Es necesario felicitar a las organizaciones campesinas y a los productores ecológicos por el esfuerzo desplegado en la Cumbre. La información compartida desde allá fue clave para comprender el rumbo diseñado por los organizadores y revertir el balance negativo de fuerzas debido tanto al número de participantes mayoritarios del agronegocio como a la debilidad inicial de las organizaciones campesinas. La satisfacción con la que los dirigentes transmitieron que no se había acordado la apertura transgénica, es también un logro del movimiento que se fue articulando a nivel nacional alimentado por la información difundida a través de los medios, aspecto en que destaca la presencia del CONAMAQ; el trabajo de los artistas y voluntarios en las pancartas, volantes, disfraces y diseños movilizadores; el involucramiento de grupos universitarios, plataformas y otros colectivos. Y desde ya, se complementa con el trabajo sostenido para lograr el reconocimiento de los derechos de los consumidores y usuarios en los artículos 75 y 76 de la Constitución Política el 2009 y posteriormente la promulgación de la Ley de Derechos de los Consumidores y Usuarios su Reglamento el 2014. Merced a estos nuevos derechos, la demanda de participación de los consumidores fue no solo ampliamente respaldada sino asumida por analistas, comunicadores y el pueblo en general.
De aquí en adelante se viene un trabajo que precisa ser muy preciso, valga la redundancia. Como pudimos ver en la Cumbre, en la defensa de los nuevos derechos de los consumidores, se corre el riesgo de hacer de portavoz de los argumentos de los promotores de transgénicos quienes pretenden por ejemplo, que innovación es igual a transgénico. Entre estos argumentos, se encuentran las aseveraciones de la existencia de maíz transgénico ilegal, que no son sustentadas por ninguna de las detecciones de campo realizadas hasta ahora y que pretenden atribuir a quienes se oponen a los transgénicos. (APIA y el agronegocio en la estrategia del Hecho Consumado: www.fobomade.org.bo/art-2376).
De la misma manera, el argumento de que el 99% de la soya es transgénica, es del agronegocio. En los Estados Unidos la soya transgénica alcanza al 90%. Revisando el sitio web de Fundacruz, se puede observar que para la Exposoya ofertaron semilla convencional algo que también produce el CIAT: “Fundacruz puso a disposición de los agricultores 21 variedades de soya de las cuales 12 son convencionales y 9 resistentes a glifosato” (www.fundacruz.org.bo). ¿Para qué lo harían si el 99% de la soya cultivada fuese realmente transgénica?)
El Decreto 181 (Normas básicas del Sistema de Administración de Bienes y Servicios) de la Ley SAFCO establece en su artículo 80: Contratación de alimentos para desayuno escolar y programas de nutrición:
I. “Para la contratación de alimentos destinados al desayuno escolar y programas de nutrición, independientemente del monto de la contratación, se deberá prever que los productos sean elaborados con materias primas de producción nacional, prohibiéndose la compra de alimentos de origen genéticamente modificado (transgénicos).”
Además señala:
II. “Según lo establecido en la Ley N° 2687, de 13 de mayo de 2004, que eleva a rango de Ley el Decreto Supremo N° 25963, de 21 de octubre de 2000, se deberá incorporar en el desayuno escolar, cereales producidos en el país como: soya, maíz, amaranto, cañahua, quinua, tarwi y otros.
III. En el marco de la política de la Soberanía Alimentaría, la MAE deberá promover la amplia participación de los productores locales, incentivando la producción de los alimentos según regiones productivas mediante la adjudicación por ítems o lotes.”
Lo cual se adecúa a la Constitución Política del Estado Plurinacional, que en el artículo 256 prohíbe los transgénicos por principio. Posteriormente la Ley Marco de la Madre Tierra lo ratifica y va más allá, al establecer la elaboración de un Plan de recuperación hacia la soya convencional.
Los gobiernos municipales tienen la obligación de exigir la certificación de soya convencional en productos que utilicen este insumo en el Desayuno Escolar. Así, el Gobierno Municipal de La Paz exige un análisis laboratorial de transgénicos de la soya ofertada, (no el análisis cualitativo de detección) y corresponde a la instancia de control la verificación de los productos.
Nuevamente se ha planteado la coexistencia de soya de acuerdo a la magnitud de los productores, -algo fuera de lugar-, pero que debe ser puntualmente analizado a la luz de la contaminación del maíz en México. Asimismo, es necesario analizar los efectos del bajo precio internacional de la soya; demandar acciones como resultado del estudio de la OMS-IARC (Agencia Internacional para la Investigación sobre el Cáncer de la Organización Mundial de la Salud) que apunten a la verificación de los niveles de residuos de pesticidas en la soya transgénica, demandar a la CAINCO y ANAPO información específica de los transgénicos que pretenden tratar y las razones puntuales. (¿soya resistente al 2,4-D, maíz, algodón y caña de azúcar resistentes a los herbicidas glifosato, glufosinato, 2,4-D y Dicamba?). Ya quedaron fuera de lugar argumentos inconsistentes como el aumento de rendimiento, para lo cual no fueron diseñados ni la soya, ni el maíz ni la caña transgénica, menos el algodón, pero hay que escuchar su nuevo libreto.
Un tema que no pasó desapercibido en la Cumbre, por haber sido colocado en varias mesas y que está en la raíz de las demandas corporativas de seguridad jurídica, libre exportación y transgénicos, es el de los agrocombustibles. El tratamiento de este tema debe ser abordado con premura y profundidad por las organizaciones o aparecerá pronto alguna norma que obligue a incorporar etanol a la gasolina, convirtiéndola en gashol, con el rótulo de “ecológico”, aumentando el precio del combustible y desviando productos alimenticios al lucrativo negocio de los agrocombustibles, opuesto a la soberanía alimentaria.
Las organizaciones de la Alianza para el Consumo Responsable y Solidario ACRyS investigamos y promovemos la reflexión crítica sobre la instalación cultural del consumo como sentido de vida. El consumo vertiginoso y las necesidades creadas son la forma en que se resuelven las crisis económicas de producción. La propaganda, el discurso ideológico de la modernidad y las estrategias de marketing son los instrumentos con los que se destruyen las motivaciones trascendentales y el sentido de lo comunitario.