El desarrollo del aparato estatal de nuestro país a lo largo de sus casi 200 años de conformación nos ha mostrado lo complejo de un proceso de articulación de grupos humanos pertenecientes a otras culturas y otras concepciones al de un proyecto “nacional”. Definir la relación entre el Estado –ya sea en su fase republicana desde 1825 o en su actual fase como Estado Plurinacional-, y los pueblos originarios e indígenas nos permiten identificar qué factores priman a la hora de establecer los canales de vinculación entre estos dos actores. En el caso de los pueblos originarios de los andes este proceso está mucho más claro, por lo menos hasta los años inmediatos a la disolución de los movimientos kataristas a principios de los años 90, autores como Silvia Rivera y Javier Hurtado han reconstruido gran parte de la historia de los pueblos originarios del altiplano y el proceso de ciudadanización y sindicalización provocado por la Revoluciona Nacional. Para los pueblos de tierras bajas “su entrada” al panorama de negociación estatal, es mucho más reciente, a partir de la primera marcha indígena denominada por territorio y dignidad en 1990. El periodo actual -comprendido desde las luchas populares entre el 2000 y 2005- hasta la actualidad es un proceso en el cual la verdadera relación entre los grupos indígenas originarios y el Estado queda obscurecida y confundida debido a dos factores principales. Por un lado el discurso indigenista e izquierdista que el Movimiento Al Socialismo ha venido ejerciendo desde su ingreso al poder, provoca un vaciamiento del contenido histórico y simbólico de las luchas y las reivindicaciones de los pueblos indígenas originarios, y confunde a gran parte de la población porque este discurso no coincide con la realidad material de los hechos. Por otro lado está la cooptación y el clientelismo fomentado desde el partido hacia los sindicatos y organizaciones que habían protagonizado las luchas sociales a principios del siglo XXI, y su posterior asimilación a la voz oficial.
Sin lugar a duda el tema de los pueblos indígenas originarios en el marco de su relación con el Estado ha quedado relegado como una de las discusiones a nivel nacional, ya sea por asumir erróneamente que el actual gobierno es un gobierno indígena y por lo tanto caer en un segundo error de asumir que el ciclo se acaba, es decir un fin de la historia al estilo de Fukuyama; o porque los temas de industrialización, venta energética y “desarrollo” han cobrado más importancia en la esfera de discusión nacional. Sin embargo es de suma urgencia retomar la discusión sobre la relación entre los pueblos originarios indígenas y el Estado, no solo para poder entender la verdadera situación de estos pueblos, protegidos y reconocidos en las leyes a pesar de la confusión que genera nuestra actual Constitución, sino también para entender un proceso mucho más largo entre el Sistema Mundo Capitalista y las culturas y pueblos que todavía perduran en nuestro territorio, para finalmente afirmar si el proceso político que vivimos en Bolivia actualmente es solo una continuación y profundización de este Sistema Mundo o es algo diferente.
El 18 de septiembre de este año se pudo evidenciar la presencia de pueblos indígenas en aislamiento voluntario en la provincia Iturralde al norte de La Paz. Los dirigentes de la Central de Comunidades Indígenas Tacana II Río Madre de Dios (CIDTRMD) comunicaron a las distintas instancias correspondientes tanto gubernamentales (Viceministerio de Justicia, Viceministerio de Tierra, Viceministerio de Medio Ambiénte, Defensoría del Pueblos) como a organizaciones indígenas (COICA, CPILAP, CIDOB, CEMILAB, CIPTA), el descubrimiento de indicios de la presencia de pueblos aislados o no contactados en inmediaciones de los trabajos de exploración petrolífera realizados por la empresa china BGP, específicamente en la línea sísmica #12. El hallazgo fue realizado en fecha 20 y 23 de agosto, por el monitor socio ambiéntal indígena el Sr. Javier Abaraco y la cuadrilla de avanzada #7 de la empresa BGP. Estas evidencias serían huellas humanas y ramas quebradas, indicios claros para la gente que conoce el monte y habita en territorios cercanos a estas poblaciones de la presencia de grupos humanos aislados.
Este hecho reabre el tema que habíamos señalado, y al mismo visibiliza otros problemas que afronta actualmente el territorio Boliviano, los grandes proyectos de infraestructura y producción que nos traerán el “desarrollo y el progreso” y sus efectos sobre las poblaciones humanas y nuestro medio ambiente. Tal vez en este aspecto es importante señalar que los pueblos aislados son actualmente las poblaciones humanas más sensibles a cualquier cambio en su entorno físico debido a la forma que estos tienen de relacionarse con su medio. Es debido a este reciente hecho que vemos importante aclarar aspectos tanto culturales e históricos de estos pueblos para comprender mejor su situación, y también aspectos económicos y políticos para entenderlos procesos que envuelven a estos pueblos y así frenar el continuo avasallamiento de proyectos de infraestructura sobre el territorio nacional.
¿Quiénes y por qué? Una breve historia de los pueblos aislados de Bolivia
Un principal aspecto a entender de los pueblos aislados en Bolivia y de la cuenca amazónica en general, es que estos no se encuentran aislados o no tienen contacto porque “el hombre blanco” no haya llegado antes a su territorio, tampoco porque estos se encuentren protegidos en míticos refugios naturales que les hayan permitido sobrevivir aislados hasta el presente. Por el contrario estos son pueblos en aislamiento “voluntario”, que han sufrido distintos procesos de migración y persecución y hasta intentos de exterminio que finalmente provocaron su aislamiento. Rodolfo Stavenhagen, sociólogo y miembro especialista sobre pueblos aislados en las Naciones Unidas explica y enfatiza esta problemática desde un aspecto más contemporáneo.
“Contrariamente a la imagen difundida por algunos medios de comunicación, estos grupos, no son los pobladores primogénitos ‘aun no contactados por la civilización’, sino poblaciones que huyen desde hace generaciones de contactos que para ellos han sido extremadamente violentos y mortíferos, y que les han llevado a refugiarse en las selvas. Muchas de estas comunidades se encuentran ahora al borde de lo que algunos califican de genocidio debido a la explotación del petróleo, la extracción de madera, la introducción de plantaciones comerciales extensivas, la construcción de obras de infraestructura, la actividad misionera, el narcotráfico y el turismo internacional”[1]
Como pudimos ver el informe comunicado por el CIDTRMD nos muestra la presencia de intereses petroleros bajo la iniciativa estatal que están trabajando en esta región. Sin embargo no es el primer avance extractivo en la región, de hecho los intereses petroleros en la Amazonía boliviana son relativamente contemporáneos.
Para entender las migraciones y presiones a las que se vieron sometidos estos pueblos hay que remontarnos al primer gran contacto de la región con la economía mundo, el auge de la goma. Cabe aclarar que el auge de la goma no está directamente vinculado con todos los actuales pueblos aislados de Bolivia, sino solo con aquellos que se encuentran en la Amazonía Bolivia en los departamentos de La Paz, Beni y Pando. Las evidencias encontradas por el grupo de trabajo de la empresa BGP se encuentran en un área que históricamente ha estado vinculada al auge de la goma cercana a la desembocadura del río Heath y el río Madre de Dios, es por esto que este análisis histórico cobra importancia.
Es recién a partir de la explotación de la goma, que muchos pueblos indígenas entre ellos Ese Ejjas, Araonas, Toromonas, Pacahuaras y Caripunas, tuvieron un primer contacto con el Sistema Mundo, es decir con una forma de producción especifica que estructura una división del trabajo que abarca grandes regiones del planeta. Este es tal vez el choque más grande para los pueblos de la región debido a que sus territorios, a partir del ingreso de la economía mundo capitalista, son usados, comprados, vendidos, arrendados, y a la vez los mismos pueblos son expulsados y vistos como una fuente de mano de obra. Estos grupos se caracterizaron por no haber pertenecido a las misiones ni Jesuitas ni Franciscanas, por lo que nunca llegaron a formar parte del Estado Republicano de 1825 y simplemente se consideraron bárbaros. Muestra de esta visión se encuentra en el decreto sobre uso de tierras en la región en 1878: “Por Decreto Supremo de 23 de febrero de 1878 se concede una legua cuadrada de terreno en las márgenes de los ríos Inambary, Madre de Dios, Purús y otros del Oriente, a cada uno de los exploradores que con sus propios medios lograsen adquirir terrenos ocupados por los ‘bárbaros’”[2]. Este decreto sintetiza el imaginario respecto a la Amazonia, un gran desierto ocupado por bárbaros o salvajes que tenían que ser civilizados, esta labor provendría de la mano de los caucheros quienes afirmaban su lucha contra la barbería en nombre del cristianismo y la civilización.
El periódico “La Gaceta del Norte” de Riberalta del periodo que comprende entre 1887 y 1925 se encuentra lleno de metáforas y afirmaciones sobre el impulso de la civilización. Por ejemplo en 1887 el periódico señalaba como se veía la cada vez más grande industria de la goma, frente a la forma de vida indígena:
“El movimiento progresivo que de pocos años acá se deja sentir en la industria y comercio de este privilegiado Departamento, ocasiona diariamente trastornos que llevan impresa una misma fisionomía. Es la lucha de la vida febril de la civilización contra la inercia de la vida vegetativa; la actividad inteligente del colono contra la indolencia soporífica del indígena; -el pedido avasallando la oferta”[3]
La amazonia era un espacio vacío propio a ser colonizado en el imaginario del siglo XIX, y esto se lograría “gracias al impulso patriótico” de los nuevos colonizadores, ya que reclamaban un espacio “vacío”, un “desierto” para la patria, para la nación.
Esta mentalidad y este imaginario condicionarían la forma de relacionarse con las poblaciones indígenas. Los factores que afectaron con mayor intensidad a los pueblos indígenas fueron, por un lado las enfermedades traídas por los nuevos colonos de los ríos amazónicos, y por el otro lado la búsqueda de su exterminio físico. Este último aspecto está ampliamente documentado tanto en los diarios de exploradores y de viajeros como P.H. Fawcett, o como el mismo padre Nicolás Armentia, y también en los periódicos de la región que corresponde a la época.
Uno de los pueblos más temidos por su supuesta belicosidad eran los Guarayos o Ese Ejjas. Este grupo indígena que habitaba el río Madidi, Heath, Madre de Dios, Beni y Tambopata era considerado un grupo agresivo, y debido a esto se realizaban cacerías destinadas a acabar con absolutamente cada uno de sus miembros. Por ejemplo la Gaceta del Norte en 1893 señala la expedición punitiva debido a tres muertes que habrían provocado los Ese Ejjas a cargo del Sr. Mouton:
“Por lo pronto la misión del Coronel Muñoz va a estar facilitada por el buen éxito que hemos tenido, y me alegro de poder comunicarle que el día 13 a las tres de la tarde, hemos alcanzado a los bárbaros, y gracias al buen ánimo de todos nuestros peones y amigos, hemos derrotado matando entre 50 y 60 individuos entre hombres (23) mujeres, muchachos y criaturas; los últimos han perecido ahogados en el río. Según hemos visto, no han escapado más de 2/3 de hombres y diez muchachos y mujeres, todos mal armados y sin refuerzo- en estas condiciones pero solo en éstas, es posible hacer la exploración proyectada…”[4]
Percy Fawcett asegura que “Las incursiones contra los salvajes, encaminadas a capturar esclavos, constituían una práctica habitual, La idea imperante de que el “bárbaro” no era mejor que un animal salvaje explicaba muchas de las atrocidades perpetradas contra aquél por los degenerados que eran los jefes de barracas”[5]. Más tarde Fawcett desmentiría estas apreciaciones específicamente aquellas referentes al grupo Esse Ejja, gracias a un encuentro que tuvo en el río Heath con una población Ese Ejja. Sin lugar a duda el grupo Esse Ejja era un grupo que se defendía, y que atacaba constantemente barracas gomeras, otros grupos como los Pacahuaras y los Caripunas también se defendían. El mismo periódico la Gaceta del Norte indica y señala la procedencia de la violencia indígena en contra de los gomeros: “la tenacidad de los especuladores ha despertado al fin el odio y rencor de los pacíficos salvajes, que ya han tomado sus dardos para defender su propiedad y sus hijos. ¡Que resistencia tan justa!”[6]. Evidentemente esta posición que reconocía la defensa indígena por los abusos cometidos coincide con la paulatina profundización de la economía gomera, que implicó la expansión de las barracas gomeras por toda la amazonía, dejando cada vez menos territorio para los pueblos. Sin embargo con el tiempo el discurso viraría y de la defensa indígena por su propiedad y sus hijos se pasaría a un discurso de guerra de razas que justifica la extrema violencia usada por los gomeros en contra de estos pueblos.
Es evidente que existe una deuda para con la historia de nuestro país y la historia de estos pueblos. En estas breves páginas no buscan más que llamar la atención, y resaltar la importancia de entender estos procesos históricos para no caer en una visión corta y descontextualizada de los actuales pueblos indígenas y pueblos aislados en Bolivia. Al auge de la goma le seguirían la exportación de la castaña -que continúa hasta el día de hoy- y el ingreso del Instituto Lingüístico de Verano y la Misión Nuevas Tribus, procesos que forman parte de la historia de los pueblos indígenas de la Amazonía. El pueblo Ese Ejja, uno de los que más sufrió los efectos del auge de la goma está actualmente asentado en distintas comunidades como veremos más adelante, sin embargo hay grupos de este pueblo que se encuentrarían en aislamiento, los mismos que serían los que recorren la región donde actualmente se realizan las líneas sísmicas y este grupo podría ser el que dejó las evidencias encontradas.
El presente: Pueblos Aislados
El investigador Álvaro Díez Astete ha participado activamente en la identificación y protección de estos pueblos desde el Seminario Regional sobre Pueblos Aislados en Santa Cruz el 2006. El año 2011 Astete señaló la existencia de 10 poblaciones en aislamiento voluntario o forzoso, “que por diversos motivos huyen al contacto desigual y desventajoso de la civilización”[7]. De estos diez pueblos en aislamiento los Toromonas en el Parque nacional y área de manejo integrado (PANANMI) Madidi, los Ayoreo del Parque Kaa Iya y los Yuquis en la TCO Yuquis son los únicos que se encuentran en remoto aislamiento absoluto, por el otro lado los otros pueblos son segmentos de otras etnias conocidas y de contacto con la sociedad. Es importante señalar que probablemente estos sean pequeños grupos de unas cuantas familias, por lo que es importante conocer el territorio por donde estos se movilizan, y los peligros de etnocidio a los que se ven expuestos, y actualmente también se hace evidente la necesidad de evidenciar los riesgos por proyectos de desarrollo en la región, como se hizo evidente con la exploración sísmica en la TCO Tacana II.
Los pueblos en posible aislamiento serian:
1.- Toromona.- En aislamiento total dentro del Parque Nacional Madidi. Zona de reserva absoluta Toromona, ríos Colorado y Enhajehua, muncipio Ixiamas.
2.-Araonas.- Autoseparados, ubicados en la región del río Manurimi, cerca del Alto Manupare, en la provincia Ixiamas.
3.-Ese Ejja.- Aislados intermitentes, ubicados en la desembocadura del río Heath, en la frontera binacional Perú-Bolivia, localidad de Sonene (Perú) y margen derecha del río Heath (Bolivia) También el municipio de Ixiamas
4.- Mosetene.- Aislados intermitentes, ubicados dentro del Territorio Indígena y Reserva de la Biosfera Pilón Lajas. Ríos Pariquia y Suapi, sobre el río Quiquibey, municipio de Palos Blancos.
5.- Chimanes.- Aislados intermitentes, también en Pilón Lajas, sobre el río San Luis afluente del Quiquibey. Y sobre el río Pachena Municipio San Borja.
6.- Ayoreo.- En aislamiento total, en el PANANMI Kaa Iya del Gran Chaco, municipio de Charagua.
7.- Yuqui.- Aislamiento no confirmado, en la Reserva Forestal El Chore, en los ríos Chore y Víbora, municipio de Yapacani
8.- Pacahuara.- Aislamiento no confirmado, en el arroyo Cuyivin, entre el río Pacahuara y Negro, municipio de Nuevo Manoa.
9.- Yora(Ese Ejja).- Arroyo Biyuyo, municipio Arroyo Grande en el departamento de Pando, provincia Manuripi.
10.- Yuracaré.- Aislados intermitentes, en la provincia Carrasco del departamento de Cochabamba, aislados intermitentes, el río Chapare, municipio de Chimoré.
11.- Yuqui.- Aislados intermitentes, en la provincia Carrasco, en el río Usehuta, municipio Puerto Villaroel.
12.-Chacobo.- Autoseparados de la TCO, en la provincia Vaca Díez, del departamento del Beni, dentro de la TCO Chacobo-Pacahuara, municipio de Riberalta.[8]
Ese Ejjas en la línea sísmica.
Como se puede observar el territorio donde está evidenciada la presencia de pueblos aislados Ese Ejja coincide con el territorio de exploración petrolera y es de dónde provino el informe emitido por la Central Indígena de la TCO Tacana II, un espacio que desde el 2006 está siendo reclamado como el espacio de ocupación y uso ancestral Ese Ejja. La mayor parte de la población Ese Ejja se encuentra actualmente asentada en distintas comunidades y muy separadas entre sí. Esto se debió principalmente a la desestructuración del pueblo a causa del auge de la goma y la posterior entrada de los grupos misioneros del siglo XX, la conformación de la misión del Lago Valencia (1930-1945) cerca a Puerto Maldonado a cargo de los Dominicos en Perú, y la Misión de Portachuelo en Bolivia desde los 60 a cargo del ILV.
Actualmente la población Ese Ejja se encuentra parte en Perú, en las comunidades de Infierno, Palma Real y Sonene; y en Bolivia. En nuestro país el mayor problema para la organización en defensa de sus derechos es la gran dispersión de los núcleos poblacionales, que se ubican en el departamento de Pando, en las comunidades de Portachuelo y Villanueva, de Genechiquía y Las Amalias ubicadas en el Bajo río Madre de Dios y el río Orthon; como también en el Departamento de La Paz en la comunidad Eyeyo Quibo. Astete señala también la existencia de una población río arriba de Rurrenabaque, la población de El Bala y otra río abajo llamada Capaina. El mismo autor señala que la situación de extrema pobreza en la que se encuentra este pueblo se debe a que esta no posee tierra para sus cultivos. Villanueva posee actualmente 574, 20 ha, compradas por el ILV en junio de 1974. Portachuelo Alto con 210 ha, los títulos de propiedad se encontraban a nombre de un miembro del ILV con fecha de 1968; Portachuelo Bajo con 219 ha, también producto de la compra de tierras del ILV en 1970. Las poblaciones de Bala y Copaina no poseen tierra alguna.[9]
Debido a la problemática de la separación física de distintos grupos Ese Ejjas-tanto dentro del mismo territorio nacional a causa de la frontera internacional-, junto al serio problema de tierras que afecta a las poblaciones Ese Ejjas en Bolivia, la Federación Nativa del Río Madre de Dios y Afluentes (FENAMAD) del Perú inicio un trabajo de documentación de las áreas de ocupación y uso ancestral el año 2003. Paulatinamente esto llevó a la propuesta de unificación territorial del Bajo Heath y a una serie de encuentros de la población Ese Ejja para reivindicar y reclamar un territorio en el lado Boliviano del río Heath que permita al pueblo su unificación. Sin embargo este proceso que comenzó el año 2006 todavía no ve resultado.
Como vimos, Astete señala en la confluencia del río Heath con el río Madre de Dios la presencia de pueblos aislados de origen Ese Ejja. El proceso de reivindicación territorial del pueblo Ese Ejja nos muestra por un lado el grave proceso de adaptación al modelo nacional que implica el contacto, ya sea a través de las misiones o a través del trabajo, proceso que implica la separación de pueblos por fronteras internacionales y la inserción social a la nación en extremas condiciones de pobreza. No es extraño entonces pensar que la mejor opción para muchas comunidades sea el aislamiento forzoso. Además es importante reconocer que al ser este un espacio que después del auge de la goma fue relativamente dejado de lado hasta las recientes exploraciones petroleras, se había convertido en un espacio de refugio que coincide con el área histórica del pueblo Ese Ejja.
Queda claro entonces que las evidencias encontradas en la línea sísmica #12 este pasado 20 y 23 de agosto, apuntan al pueblo indígena Ese Ejja, debido a las investigaciones previas que ya señalaban la presencia de este pueblo en la región y el largo proceso de reivindicación territorial del pueblo Ese Ejja que si está en contacto. Sin embargo este encuentro con pueblos aislados nos permite reflexionar respecto a la delimitación de las áreas de TCOs y las actividades que se llevan a cabo en su interior, también respecto a los espacios de ocupación que tiene algunos pueblos aislados que viven fuera de cualquier área protegida legalmente. El pueblo Ese Ejja no ha logrado que se le reconozca esta región como una nueva TCO, y actualmente este pueblo aislado se encuentra fuera de cualquier zona que proteja sus derechos y frente a los avances de intereses económicos.
Conclusión
Los pueblos aislados actualmente y tal vez con mayor fuerza que el año 2006 –cuando se comenzó a tratar el tema de estos pueblos a nivel nacional- se encuentran actualmente amenazados por intereses económicos. Ya sea por el avance de la frontera agrícola como en la región del Chapare, como por la explotación hidrocarburifera y las concesiones mineras en el Norte de La Paz; y los proyectos de mega represas en el río Beni y en el Madera, se ven afectados directamente por la pérdida de las condiciones necesarias para su subsistencia. A su vez poner en riesgo el territorio que les permite su reproducción como cultura implica también la paulatina destrucción de la Amazonía continental, en la cual cada día se hace más evidente una crisis ambiental.
A pesar del Art. 31 y la ley 450 de protección a los pueblos indígenas, se hace evidente que el interés no está del lado de los pueblos sino de los ingresos económicos, una muestra de la posición del Estado frente a los pueblos son las concesiones petrolíferas y mineras dentro de la Zona de Reserva Absoluta Toromona, al igual que el discurso del ex-viceministro de hidrocarburos de Desarrollo energético Franklin Molina Ortiz el año 2013 , que en el marco de las dificultades que enfrentaba el estado en ese momento por la aplicación de las consultas previas afirmaba, que el desarrollo del país es ‘responsabilidad conjunta’ que involucra tanto al Estado, que debe asumir su tarea de llevar adelante una política energética agresiva basada en una campaña igualmente agresiva de exploración, y también a las comunidades donde se desarrollan los proyectos , que en su criterio ‘deben poner su grano de arena’[10].
A la hora de dialogar con los pueblos indígenas no podemos “negociar”. La vida en sí y el derecho de reproducir las formas de ésta es un derecho humano básico que no necesita estar escrito en ninguna Constitución Política.
El “granito de arena” debería ser un aporte del Sistema Mundo Capitalista en el cual nuestro país se encuentra inserto para evitar no solo desaparición de los pueblos aislados sino, la desaparición del mismo territorio donde se reproduce este Sistema, el planeta.
Finalmente la relación entre los pueblos indígenas y el Estado no parece haber cambiado en los últimos años respecto a la tendencia histórica de los últimos siglos, las formas culturales ajenas a la forma impuesta por el Sistema y su maquinaria de consumo son trabas para el “desarrollo” de los Estados. Si antes se lo hacía en nombre del progreso y la civilización, ahora se lo hace en nombre del desarrollo.
[1] Stavenhagen,R. Los pueblos Indígenas y sus Derechos, en: Álvaro Díez Astete. Compendio de etnias indígenas y eco regiones: Amazonía, Oriente y Chaco. CESA. La Paz. 2011.p 503
[2] María del Pilar Gamarra Téllez. Amazonía norte de Bolivia Economía Gomera 1870-1940. CIMA. La Paz. 2004. p 66
[3] La Gaceta del Norte, Noviembre 20 de 1887, Año 1, N° 5, p 1
[4] La Gaceta del Norte, Octubre 30 de 1893,Año 7, N° 28 p 4
[5] P.H. Fawcett. A través de la selva amazónica. La increíble aventura del explorador que inspiró el personaje de Indiana Jones. B.S.A. Bailén. 2003. P 79
[6] La Gaceta del Norte, Marzo 9 de 1888, Año 2, N° 9,p 2
[7] Álvaro Díez Astete. Compendio de etnias indígenas y eco regiones: Amazonía, Oriente y Chaco. CESA. La Paz. 2011. p 502.
[8] Ibíd. p 503
[9] Ibíd. p 90
[10] Redacción Central. San Antonio Acercamiento por la exploración en Energy Press N° 641, Del 8 al 214 de abril 2013. Pág. 8
Por: José Octavio Orsag – Colectivo En Primera Persona