Por: Vladimir Orsag
Con esta grave crisis de escasez de agua que se vive últimamente en gran parte del país, viene a mi memoria los tiempos de mi niñez allá por los años 60, cuando en Quillacollo (Cochabamba), se perforaban pozos surgentes para el suministro de agua a la población y así permitir que esta accediera a este líquido vital para la vida. Sin embargo, estos pozos al ser abiertos, emanaban miles de litros día y noche sin ser aprovechados al 100%, desperdiciando así grandes cantidades de agua.
Posteriormente, luego de finalizar mis estudios universitarios y como profesional, tuve la suerte de viajar por gran parte del Altiplano durante los años 85, y ver que este sistema de pozos surgentes seguía vigente, y por lo tanto seguían desangrando a la madre tierra, sin que los técnicos y autoridades se preocupen de tomar las medidas necesarias para no desperdiciar este recurso.
Lastimosamente, desde esos tiempos, al parecer nada o poco ha cambiado en el país, en relación al escaso interés que se le da al cuidado y manejo adecuado de los RRNN y ante todo, a la falta de previsiones para su manejo sostenible. Las autoridades y técnicos en el tiempo corto que dura su gestión, prácticamente no le dan la suficiente importancia a las proyecciones sobre la oferta y demanda a mediano y largo plazo. Lastimosamente, los cargos de dirección, siguen siendo ofrecidos a los más allegados al partido gobernante, sin importar si son profesionales o especialistas en los temas de interés y tener la experiencia necesaria.
Preocupa, que los técnicos y especialistas en el tema de los RRNN, no sean invitados y convocados a ocupar estos cargos importantes y estratégicos en las instituciones públicas del estado o empresas de servicio en base a convocatorias públicas y manejadas de manera transparente, como sucede en otros países más desarrollados, aspecto que seguro hubiera ayudado a evitar o mitigar estos serios problemas.
Si bien en los últimos años el gobierno ha avanzado sustancialmente en proveer con agua para el consumo humano, animal y riego en las distintas áreas rurales del país, para que sus pobladores vivan mejor o impulsar el desarrollo agropecuario, es necesario considerar y hacerse algunas preguntas como:
- Los proyectos de agua que se están implementado últimamente, ¿son considerados dentro de una visión de cuenca? Esta situación, permitiría considerar los cambios y variaciones que se estarían dando en el tiempo y espacio de todos sus componentes naturales (agua, suelo, cobertura vegetal y otros) y a sus otros componentes como (aspectos sociales, culturales, económicos, y otros) con la debida continuidad, atención y rigurosidad. Los diferentes componentes de una cuenca, estan estrechamente relacionados entre si y por lo tanto inciden en los cambios que se dan a nivel de la oferta y demanda de este liquido vital para la vida. Una visión integral de los recursos hídricos, permitiría una producción de agua mas sostenible en el tiempo, siempre y cuando todos los actores estén involucrados y comprometidos con su manejo y protección y por otro exista una gestión adecuada y transparente de las empresas encargadas de prestar servicios.
- En el país, se sigue dando mas énfasis a la construcción de obras físicas para la captación, represamiento y conducción del agua, y no así a su gestión y manejo sostenible?
- El recurso hídrico, en la mayoría de los proyectos, al parecer solo es considerado desde el punto de su cantidad y no tanto de su calidad. Surge esta interrogante, en razón de que los informes de la UNESCO (2003), el país, está entre los 10 países del mundo con más recursos hídricos del mundo, sin embargo, en calidad de aguas estamos en el puesto 67. Estudios realizados por diferentes instituciones e investigadores, muestran que los recursos hídricos (superficiales y subterráneos en algunas subcuencas del Altiplano, Pilcomayo y Amazonas), presentan de manera natural o antrópica diferentes concentraciones de metales como el Pb, Cd, As y otros. La minería de tipo artesanal, que se practica en algunas zonas, sin las consideraciones técnicas y ambientales necesarias, está acelerando los procesos de contaminación de los recursos hídricos. Esta situación, pone en riesgo su calidad y por lo tanto limita su uso para diferentes fines (consumo humano y animal, riego y otros).
Como la gestión y la utilización de los RRNN, debe ir acompañada de una gestión ambiental adecuada, es fundamental que los proyectos de agua, partan de la información existente sobre su estado (cantidad, calidad y sus variaciones especiales y temporales) y otros. En ese sentido, últimamente algunas instituciones del gobierno, han comenzado a recopilar, evaluar, validar y centralizar la información sobre el estado de los RRNN, generada por diferentes instituciones públicas y privadas. Esta información sistematizada en una base de datos como se hace en gran parte de los países avanzados, permitiría evaluar a los especialistas y profesionales los cambios y alteraciones que están sufriendo, riesgos a los que están sometidos y así poder tomar las acciones necesarias para prevenir, mitigar, paliar o resolver diferentes problemas. Sin embargo, estos esfuerzos y otros, para ser efectivos deben considerar que estos tengan continuidad , un apoyo económico adecuado para infraestructura, equipamiento y otros, y ante todo, que se institucionalicen los cargos de los técnicos encargados de los diferentes proyectos. Lastimosamente, somos testigos, de los cambios continuos a los que están sometidos los técnicos de los diferentes programas y proyectos en los ministerios, gobernaciones y gobiernos autónomos de los municipios, asimismo, la poca importancia que se da a que estos cargos sean ocupados por profesionales idóneos y para ocupar esos cargos de responsabilidad. Esta situación, sigue perjudica la continuidad y avance de los proyectos y siempre estamos empezando de cero.
Es de conocimiento general, que a la disminución y escases de los recurso hídricos en el Altiplano y otras regiones del país, se le está atribuyendo en gran parte a los cambios climáticos que se está dando en el mundo y en el propio país, y obviando o dándole poca importancia a las causas y efectos provocadas por el mal manejo que hacemos de nuestros recursos en las diferentes regiones del país. Si bien, en los últimos años, se habla bastante del cuidado de la Pachamama, la realidad es otra. Preocupa el carácter extractivista a los que están sometidos los suelos y cobertura vegetal en gran parte del país, el poco conocimiento y respeto a su aptitud y sobre todo a su estrecha relación e incidencia que tienen sobre con el clima y producción de agua. Por otro lado, a la escasa asistencia y apoyo técnico que se le proporciona desde las diferentes esferas de gobierno para un manejo adecuado y sostenible, falta de leyes, normas y reglamentos consensuados que no permiten apoyar su manejo integral y responsable. Al mismo tiempo, el escaso o nulo control por parte de las autoridades ambientales al mal uso o daño provocado a los recursos naturales y falta de sanciones y multas adecuadas a los infractores.
Entre las actividades que están incidiendo en los últimos tiempos para que la crisis del agua se agudice en el país se debe considerar:
Ampliación de la Frontera Agrícola
La ampliación alarmante de la frontera agrícola, que se está dando en las últimas décadas en el país, con el propósito de habilitar tierras agrícolas es uno de los factores que incide en la escasez de agua. La expansión de las áreas de cultivo para productos agrícolas de exportación (soya y quinua) y entre otros la coca y pasturas para la ganadería hacia los bofedales, tolares en el Altiplano y los bosques (en el norte de La Paz, , Yungas y Oriente del país), está afectando estos ecosistemas y por lo tanto a la estabilidad del clima y al balance de la humedad en gran parte del país. La pérdida de las coberturas vegetales, afectan a la degradación y erosión de suelos, recurso fundamental en el ciclo del agua en la naturaleza en razón de que favorece la infiltración del agua de lluvia, su almacenamiento en sus capas y posteriormente la alimentación de acuíferos, vertientes o ríos).
Los bofedales del Altiplano y Bloque Oriental en el Occidente de Bolivia ( praderas naturales) que se han formado de manera natural o artificial en lugares con abundante agua, al margen de permitir la cría de ganado camélido u otros desde tiempos prehispánicos, permite la conservación del agua a nivel de microcuencas, cuencas y subcuencas y su regulación y distribución durante el año. Esto se debe a que sus suelos contienen elevados porcentajes elevados de materia orgánica, lo que permite almacenar agua (como una esponja) en grandes cantidades en la época lluviosa e ir alimentando las vertientes y ríos durante la época seca del año.
Lastimosamente este ecosistema, en algunos municipios del Occidente del país, está sufriendo cambios en su uso (ganadería intensiva por una agricultura ocasional), olvidando el manejo tradicional que le daban a estas praderas nativas por sus antepasados. Este cambio drástico del uso de la tierra, está provocando un deterioro sustancial a nivel de cobertura vegetal, suelos y otros, lo que afecta de gran manera en la perdida de sus capacidad de almacenamiento de agua, y por consiguiente disminuyendo la oferta de agua.
De la misma manera, otro problema que se está dando en el Altiplano Central y Sur de Bolivia desde hace décadas es el deterioro que están sufriendo los tolares (Esta asociación vegetal, cubría una superficie de aproximadamente 46 936 Km2 en el Sistema TDPS (lago Titicaca, río Desaguadero, lago Poopó y salar de Coipasa ), y de la misma manera en el Altiplano Sur y en las tierras altas del Bloque Oriental. En las últimas décadas, esta cobertura principalmente en el Altiplano sur y central, está sufriendo los embates del avance de la frontera agrícola para el cultivo de quinua, debido a la gran demanda que existe en el mercado internacional por este alimento con alto valor nutritivo. Esta especie, se constituye, no solo en un componente importante a nivel económico, social y cultural para los pobladores de la región, en razón de que proporciona una serie de productos y servicios a los habitantes de esta región del país, sino desde el punto de vista ambiental, en razón de que ayudan a la conservación del agua, gracias a que sus sistema radicular y materia orgánica producida ayudan a mejorar las propiedades físicas del suelo (estructura, porosidad, tasa de infiltración del agua), y por consiguiente favorecen a que el agua de lluvia pueda almacenarse en los horizonte inferiores del perfil del suelo, aumentando la disponibilidad para las plantas o alimentando los recursos hídricos subterráneos ( acuíferos o napas freáticas del subsuelo). En ese sentido, la conservación de los tolares es fundamental para incidir sobre las características hidrológicas de la cuenca. Si bien, existe una Resolución Ministerial Nro. 20 de 2004, que prohíbe el uso de la Thola y Yareta para fines industriales, estas se siguen extrayendo para tal fin, con los consiguientes problemas para el ambiente.
Por otro lado, la ampliación de la frontera agrícola para el cultivo de coca (en los Yungas y norte de La Paz), es preocupante debido su avance hacia las partes altas en las cuencas alto andinas, donde se genera el agua. Para tal efecto, se está talando y quemando los bosques en pendientes pronunciadas, provocando serios procesos de degradación y erosión de suelos, lo que favorece un mayor escurrimiento del agua (los suelos erosionados ya no tienen la misma capacidad de almacenar agua en los meses lluviosos y que alimentan a los ríos en los meses secos). Esta situación, está incidiendo para que la región presente algunos cambios en la oferta de agua y cambios en los ciclos hidrológicos de sus microcuencas y subcuencas. No debemos olvidar que los suelos del país, ya presenta serios problemas de degradación por procesos de erosión en casi la mitad de su territorio (principalmente en las zonas áridas, semiáridas y subhúmedas del pasi) en el Occidente, lo que limita la capacidad de estos para para almacenar el agua de lluvia y alimentar a las vertientes, ríos y aguas subterráneas.
Por otro lado, como el Plan del Sector Desarrollo Agropecuario y la Agenda 2025 preparadas por el gobierno nacional está orientada a fortalecer los rubros de la agricultura y ganadería, en base a ampliar en primer lugar la frontera agrícola y otras. La superficie cultivada en el país durante la gestión 2013-2014, alcanzo aproximadamente 3,2 millones y se pretende llegar hasta el 2025 a 10 millones de ha, en los próximos 10 años. Con este Plan, el gobierno pretende ampliar el cultivo de quinua de 130 000 a 410 000 ha. En el caso del trigo la superficie cultivada en esta gestión es de 102 000 ha y con este plan se proyecta extender su superficie a 602 000 ha. De la misma manera, en esta propuesta se ampliara las áreas de cultivo para el arroz, maíz, soya, papa yuca, forrajes y otros.
Si bien, esta propuesta gubernamental parece muy interesante para lograr la ansiada Soberanía Alimentaria y así cubrir las demandas de nuestros propios alimentos básicos, preocupa que para habilitar áreas de cultivos o pasturas para la ganadería, se pretenda continuar con la deforestación de grandes extensiones bajo bosque, sin conocer suficientemente la aptitud de nuestros suelos. No sería mejor que para lograr esta meta tan importante, se dé más énfasis primero a mejorar los rendimientos de los cultivos por unidad de superficie?, y luego conocer con mayor precisión la vocación y aptitud de los suelos en sus diferentes regiones para planificar de mejor manera el uso de la tierra?Estas acciones, evitarían el avance de las agricultura de manera caótica y desordenada a zonas frágiles e incidir aún más estos desequilibrios ambientales que estamos sufriendo.
Cuencas Tranfronterizas
Considerando que en el Occidente del país, existen alguna cuencas transfronterizas que compartimos con nuestros vecinos (Chile y Perú), las mismas que aportan con aguas al Altiplano boliviano, es de gran importancia que le demos más importancia para controlar y monitorear los recursos hídricos de esta cuencas que nos corresponde de acuerdo a los tratado internacionales vigentes, y así evitar las experiencias negativas que se ha tenido hace décadas con el rio Lauca, donde Chile nos ha privado de importantes caudales para el beneficio de los pobladores del Altiplano Central.
De acuerdo a la información existente, el Perú, tiene algunos proyectos orientados a incrementar los desvíos de las aguas del río Mauri (principal afluente del río Desaguadero), con el propósito de desviarlos a la costa. Estos proyectos en caso de ser ejecutados, perjudicarían de gran manera la vida en el Altiplano Central (La Paz y Oruro), afectando los bofedales que se encuentran en la parte baja alta y media de la cuenca del río Desaguadero, su biodiversidad y principalmente a la agricultura y ganadería que se practica con ayuda de estas aguas (riego). Asimismo, surge la pregunta ¿hasta qué grado esta situación en las últimas décadas ha podido afectar la catástrofe del lago Poopo? Ante esta situación, es imprescindible que el país cuente con políticas y estrategias sólidas y claras para sus aguas internacionales, para tal efecto debería también contar con una institución sólida, desde el punto de vista técnico y legal , y contar con el apoyo incondicional a nivel económico, equipos y otros, que le permita monitorear, controlar y comparar los cambios en los afluentes entrantes al territorio nacional.
Por otro lado, el crecimiento caótico de algunas ciudades del país también están incidiendo en la disminución de las vertientes y ríos, en razón de que en algunas zonas cercanas a estas, donde existen zonas de recarga, lastimosamente están siendo ocupadas cada vez más por el avance de la mancha urbana, debido a la falta de un Plan de Uso de Suelos o su incumplimiento de sus normas. situación que podría afectar las recargas de sus acuíferos, no solo en cantidad sino también en su calidad.
Lastimosamente, en el Altiplano, Trópico, Valles y Chaco, e las prácticas tradicionales, los saberes locales y principalmente el manejo integral del espacio por sus pobladores, está desapareciendo y están comenzando a predominar los intereses individuales ante los comunales. Esto implica el debilitamiento de las estructuras organizativas, condición fundamental para el manejo integral y equitativo de los recursos naturales en equilibrio con la naturaleza.
Al parecer, el proceso de cambio está siendo mal entendido o en dimensiones diferentes por sus colaboradores y principalmente por las organizaciones sociales y sus dirigentes. Ante estas situaciones ¿No sería aconsejable iniciar la campaña por la Madre Tierra también en casa? Y comenzar por ordenarla para afrontar de manera sería el avance de la degradación de nuestros recursos naturales y la menor disponibilidad de agua, que se constituyen en la base para la vida de todos los bolivianos.
Para tal efecto, es necesario comenzar a trabajar en los siguientes aspectos:
No podemos obviar las falencias que existen a nivel legal, político y estructural para el manejo de nuestros recursos, y que en muchos casos se han heredado de los gobiernos anteriores y sus políticas equivocadas. También se continúa con la falta de acciones mas coordinadas entre los diferentes Ministerios y sus Viceministerios de donde dependen estos recursos naturales y que, lastimosamente, están muy atomizados.
Aunque en el país se ha propuesto y aprobado diversas leyes como la Forestal, Medioambiente, Minería, etc., aún no contamos con un marco legal y su reglamentación respectiva para el uso y aprovechamiento de nuestros recursos de manera sostenible (por ej.: no se tiene una ley de Suelos, Agua y otros que son muy importantes).
Si bien en algunos casos se cuenta con leyes y reglamentos, estos no se cumplen o no existen los mecanismos de control y amonestación necesarios, por lo tanto se debe trabajar en disponer de mecanismos ágiles y reales que permitan penalizar a los infractores por el mal uso de los recursos.
La ampliación de la frontera agrícola de manera caótica para cultivos como la quinua en el Altiplano, coca en Yungas, caña de azúcar en el Norte de La Paz y otros, debe considerar necesariamente la aptitud de los suelos, en razón de que este recurso junto con los bosques juega un papel fundamental en el clima y generación de lluvias. Asimismo, se debe trabajar en mejorar los rendimientos de los cultivos básicos y otros, en base a una investigación sólida y seria de manera continua y apostando a la mejora a de las tecnologías de producción y mejorando los sistemas de riego tradicional, donde se riega por inundación y por consiguiente con pérdidas importante de agua.
Es necesario capacitar y conscientizar y educar a la población en el mejor uso del agua y su protección y por lo tanto generar un cambio de actitud, empezando con los niños.
Crear nuevas normas y reglamentos para que las nuevas edificaciones en las ciudades cuenten con infraestructura que permitan cosechar el agua de lluvia y su reciclaje respectivo. Asimismo, se debería incentivar como disminuir los impuestos municipales por la adecuación de los edificios a la cosecha de agua, reciclaje y otros.
Consolidar y estructurar de mejor manera a las Empresas que prestan Servicios públicos para la distribución del agua para que presten mejores servicios.
Impulsar y apoyar en uso de tecnologías limpias por la minería para impedir la contaminación de las aguas.
Institucionalizar los cargos técnicos en los Ministerios, Viceministerios, Gobernaciones y Municipios y otros, para darle la continuidad al control y seguimiento eficiente al uso adecuado de los recursos naturales.
La construcción de represas en el país, debe ir acompañada con estudios sólidos para determinar su factibilidad, sino también la oferta de agua real en estos tiempo de cambio climático. Pero principalmente el cuidado y manejo de las mismas con una visión integral de la cuenca, prohibiendo actividades de toda índole en el vaso receptor con el objeto de evitar su contaminación.
Consolidar y apoyar el control y monitoreo de los recursos naturales con instituciones sólidas y fuertes, que tengan el respaldo económico suficiente, infraestructura y equipamiento para un trabajo serio y continuo.
*Vladimir Orsag es Ing. Agrónomo, doctor en manejo de suelos, y docente de la Universidad Mayor de San Andrés.