Según la investigación difundida por el periódico The Guardian, el costo de los daños medioambientales provocados por esas compañías equivale a entre seis y siete por ciento de su producción o a un tercio de sus beneficios, y supera el valor del Producto Interno Bruto mundial, menos siete países.
El informe indicó que aunque los perjuicios medioambientales son de variada índole, sobresalen las emisiones de gases de efecto invernadero, además de la explotación excesiva de fuentes de agua y el uso de fertilizantes y pesticidas.
Las emisiones de gases invernadero representan más del 50 por ciento del total; las fuentes más nocivas son los sectores de gas, electricidad y agua, los cuales contribuyeron con 400 mil millones de dólares al costo total de la contaminación. Las fuentes de menor impacto son las telecomunicaciones, sanidad, tecnología y servicios financieros.
Marcado efecto negativo ocasionaron la minería, la explotación forestal y la industria químico-farmacéutica, con valores por más de 300 mil millones de dólares; al tiempo que los sectores de automóviles, juguetes, alimentación y bebidas provocaron daños por unos 300 mil millones de dólares.
Según un estudio del Global Humanitarian Forum dirigido por Kofi Anan, el costo económico del cambio climático asciende a unos 125 mil millones de dólares anuales. El Banco Mundial estima que el costo de los desastres naturales entre 2000 y 2004 ascendió a 325 mil millones de dólares, y que el ingreso anual perdido en zonas afectadas por la desertificación es 42 mil millones de dólares.
El estudio del Banco Mundial «Desarrollo con menos carbono: respuestas latinoamericanas al desafío del cambio climático» predice el derretimiento de los glaciares de la Cordillera de los Andes en 20 años; mayor incidencia de enfermedades tropicales como el dengue y la malaria; muerte de los arrecifes corales en el Mar Caribe; reducción de los bosques amazónicos; desaparición de los pantanos del Golfo de México y el colapso de la producción agropecuaria.
Según el estudio «La economía del cambio climático en América Latina y el Caribe. Síntesis 2009» de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL), América Latina es la segunda región del mundo que menos gases de efecto invernadero emite, detrás de Africa, y sin embargo sufre los efectos del calentamiento global más que ninguna otra.
A fines del siglo, el costo del cambio climático para América Latina y el Caribe podría equivaler hasta 137 por ciento del PIB regional en 2100. Argentina, Chile y Uruguay tendrían efectos positivos en su productividad agrícola si la temperatura aumentara entre 1,5º C y 2º C en el período 2030-2050. Sin embargo, si se traspasa este umbral de temperatura, los efectos serán negativos.
El informe calcula que las tierras degradadas en Bolivia, Chile, Ecuador, Paraguay y Perú oscilarían entre el 22 y el 62 por ciento del territorio para 2100. El alza del nivel del mar provocaría desplazamiento de poblaciones y se perderían tierras por inundaciones permanentes.
Un aumento global de la temperatura de 3º C provocaría una caída en las precipitaciones sobre la Amazonía, causando un sustancial deterioro de las selvas que poseen la biodiversidad más grande del planeta.
La variabilidad climática y los eventos extremos harían que hacia 2100 el costo de los desastres climáticos pase de un promedio anual para el período 2000-2008 de casi 8.600 millones de dólares a un máximo posible de 250 mil millones de dólares.
El secretario general de la Comunidad Andina de Naciones (CAN) Freddy Ehlers calcula que los cambios climáticos pueden ocasionar pérdidas por 25 mil millones de dólares en los países andinos, es decir el 80 por ciento del presupuesto de salud de Bolivia, Colombia, Ecuador y Perú.
<strong>Inversión millonaria </strong>
Investigadores del Panel Intergubernamental de Cambio Climático (IPCC) de la ONU estiman que se destinará hasta 20% del PIB mundial para atender eventos extremos, como sequías, inundaciones, enfermedades y hambrunas.
Los países no miembros de la OCDE necesitan al menos 197 mil millones de dólares en inversiones para reducir las emisiones de carbono para el año 2020, según la Agencia Internacional de Energía (AEI).
Un informe presentado en el Foro Económico Mundial (FEM) estimó que se necesita una inversión cercana a 500 mil millones de dólares al año para pasar a una infraestructura de energía baja en carbono, y alertó que existe un déficit de unos 350 mil millones de dólares para desarrollar energías limpias que restrinjan el incremento en la temperatura mundial promedio a dos grados centígrados.
Durante 2009 el financiamiento fue de cerca de 145 mil millones de dólares, un seis por ciento menos que los 155 mil millones de 2008. El Acuerdo de Copenhague de diciembre contiene el compromiso de los países desarrollados de invertir 100 mil millones de dólares en las naciones en desarrollo. No obstante, subraya, el informe del FEM, aún existe un déficit de 350 mil millones de dólares.
El informe, “llamado Inversión verde: Hacia una infraestructura de energía baja en carbono”, sugiere herramientas y 35 mecanismos de políticas que pueden fomentar diversos sectores de energía verde. Incluye la creación de laboratorios nacionales o centros de investigación, exigir a las entidades públicas el empleo de tecnologías limpias emergentes eficientes, programas para reducir el costo de los préstamos privados y mejorar la economía de los proyectos.
La FAO estimó que la agricultura de las naciones en desarrollo necesita anualmente 44 mil millones de dólares en inversiones en infraestructura y maquinaria moderna, suma pequeña en comparación con los 365 mil millones de dólares invertidos por los países ricos en 2007.
Naciones Unidas anunció la creación de un grupo asesor sobre financiamiento para el cambio climático con el objetivo de concretar las ofertas hechas en ese sentido en la reciente Cumbre de Copenhague.
El equipo tiene la tarea de llevar a la práctica propuestas dirigidas a aumentar de manera substancial el financiamiento a largo plazo de las estrategias de mitigación y adaptación de los países subdesarrollados. El secretario general de la ONU Ban Ki-Moon señaló que las fuentes para ese financiamiento serán públicas y privadas.
El grupo estará presidido por los primeros ministros de Gran Bretaña, Gordon Brown, y Etiopía, Meles Zenawi, e integrado por jefes de Estado y gobierno, representantes de bancos centrales y expertos en los campos de las finanzas públicas y desarrollo. Su composición tendrá en cuenta el equilibrio entre países industrializados y subdesarrollados y el mandato de los miembros será de 10 meses.
Al final de ese plazo la comisión deberá elaborar un informe con recomendaciones que serán presentadas a la próxima Cumbre sobre cambio climático, a celebrarse a finales de este año en México.