2 de junio, 2014.- En diciembre de 2010 la Asamblea General de Naciones Unidas resolvió realizar una reunión plenaria de alto nivel en septiembre de 2014, para tratar el tema de los derechos de los pueblos indígenas, a la que llamaron Conferencia Mundial sobre los Pueblos Indígenas (CMPI).
En abril de 2012 el presidente en turno de la Asamblea General, NassirAbdulaziz Al-Nasser, solicitó al entonces representante permanente de México ante la ONU, el Embajador Luis Alfonso de Alba y a John B. Henriksen, representante internacional del Parlamento Sami de Noruega, que realizaran consultas con los Estados miembros y con representantes de los pueblos indígenas para llegar a acuerdos sobre la forma de organización de la conferencia.
En septiembre del mismo año, la Asamblea General de Naciones Unidas adoptó una resolución (la A/RES/66/296 que se puede bajar aquí) acerca de los aspectos organizativos de la CMPI, que incluyó diversos mecanismos para garantizar la participación plena y efectiva de representantes de los pueblos indígenas. Además, definió que como resultado de la conferencia saldría un documento final conciso y orientado a la acción.
En esos términos, la CMPI iba a ser un evento de gran importancia para los pueblos indígenas, una reunión sin precedentes en la que se definirían acciones a seguir por los Estados miembros de la ONU a favor de los pueblos originarios de todo el mundo.
Desde entonces comenzaron los preparativos. Los indígenas realizaron diversas reuniones, tanto en cada país, como por regiones o por continente, y algunas con representantes de pueblos de todo el mundo. En junio de 2013 se llevó a cabo en Alta, Noruega, la última y más grande reunión internacional de representantes de pueblos indígenas, de la cual resultó una declaración final, que posteriormente algunos Estados miembros (Bolivia, Dinamarca, Finlandia, Guatemala, México, Nueva Zelandia, Nicaragua, Noruega y Perú) presentaron como documento oficial ante la Asamblea General de la ONU. Este documento contiene una serie de propuestas y recomendaciones sobre temas como territorio y recursos naturales, aplicación de los derechos de los pueblos indígenas, y desarrollo con consentimiento previo, libre e informado.
Todo iba bien, pero ahora parece ser que siempre no quieren en la ONU que participen en serio los representantes de los pueblos indígenas. En la 13ª sesión del Foro Permanente para Cuestiones Indígenas, que concluyó el viernes pasado en Nueva York, se dedicó mucho tiempo a la discusión del tema y al final el asunto quedó en el limbo. Resulta que según el actual presidente de la Asamblea General, John W. Ashe, más de cien países se oponen a la participación equitativa de los indígenas y por lo tanto planteó en el foro la disminución de la misma. Pero según los representantes indígenas son solamente tres los Estados que no están de acuerdo (Rusia, India y Bangladesh).
Por otro lado, dentro del mismo foro, México, Noruega, Dinamarca, Guatemala, Bolivia, Australia, Nicaragua, Nueva Zelandia, Suecia, Panamá y Estados Unidos manifestaron estar decepcionados de que el Presidente de la Asamblea General no pueda proporcionar el camino a seguir para que se lleve a cabo la CMPI y de que algunos Estados miembros no respeten la resolución A/RES/66/296 de 2012, sobre la participación plena y efectiva de los pueblos indígenas.
Los representantes indígenas también piden que se respete la mencionada resolución, y el mismo Secretario General de la ONU, Ban Ki-Moon, apoyó la realización de la Conferencia e hizo un llamado a los Estados en ese sentido. Pero al final del foro, seguía sin definirse la participación de los pueblos indígenas e incluso surgió la duda de si se realizará la CMPI o no (aquí más detalles al respecto). Ashe quedó en que en los próximos días daría una respuesta, ya que consultara con los Estados, pero todavía no dice nada y el panorama no es muy alentador.
A estas alturas del partido, ya es difícil que se cancele la Conferencia, pero sí es probable que termine haciéndose sin la participación de los pueblos indígenas, lo que la convertiría en un evento sin sentido y reflejaría, una vez más, la discriminación y el poco interés hacia ese sector de la población mundial.