15 Sep
2015

Buscando Ayavirezano. Nuevos datos sobre la historia de Apolobamba

Vera Tyuleneva, historiadora y antropóloga que desde hace varios años viene a investigar en Bolivia desde el Cusco, suma este trabajo a su saga de estudios sobre importantes aspectos etnohistóricos concernientes a la relación que tuvieron los Andes con la Amazonía, en el territorio actualmente boliviano. Uno de esos delicados temas es el de la búsqueda del Paitití, como realidad física, histórica y mitológica (Tyuleneva, 2003, 2006, 2010, 2011)[1]; otro, como el presente, es el de la investigación acerca de las relaciones que tuvo el incario y el mundo andino con la Amazonía y sus pueblos originarios, antes de la invasión española -destacándose la necesidad de establecer evidencias físicas e inmateriales  (caminos y rutas, sitios y asentamientos, restos culturales, tradición oral) de esa conexión- y en consecuencia la comprensión de las acciones tempranas de los conquistadores españoles en ese escenario.

Ambos temas están fuertemente vinculados en la perspectiva general de la autora, que así une su aporte al creciente interés de importantes investigadores por establecer las diferentes realidades y vicisitudes culturales y políticas de la expansión del Estado andino incaico hacia las tierras bajas.

En efecto, distintos autores aunque no los suficientes por la vastedad de la empresa, han venido trabajando en los últimos tiempos con singular denuedo y resultados reveladores sobre el problema de las relaciones entre las tierras alto-andinas y las tierras amazónicas, en lo que se concebiría como la “expansión del imperio incaico hacia el oriente” (permítasenos nombrar algunos de ellos: Levillier, 1976; Saignes, 1981, 1985, 1986; Renard-Casevitz et al, 1988; Pärssinen y Siiriäinen,2003; Deyermenjian, 2011; Wasinger, 2011; Ibáñez Bonillo, 2011; Combés, 2012). La mayor parte de las fuentes utilizadas por estos autores sonCrónicas Relaciones coloniales y otras piezas documentales de valor historiográfico; sin embargo y quiero decirlo de entrada, pocos o quien sabe ninguno, a pesar de haber encontrado datos de importancia etnohistórica fundamentales, ha incursionado como lo ha hecho Vera Tyuleneva en la utilización de una metodología de campo combinando diversas áreas de conocimiento: la geografía, la historia, la arqueología y la cartografía.

En Buscando Ayavirezamo: nuevos datos sobre la historia de Apolobamba, Tyuleneva realiza una exploración geográfico-histórica, con una prospección arqueológica, de lo que podría considerarse uno de los eslabones perdidos del ingreso andino prehispánico a las tierras de los “Antis” o Chunchos. La autora presenta su trabajo señalando que:

Una de las vías que conectaban estas dos regiones en los tiempos prehispánicos, pasaba por los territorios históricamente conocidos como Apolobamba o Caupolicán, en la actualidad provincias Franz Tamayo e Iturralde en el norte del departamento de La Paz, Bolivia. Aparentemente, la ruta fue intensamente explotada en la época inca y servía como arteria de penetración imperial hacia las tierras bajas. Si bien, la mayor parte de este camino (o sistema de caminos) fue documentada en los años recientes (ver Avilés, 2010), quedaba prácticamente sin registro un tramo de crucial importancia, pues precisamente este tramo marca la transición entre las últimas vertientes andinas y las llanuras tropicales. Es el camino entre el pueblo de Apolo y la comunidad de San José de Uchupiamonas (itálica nuestra).

El libro está conformado por dos partes: (I) “El camino Inca de Apolo a San José de Uchupiamonas y el sitio arqueológico de Cotasacha” y (II) “La epopeya de un fracaso: la Expedición a los Chunchos de Pedro Anzúrez de Camporredondo”. La primera parte constituye la formulación de las razones y observaciones que impulsan a la exploración de este camino que por primera vez se realiza científicamente, con Tyuleneva como directora del proyecto y su equipo de investigación. En la segunda parte del libro, a la vez que se ha confirmado la existencia física de este tramo del camino incaico desconocido hasta hoy como tal, se presenta la revivificación de  la expedición que hiciera Peranzúrez por la misma ruta en busca del Paititi en 1538-1539, protagonizando una experiencia histórica terrible en su recorrido, hace más de 450 años; la discusión histórica a que da lugar este hecho en sí mismo trascendente, unifica en la voz de Tyuleneva ambos estudios –el geográfico de campo y el historiográfico- para superar definitivamente la mera reconstrucción ideal de la entrada de los españoles a estas tierras de Apolobamba (o Caupolicán).

La metodología de la autora, en tanto estudiosa de la cultura andina que está  “profundamente anclada en su medio natural y especialmente en el tema de relaciones inter-regionales”, se ha nutrido con la inspiración del propugnador de la geografía histórica, Carl O. Sauer (1941), cuando este dice que la geografía histórica sale de los archivos y bibliotecas y exige “un exhaustivo trabajo de campo, donde uno de los primeros pasos es la capacidad de leer los documentos en el paisaje”. Vera Tyuleneva, al emplear esta metodología, lo hace consciente de que como historiadora (léase etnohistoriadora) abordará aspectos que normalmente están reservados a la arqueología, y lo hará sin pretender ninguna intervención física ni menos invasiva en el terreno de las investigaciones (excavaciones, limpiezas de sitios o recolección de material de superficie, por ejemplo), y antes bien, se cuida de concebir su trabajo de campo en la geografía histórica que nos ocupa como limitado “al registro gráfico y fotográfico, a las mediciones cuando sean necesarias, a las descripciones verbales y a la localización de los hitos importantes en el mapa”, que ciertamente son abundantes y referidos muy cuidadosamente (16 mapas y 39 ilustraciones).

Por otro lado, el aparato crítico histórico que precede y envuelve a esta exploración, apoyado por 15 Anexos historiográficos, casi todos de la colonia temprana, hace que las evidencias arqueológicas y geográficas no sólo queden naturalmente integradas a sus conclusiones, sino que se conviertan en parte esencial de ellas.

Aquí pues, no cabe más que presentar una idea general de este libro desafiante, con un breve resumen de los textos que Vera, con un estilo elegante y precisión ejemplar entrega ahora al proceso de la antropología andino-amazónica, entendida esta en el sentido más amplio de su profundidad temporal.

La primera parte: El camino Inca de Apolo a San José de Uchupiamonas y el sitio arqueológico de Cotasacha.

La primera parte de la obra se compone de:

a) Una contextualización histórico-geográfica de los dos puntos extremos de la ruta estudiada: Apolo y San José de Uchupiamonas en sus diversas fundaciones misionales y traslados como pueblos en la época colonial y su comparación con su situación actual; en ese contexto se lee el posible carácter de la composición étnica de la región en los tiempos de aquellas primeras fundaciones españolas y su derivación étnica actual.

b) Este corpus contextual se enriquece, justifica y sostiene la hipótesis de la existencia real de esta parte referida a Ayavirezamo y el Camino del Inca, a partir del examen sistematizado interpretativamente, uno a uno, de sus Antecedentes arqueológicos, históricos (coloniales), cartográficos y etnográficos, lo que comporta en cada caso un breve pero riguroso examen de documentación, probabilidades, hechos, evidencias y preguntas cardinales, y una visión crítica de situaciones mostradas por otros viajeros y exploradores y respuestas planteadas por otros autores.

c) En un tercer momento ya está la materia misma del objetivo de la parte primera del libro: la búsqueda y encuentro de Ayavirezamo (que se materializa como el Sitio de Cotasacha), para lo cual previamente la autora hizo una recolección de información de datos sobre cinco sitios arqueológicos de “los alrededores de Apolo”, cuya descripción es otro aporte para ulteriores estudios técnicos: se trata de los sitios de Misarumiyoc, el Mirador del Inca, Machu Cruz, Machúa y Cuchiwani-Peñalito. Luego de esta prospección circundante, se inicia el viaje por el camino Apolo – San José de Uchupiamonas (que duró 11 jornadas entre el 20 y 30 de septiembre de 2013). Vera nos indica que: “En línea recta, entre Apolo y San José hay 69 kilómetros. Si se lleva la cuenta desde la comunidad de Machúa, el último punto de la carretera del que salimos, la distancia se reduce a 61 kilómetros. Siguiendo la ruta, se puede estimar una cifra aproximadamente doble: alrededor de 120 kilómetros”.

-El recuento del viaje día por día hasta la llegada a San José de Uchupiamonas, provee la información in situ a medida que se va mostrando por primera vez a los ojos del investigador, y eso trasunta en el trabajo la genuina emoción de los verdaderos descubrimientos, por más solitarios que sean como en este caso, o tal vez por eso mismo. Es al tercer día del viaje que se da con el sitio de Cotasacha, excelentemente registrado, del cual Tyuleneva dirá:

Por el momento, se podría reafirmar la suposición que Cotasacha no es otro que Ayavire-zamo, pues su ubicación coincide con exactitud con la  que indican los documentos y con la que fue sugerida por Thierry Saignes. Una corrección: Saignes creía que Ayavire-zamo era un centro administrativo inca de considerables dimensiones, pero lo que encontramos en Cotasacha fue un sitio de escala menor (al menos hasta donde se puede juzgar por tan pocos datos), más parecido a un punto fortificado, acorde con  los patrones de otras fortalezas periféricas del estado inca.

-Son igualmente necesarias y esclarecedoras las preguntas y posibles respuestas que hace la autora sobre el contexto de la infraestructura prehispánica de la zona, en el camino Apolo – San José de Uchupiamonas, cuestiones como cuál pudo haber sido el sentido y la función del camino del inca en un lugar tan alejado de los centros imperiales; o qué función podía tener aquí el sitio fortificado de Cotasacha (Ayavirezamo), para poder compararla con las otras dos fortalezas incas conocidas en la Amazonía boliviana: la de Ixiamas en la provincia Iturralde de La Paz y la de Las Piedras en la provincia Madre de Dios de Pando, a 10 km de Riberalta cruzando el río Beni.

d) Al finalizar esta primera parte del libro, encontramos la contundente denuncia de Vera Tyuleneva sobre el estado de abandono jurídico-legal para el mantenimiento y conservación, tanto del camino del Inca como de los sitios arqueológicos de la región, los cuales están deteriorándose y desapareciendo irremisiblemente por siglos de sufrir principalmente los embates de los factores naturales, pero también por efecto de la depredación humana, como el caso de excavaciones de saqueo recientes en las proximidades de Cotasacha, que la autora y su equipo constataron como denuncias de los pobladores comunarios. Al final de su riquísima contribución, Vera no puede menos que lamentarse afirmando que: “No hay mayores esperanzas de que se tomen medidas al respecto. Ni el camino ni el sitio arqueológico representan un gran espectáculo turístico y pueden ser considerados como un buen objeto de inversión (…) Las chances de que las instituciones estatales bolivianas tomen algún interés en la suerte del camino Apolo-San José y de Cotasacha, son prácticamente nulas. Lo único que pretende lograr el presente estudio es dejar la constancia de su estado actual y contribuir a su interpretación histórica”.

***

Creo pertinente agregar aquí un hecho de importancia cultural mundial, que se relaciona con el tema de nuestro libro prologado. En la década del 2000 (2003) la UNESCO empezó a promover  estudios y encuentros de especialistas de Perú, Bolivia, Ecuador, Argentina, Chile y Colombia, en el marco de lograr la nominación de “Los Caminos del Inca” o Qhapaq Ñan como Patrimonio de la Humanidad. La Convención para la Protección del Patrimonio Mundial, Natural y Cultural de las Naciones Unidas se había firmado en 1972 y constituyó un hecho inédito que seis países se unieran durante más de diez años para consolidar el expediente de postulación que culminó en la 38ª Sesión del Comité de Patrimonio Mundial (Doha, Qatar, el 22 de junio de 2014) en la que el \»Sistema Vial Andino Qhapaq Ñan\» fue incluido en la Lista de Patrimonio Mundial de la UNESCO.

Sobre el tema se conocen hasta hoy como estudios de autores bolivianos, los trabajos: La Red Vial Prehispánica en Bolivia de José Estévez Castillo (2005)[2] y Qhapaq Ñan: Caminos Sagrados de los Inkas de Sonia Avilés Loayza (2008)[3]. También para este propósito el de Vera Tyuleneva viene a formar parte de ese conjunto de documentos, aunque el suyo revela un eslabón que se desconocía en el camino del inca hacia las llanuras y selvas amazónicas.

La segunda parte: La epopeya de un fracaso: la Expedición a los Chunchos de Pedro Anzúrez de Camporredondo.

La segunda parte de este libro examina una de esas expediciones, la de Pedro Anzúrez de Camporredondo (Peranzúrez), que se produjo en el contexto de la guerra civil entre españoles pizarristas y almagristas. Desde la colonia temprana se emprendieron diferentes expediciones militares españolas (y como en el caso de Pedro Anzúrez además con un evidente propósito poblacional) que tuvieron como puntos de partida el Cusco, Santa Cruz de la Sierra y Cochabamba y como meta las imaginarias tierras del Paititi, las “tierras ricas” ingentes de oro, territorialmente situadas en la Amazonía y particularmente en la subregión de pie de monte que, en lo que hace a nuestro país, corresponde a las cuencas de los ríos Madre de Dios y Beni. Uno de esos territorios o “provincias” fue la región de Apolobamba o Caupolicán.

Considerando que sobre esta expedición existen algunos pocos estudios serios y bien fundamentados, en el de Tyuleneva se ensaya una reconstrucción histórica-geográfica diferente, en cuanto ella ha agregado a ese interés la preocupación por definir la exactitud de las  toponimias de los asentamientos humanos, cerros, montañas y ríos, en el terreno, para validar más aún la re-lectura interpretativa de las fuentes coloniales, en otros casos mal o superficialmente tratadas.

Dejamos al lector incursionar con la autora en la selva de la reconstrucción de las rutas de esta expedición de Peranzúrez, y en los sucesos trágicos que la aniquilaron, justamente allí en “Ayavirezamo, un pequeño centro periférico inca, ubicado sobre una ruta secundaria”, que sin duda termina siendo el hito geográfico clave de esta parte de la historia colonial y de su ya indudable importancia arqueológica. Según Vera “la cuestión crucial sería conocer mejor la situación en el contexto del periodo inca”, lo cual finalmente le da pie para formular una serie de preguntas ofrecidas a la reflexión histórica y arqueológica sobre el inmenso trasfondo que alberga aún esa Apolobamba de encuentros y desencuentros humanos entre andinos, amazónicos y europeos, eventos inmersos en irreductibles misterios para siempre.

[1] Estudios a los que hay que sumar su tesis doctoral en antropología:  El Paititi en la geografía histórica,presentada a la Pontificia Universidad Católica del Perú en 2012, que aún espera su publicación.

[2] Sexta Reunión Internacional de Expertos sobre el Proceso de Nominación del Qhapaq Ñan como Patrimonio Mundial. Buenos Aires, 2005.

[3] Publicado en Producciones CIMA. Además la autora presentó su tesis doctoral en la Universidad de Bologna sobre el tema: Caminos antiguos del nuevo Mundo: Bolivia-Sudamérica, siglos XIV – XVII a través de fuentes arqueológicas y etnohistóricas (2010).

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