El Movimiento por la Salud de los Pueblos (People’s Health Movement – PHM) del cual Justicia, Salud & Desarrollo (Bolivia) es parte, trabaja en este tema por considerarlo de trascendencia en el marco de Salud Global
Las desigualdades e inequidades en salud evitables son evidentes y resultan cada vez más extendidas y preocupantes, no solo en los países en vías de desarrollo (pvd) , sino también en aquellos que se auto califican de campeones en el respeto a derechos humanos y desarrollados.
La injusticia en salud, resulta así un problema de magnitud global. Examinemos algunos datos: Un niño nacido en Swazilandia tiene casi 30 veces más probabilidades de morir antes de cumplir cinco años, que un niño nacido en Suecia. (Se registran 119 muertes por cada mil nacimientos en Swazilandia en comparación a 4 en Suecia.) Un niño de Camboya tiene 17 veces más probabilidades de morir durante sus primeros cinco años que un niño en Canadá. Bolivia tiene una expectativa de vida de 69,1 años. En contraste Cuba alcanza una esperanza de vida (82 años) casi prácticamente idéntica a los EE.UU., invirtiendo de menos de USD 200 por persona en salud, en comparación con USD 4.400 por persona que se invierte en los EE.UU.. En la Región de las Américas casi 1 de cada 5 habitantes vive con menos de USD 2 al día, mientras en los Estados Unidos de América, 15% de la población vive por debajo del umbral de la pobreza y, en el caso de Canadá, 11% . Los datos dentro de los países indican que, en general, cuanto más baja es la posición socioeconómica de una persona, peor es su salud. 15 por ciento de la población consume el 90 por ciento de los medicamentos. Los precios de los fármacos son muy altos en los países en vías de desarrollo (PVD) a veces más altos que en los países industrializados, la disponibilidad en los PVD es de apenas el 30 por ciento y los tratamientos son frecuentemente impagables para los pacientes de estos países (3) . Apenas 10 por ciento de los recursos para nuevos medicamentos se dedican a enfrentar enfermedades que causan 90 por ciento de la mortalidad. Los sistemas políticos de los países ricos trabajan muy bien para impulsar la investigación y financiar la salud, pero solo para los problemas de sus propios ciudadanos, mientras promueven la globalización financiera. El mercado funciona bien para dirigir al sector privado hacia la investigación científica y las intervenciones de salud, pero solo para quienes pueden pagar. 150 millones de personas en el mundo enfrentan los altos costos de la atención médica, que empujan aproximadamente a 25 millones de hogares a sumirse en la pobreza cada año.
Más de 3 mil millones (3 billones) de personas en el mundo tienen que buscar procurarse medios para pagar por sí mismas y recibir atención de salud y auxilio sanitario, obligando a muchos – especialmente a las mujeres y a los niños- a la disyuntiva de elegir entre la sanidad, el alimento para la sobrevivencia de sus familias y/o la educación. 8,7 millones de personas enferman de tuberculosis (TB), incluyendo 1,1 millones de casos entre las personas con VIH. El número estimado de personas que enferman de tuberculosis cada año disminuye muy lentamente (2,2% por año entre 2010 y 2011). Buena parte de ellas enferman y mueren en silencio, ignoradas y sin recibir atención sanitaria, ni auxilio sanitario.
Ante esta situación, se impone la urgencia de aplicar criterios éticos, demandando iniciar una “nueva era de justicia sanitaria y solidaria entre todos los pueblos del mundo”. Es imperativo alcanzar un nuevo contrato social global , el establecimiento de normas jurídicamente vinculantes , aprobando una Convención Marco sobre Salud Global en el seno de la Asamblea General de las Naciones Unidas (NN.UU.), en la Asamblea Mundial de la Salud (AMS/WHA) , debatiendo el tema con mas compromiso de los estados en la Organización Mundial de la Salud (OMS/WHO).
La propia Constitución de la Organización Mundial de la salud (OMS) establece claramente que “el goce del grado máximo de salud que se pueda lograr ,es uno de los derechos fundamentales de todo ser humano”. Por ello, los trabajadores y profesionales en salud, así como los activistas de Derechos Humanos y los activistas por el Derecho a la Salud y la atención en salud, debemos actuar YA…. demandando convertir las promesas de las metas del Milenio y la agenda post 2015 de desarrollo, en realidades concretas, más allá de enunciados y declaraciones para el ejercicio del Derecho a la Salud.
El Derecho a la Salud incluye el acceso a una atención sanitaria oportuna, aceptable, asequible y de calidad satisfactoria. Sin embargo aún unos 150 millones de personas en el mundo se encuentran limitadas de ejercer este derecho, debido a su precaria situación financiera, sino catastrófica, pues 100 millones de personas se ven abocadas a vivir por debajo del umbral de la pobreza debido, al ser expuestas a sus gastos sanitarios.
El Derecho a la Salud significa que los Estados deben crear las condiciones que permitan que todas las personas puedan vivir lo más saludablemente posible. El Derecho a la Salud no debe entenderse solamente como el derecho a estar sano. Los problemas de salud afectan en una proporción mayor, sobre todo a los más vulnerables y marginados de la sociedad. Por tanto es un tema de Justicia Social.
El Derecho a la Salud significa que los estados y sus gobiernos tienen la responsabilidad de crear las condiciones que permitan a todas las personas vivir lo más saludablemente posible. Esas condiciones incluyen la disponibilidad garantizada de servicios de salud, condiciones de trabajo saludable y segura, vivienda adecuada y alimentos nutritivos, entre otras. El cambio climático, la contaminación impune del aire y del agua, la degradación creciente del medio ambiente y otras resultan causas extensas muerte y enfermedad y es hora de demandar mayor justicia en salud y justicia ambiental. Por ello, es crucial reforzar la capacidad de la OMS y de sus Estados Miembros para adoptar un enfoque más comprometido con la salud, antes que con los saludables negocios, un enfoque basado en los derechos humanos, promoviendo, exigiendo más atención al pleno ejercicio del Derecho a la Salud, como parte del derecho internacional y como elemento crucial en los procesos de desarrollo internacionales;
Este resulta claramente, un tema de Derechos Humanos, de Justicia Social y de Justicia Global, de equidad,. Un componente esencial del bienestar, un reto que busca el bien público a nivel global y que no puede alcanzarse si no se actúa sobre las Determinantes Sociales de la Salud (DSS), entendiéndose por estas “las circunstancias en que las personas nacen, crecen, viven, trabajan y envejecen y los sistemas establecidos para combatir las enfermedades”.
Estas circunstancias están configuradas por un conjunto de fuerzas: económicas, sociales, normativas y políticas. Esta convención propuesta tiene el desafío de promover Sistemas Universales de Salud pero con equidad, planteando medidas concretas para su financiación, para su implementación y para su sostenibilidad, bajo el principio de mayor Gobernanza Global y local para la salud, entendiéndose por esta “los intentos de los gobiernos u otros actores que dirigen comunidades, países o grupos de países, en la búsqueda de la salud como parte integral del bienestar, mediante la adopción de un enfoque conjunto entre gobierno y la sociedad\\\».” Es decir promover en la toma de decisiones no solo participación de autoridades, sino también de los diferentes actores, muchos de los cuales ahora no son escuchados y a los cuales también les concierne ayudar a definir e implementar políticas, programas y prácticas que promuevan sistemas de salud equitativos y sostenibles. A medida que el valor salud progresa y se demuestra su papel en todos los ámbitos de la sociedad moderna, los actores implicados (gobiernos, ciudadanos, comunidades y empresas) reivindican su papel en el desarrollo de los acontecimientos, por lo que la misma Directora Mundial de la OMS sostiene: “El mundo necesita un guardián de la salud mundial, un custodio de valores, un protector y defensor de la salud, incluido el derecho a la salud”.
¿POR QUE UNA CONVENCION GLOBAL EN SALUD?
La necesidad de nuevas alternativas se hace evidente, si no urgente, ante los fallos preocupantes en cuanto a progresos genuinos en la justicia, que repercute en la salud global, como serla creciente brecha en concentración de la riqueza mundial, cada vez mayor en manos de pocos, la falta de financiación para la atención en Salud, mientras se observa un “cínico despilfarro” en banalidades y a veces en nombre de la salud. Esta situación se ve agravada por la insuficiente gobernanza en salud, la ausencia de rendición de cuentas a nivel nacional e internacional, la escases de apertura para la participación de la sociedad civil en la definición de políticas públicas ,la insuficiencia transparencia, responsabilidad social en el manejo de la salud, la escasa participación social de los movimientos por los Derechos Humanos y los activistas de la salud, las discriminaciones, que se registran para dejar escuchar su voz, tanto en el nivel nacional, como mundial , la creciente migración de profesionales y trabajadores de la salud desde los países en vías de desarrollo, a los países desarrollados , el predominio de la propiedad intelectual y patentes sobre los derechos de los pacientes, la distorsión de la inversión pública, donde el gasto en salud , incluyendo la investigación y el desarrollo , está sesgado y orientado sobre todo al diagnostico y al tratamiento, antes que a mantener la gente sana, atacando síntomas y signos antes que causas estructurales, resultando así, muy lejos, si no divorciado de las necesidades sentidas de las poblaciones desfavorecidas .
La cooperación, asistencia, ayuda internacional en salud a menudo no respeta y no cumple con los compromisos contraídos en la Declaración de Paris, sobre la eficacia de la ayuda al desarrollo, no respeta usualmente las prioridades locales, no siempre busca utilizar y aprovechar mas el conocimiento local , los procesos y capacidades nacionales ,promover el respeto para la apropiación de la asistencia en el nivel nacional , no siempre está dispuesta a alinearse a las prioridades de desarrollo definidas por el el país beneficiario para logra genuinas mejoras posibles mediante una mejor coordinación y colaboración, antes que imponer sus criterios y prioridades, aspectos que se podrían mejorar de aprobarse una convención global en salud.
La salud usualmente resulta muy marginada en las definiciones de inversión pública, conduciendo por tanto, a incrementar la marginación del derecho a la atención oportuna en salud y a la búsqueda del indispensable auxilio sanitario , mientras millones de personas sufren sus consecuencias, registrándose situaciones, en algunos casos , donde países enteros se ven afectados por la privación en el ejercicio de su Derecho a la Salud, mientras la comunidad internacional no manifiesta suficiente indignación, ni suficiente preocupación pública.
Esta situación generalmente se justifica en la insuficiencia de recursos económicos, pero la realidad indica que es verdaderamente la insuficiente voluntad política internacional la que impide movilizar recursos adicionales para la salud y sus determinantes, a través, por ejemplo, de :una mayor la fiscalidad equitativa, formas innovadoras de impuestos , como ser a las transacciones financieras ,a los productos nocivos como el tabaco , el alcohol , los alimentos poco saludables, a los procesos riesgosos y/o perjudiciales para el ambiente. No es demasiado ambicioso pensar en una mayor asignación por parte del estado de porcentajes por la explotación de recursos naturales, recursos provenientes de sanciones como parte de la lucha contra la corrupción, destinadas luego al sector salud, impuestos para la salud obligatorios en los paraísos fiscales y aplicación de sanciones drásticas por el uso indebido de los recursos públicos, entre otras alternativas posibles para el financiamiento del cuidado de la salud.
Una Convención Global por la Salud, aseguraría mecanismos para frenar sistemáticas violaciones al Derecho a la Salud y a la atención en salud, que ahora se registran en la mayor parte de países. Como parte de esta convención se plantea la preparación de informes periódicos contrastantes desde la Sociedad Civil (SC), para ayudar a los esfuerzos gubernamentales a identificar obstáculos para el ejercicio del Derecho a la Salud, y que ayudarían a monitorear las políticas públicas y estrategias en salud, así como los planes de acción para superar esos obstáculos. También fortalecería el liderazgo global por el de Derecho a la Salud y la gobernanza mundial en salud. La convención garantizaría mayor rendición de cuentas, el cumplimiento de plazos establecidos, el monitoreo de indicadores, metas y objetivos, la generación de información independiente y rigurosa, una evaluación participativa e independiente, de logros y restricciones, incluido el grado de participación comunitaria en la vigilancia de acuerdos y/o tratados, el análisis de incentivos eficaces, como de sanciones. Es hora de actuar, es hora de proteger mejor el Derecho a la Salud y el auxilio sanitario, sin exclusión.
La Paz (Bolivia), 18 Noviembre del 20