reporteenergia.com.- Cerca de un centenar de microcentrales hidroeléctricas situadas principalmente en la Cordillera Oriental operan actualmente en Bolivia, las cuales han permitido dotar de electricidad a diferentes comunidades alejadas que no tienen acceso a la energía que provee el Sistema Interconectado Nacional (SIN).
Pese a que Bolivia no cuenta con la normativa específica necesaria para regular e impulsar estos emprendimientos, el impacto de la puesta en marcha de las microcentrales ha sido favorable para las comunidades, que aparte de tener luz en sus hogares, pueden desarrollar proyectos productivos de agricultura, carpintería, computación, entre otros.
Asimismo, las tarifas para las familias que promedian los $us 2 por mes, son más bajas que las que normalmente se cobran en el área rural por el servicio del SIN.
Al respecto Álvaro Montaño, representante del Instituto de Hidráulica e Hidrología (IHH) de la Universidad Mayor de San Andrés (UMSA), señaló que al tener Bolivia una baja cobertura eléctrica en el sector rural, las microcentrales hidroeléctricas representan una gran alternativa para dotar de energía en esta zona sin grandes montos de inversión.
Indicó que el costo de las microcentrales está entre $us 1.500 y $us 2.000 por kilovatio (Kw) instalado, esto depende de la proximidad del centro de consumo a la central hidroeléctrica.
En cuanto a los equipos, Montaño aseguró que el IHH es la única institución que fabrica todas las partes de las microcentrales como las turbinas hidráulicas tipo Pelton y Michell Bank, los reguladores de velocidad y otros componentes.
Para el desarrollo de las turbinas hidráulicas y los controladores electrónicos de carga, el IHH ha fabricado modelos y prototipos que fueron probados en un laboratorio de hidráulica en un proceso de experimentación y mejora hasta lograr desenvolvimientos aceptables.
“La tecnología desarrollada en cuanto a turbinas hidráulicas y reguladores de velocidad requiere mejora y perfeccionamiento permanente, que se logra con un proceso de retroalimentación, a partir de información de los equipos que se encuentran en funcionamiento”, añadió.
El IHH de la UMSA es una institución que tiene como fin coadyuvar en el desarrollo de la generación hidroeléctrica en pequeña escala, a través de la fabricación y creación de tecnología propia de equipos para las microcentrales, lo cual significa menores costos, disponibilidad inmediata de asistencia técnica y ahorro de divisas de importación.
Con el Programa Hidroenergético creado a principios de los años 90, se han equipado más de 35 microcentrales hidroeléctricas. De acuerdo al técnico del IHH, las plantas construidas en comunidades rurales son totalmente sostenibles, sobre la base de su administración autogestionaria, ya que los mismos miembros de las comunidades son capacitados para operar los equipos.
“La asistencia técnica durante la vida del proyecto la damos prácticamente gratis. Ellos nos llaman cuando tienen algún problema y les damos las indicaciones vía teléfono según lo que ven en el tablero de control”, apuntó Montaño, al momento de señalar que cuando no se puede solucionar el problema, el equipo es trasladado a La Paz para su reparación.
Según datos del IHH, la puesta en marcha de las microcentrales ha permitido que las familias de las comunidades reduzcan en aproximadamente 54% su presupuesto para gastos mensuales en energéticos, sustituyendo recursos tradicionales como velas, querosén, GLP (Gas licuado de Petróleo), entre otros.
Falta mayor participación estatal
Para Montaño se requiere una mayor participación de los diferentes niveles del Estado para impulsar la construcción de estos proyectos, tomando en cuenta el gran potencial que tiene Bolivia y la necesidad de dotar energía a las comunidades campesinas.
La mayor parte de las diferentes microcentrales en el país fue financiada por cooperación extranjera, por lo que es necesario un mayor impulso gubernamental a nivel central, departamental y municipal.
También queda pendiente la creación de la normativa para incentivar y regular la implementación de estos proyectos. Se pretende que en un futuro las microcentrales sean incorporadas al SIN, y para ello se debe contar con las condiciones favorables en materia de costos y tarifas, que compensen el subsidio que actualmente rige en la industria eléctrica boliviana.