayos sociales o etnográficos y algunas tesis históricas válidos, sobre la realidad amazónica, en medio del entrevero de las caracterizaciones oportunistas de “ese girón olvidado de la patria” en boca de sucesivos gobiernos liberales. Este renacimiento amazónico se ha dado a raíz de haber estallado por fin el hervor de la olla en que se cocía una dolorosa rebeldía contra siglos de injusticia, explotación y muerte: nos referimos al inicio visible de ese “¡basta de abuso y humillación en la amazonía boliviana!” que significó la Marcha por el Territorio y la Dignidad, realizada por las diversas etnias amazónicas en agosto-septiembre de 1990, desde San Ignacio de Moxos (250 msnm) hasta la sede de gobierno (3.700 msnm), por hombres y mujeres, con niños y ancianos. Esta acción colectiva desesperada, obviamente conmovió a la población boliviana y especialmente de La Paz, que brindó solidaridad inmediata en alimentación, cobijo y atención a la salud muy deteriorada de esos centenares de personas que subieron desde las selvas y los ríos de su hábitat natural cada vez más depredado hasta las nieves andinas; pero sobre todo fue una gesta de visibilización de los restos de otrora grandes naciones y pueblos, casi exterminados durante la explotación del caucho, a finales del siglo XIX y comienzos del XX. Esa verdadera gesta etnohistórica abrió una consciencia política en el proceso general de la formación y crecimiento de los movimientos sociales de Bolivia, con un primer paso en la otorgación de Tierras Comunitarias de Origen (TCO), y luego gracias a otra Marcha semejante (año 2000), con la incorporación programática y ahora constitucional de las autonomías indígenas.
Por todo ello en estos días tenemos la suerte de ver la aparición de un libro emblemático, de y sobre la Amazonía, una colección de artículos y ensayos conteniendo una profunda meditación, cuanto diversa, sobre la historia contemporánea de la amazonía. Su autor es el historiador-periodista argentino Pablo Cingolani, que vive en Bolivia desde hace 25 años y ahora entrega a los bolivianos, especialmente a los comprometidos en la defensa de los derechos humanos y los derechos de la naturaleza (pero también a estudiosos y estudiantes y público amplio), su libro Amazonía Blues: Denuncia y poética para salvar a la selva.* La obra se inspira en una concepción dinámica de la historia amazónica, como la defensa del complejo integral de la biodiversidad, las diferentes formas culturales de cosmovisión amazónica, la economía originaria y mestiza de los pueblos basada en conocimientos ecológicos y sistemas de protección de la selva ancestrales. Cingolani viene aportando al país, desde su perspectiva de activista político insobornable en la denuncia de los genocidios y etnocidios, y en la defensa de los derechos mencionados, con un conjunto de acciones que han sido reconocidas como de interés nacional por el Congreso de la República en dos ocasiones (a raíz de la creación en el año 2000 del equipo de apoyo solidario con la Amazonía, denominado “Expedición Madidi”, y sus tareas sucesivas hasta hoy), o adoptadas por el mismo Presidente Evo Morales, como por ejemplo al refrendar la declaratoria del 15 de agosto de 2006, que declara “Zona Intangible y de Protección Integral de Reserva Absoluta” al territorio del pueblo Toromona, el que sigue preservando su vida felizmente en situación de aislamiento voluntario, dentro de la selva del Parque Nacional Madidi; o con muchas actividades de asesoramiento especializado en esta temática al mismo gobierno, desde su instauración.
Según el comentario de Fernando Mayorga, en Amazonía Blues encontramos a Pablo Cingolani “hablando con los hombres y mujeres que la habitan desde siempre, y sufren los avatares de una historia de conquista y explotación que cambia de nombre, no de intención: colonización, nacionalismo, modernización, industrialización, desarrollismo, globalización. Hoy esos elementos se condensan en un proceso de cambio que otea buscando el paradigma del vivir bien, mientras los indígenas de la Amazonía siguen sufriendo violencia…”. Confirmando esas expresiones otra cualidad de la mayor importancia que encontramos en este libro, es el firme desnudamiento de la cruenta verdad de las masacres que suceden en su seno (Porvenir- Río Tahuamanu, 11 de septiembre de 2008); el saqueo inmisericorde de la madera y la castaña, o el intento de explotación petrolera inconsulta, en el mismo territorio del cual algunos pueblos indígenas obtienen su subsistencia; o formas persistentes de prácticas neoliberales de cooptación de dirigentes corruptos en contra de los derechos de los pueblos indígenas.
Si bien Amazonía Blues nos habla de la historia dinámica del presente, ahonda su pensamiento político en el conocimiento riguroso del pasado; podemos encontrar en la obra la puesta al día de los problemas amazónicos esenciales que recién se empiezan a debatir en Bolivia, y que con este nuevo aporte de Cingolani estamos seguros que se debatirán con mejor conocimiento de causa en el futuro.
Un aspecto no menos importante para nosotros y para quien lea el libro, será la connotación y denotación poética que lo caracteriza, demostrando que no solo es posible sino altamente enriquecedora la feliz unión de la denuncia límpida y valiente, con la belleza de los lenguajes, cuando estos nacen de las honduras del sentimiento de los pueblos y se escriben para volver a ellos. Pues como lo dice en el prólogo el sacerdote católico y presidente del pueblo indígena mosetén, Daniel Gigasi: “Santa Teresa de Jesús dijo que la verdad padece pero no perece. Ya lo dije: este libro cuenta verdades. Podrán gustar o no, pero son nada más que eso: verdades”.
*Cingolani, Pablo (2010). Amazonía Bues. Denuncia y poética para salvar a la selva. La Paz, Fobomade-Rainforest Foundation Norway (280 pp.)