Como consumidores, debemos comenzar a identificar espacios de discusión e involucrarnos en la construcción de una ley del consumidor sobre alimentos, aunque todo derecho del consumidor será localmente regulado, según lo establecido en las competencias exclusivas para las autonomías. Así que el trabajo en los departamentos, municipios y autonomías indígenas debe empezar a demarcar criterios y prioridades en la materia, sobre todo en aquellas regiones en que se votó por la autonomía.
Un tema que el consumidor no debe olvidar es el suministro, el abastecimiento de alimentos naturales o transformados en el mercado local, donde el consumidor aplicará su derecho a elegir el tipo de productos convenientes para su salud y nutrición diaria. Para tal decisión, deberá estar informado y educado sobre las bondades de los alimentos, cuáles debe elegir, incluso la pirámide dietética deseable; por cuál tipo de productos transformados optar y conocer sus posibles consecuencias y frecuencias. Por tanto, necesitamos que el Estado garantice la información y educación al consumidor y que en el mercado local se genere la existencia de productos locales, tradicionales, naturalmente producidos y, entre los transformados, fundamentalmente los hechos en Bolivia y después los importados.
Esto implicará que también impulsemos el fomento a la producción diversificada en todas partes de nuestro territorio, desde la Amazonía y llanos hasta los valles y el altiplano; además, estimular la producción de agrupaciones campesinas en cada localidad, emprendimientos productivos, microempresarios y otros que generen empleo local a largo plazo; rescatemos las capacidades y conocimientos productivos y potenciemos nuestra capacidad de auto abastecimiento alimentario, de superación nutricional de la población y de erradicación del hambre y desempleo.
Se debe tener cuidado con las agriculturas y pecuarias intensivas, métodos que implican productividad acelerada a gran escala, que pueden llevar al uso de paquetes de pesticidas altamente contaminantes e insalubres para el consumo y la utilización de hormonas de crecimiento en los animales que son utilizados para la alimentación humana.
Para empezar, el consumidor de alimentos debe estar consciente del alcance de su derecho humano a la alimentación, de los intereses económicos, sociales y ambientales que implica y de la importancia de su regulación en esta macrosociedad globalizada.
*Es vicepresidenta de FOBOMADE y coordinadora del Equipo Técnico Legal.