El canciller Choquehuanca planteó ante el Consejo Permanente de la OEA que la “seguridad alimentaria con soberanía” sea el tema central del debate de la 42 Asamblea General; también propuso la creación de un Centro de Investigación del “saber alimentarse”, que recoja los diferentes conocimientos que garantizaban en el pasado alimentos sanos y naturales para vivir bien: “Nuestro alimento era nuestra medicina”.
La Asamblea de la OEA aprobaría decenas de resoluciones de apoyo a la declaración del año internacional de la quinua en 2013, del agua como un derecho humano, la legalización del masticado de coca, una salida soberana al Océano Pacífico…. El canciller David Choquehuanca destacó que el tema central de la Declaración de Cochabamba será “cómo podemos organizarnos para garantizar alimentos para nuestros pueblos”.
“Nuestra región se caracteriza por ser, desde el punto de vista de la producción de alimentos, la que tiene mayor superávit en el mundo, la que produce una cantidad mayor de alimentos en relación a lo que consumen todos los ciudadanos; y no puede pasar por la vergüenza de tener cerca de 60 millones de americanos que padecen hambre y desnutrición. Ese es el tema fundamental que queremos corregir“, dijo el secretario general de la OEA Miguel Insulza.
La secretaria adjunta para Asuntos Hemisféricos de Estados Unidos Roberta Jacobson “nos ha manifestado que el presidente Obama y su esposa (Michelle LaVaughn Robinson Obama) están muy preocupados por el tema de la seguridad alimentaria y agradecen a Bolivia el haber puesto el tema de seguridad alimentaria”, declaró el vicecanciller Juan Carlos Alurralde a la agencia estatal ABI.
El canciller sugirió adoptar como principios la no mercantilización de los recursos genéticos, no privatización del agua, no extranjerización de la tierra y no acumulación de predios en pocas manos. El viceministro de Desarrollo Rural Víctor Hugo Vásquez Bolivia consideró que el acceso a la tierra, agua y semillas al pequeño y mediano productor son condiciones innegociables para la seguridad alimentaria.
Sin embargo, esas recomendaciones no se reflejan en ninguno de los acápites de la Declaración “Seguridad Alimentaria con Soberanía en las Américas”, que contrariamente promueve como supuesto garante de la seguridad alimentaria nacional al viejo modelo agroexportador.
La declaración reconoce que la agricultura familiar es una base importante para la producción sostenible de alimentos orientada a lograr la seguridad alimentaria y nutricional, y a contribuir a la erradicación de la pobreza con miras a alcanzar los objetivos de desarrollo convenidos internacionalmente, incluidos los Objetivos de Desarrollo del Milenio.
Con esa premisa, la declaración insta a apoyar a la agricultura familiar, según corresponda, promoviendo el aprovechamiento eficiente de la tierra para una actividad agrícola sostenible, teniendo en cuenta las sinergias entre agricultura sostenible y seguridad alimentaria, y el grado de vulnerabilidad de los pequeños productores rurales al hambre y a la pobreza.
Sin embargo, la Declaración de Cochabamba también subraya la importancia vital de la modernización e innovación tecnológica con el fin de incrementar la producción y la productividad, no solo para abastecer los mercados nacionales sino incrementar excedentes exportables. Apuesta fuertemente por el uso de la biotecnología para ganar competitividad en el comercio internacional de productos agropecuarios, conforme al mandato de la Organización Mundial de Comercio (OMC).
Seguridad en vez de soberanía alimentaria
El concepto de “soberanía alimentaria” discutido en foros internacionales especializados se refiere al derecho de los pueblos a definir sus propias políticas y estrategias sustentables de producción, distribución y consumo de alimentos que garanticen el derecho a la alimentación para toda la población, respetando sus propias culturas y la diversidad de los modos campesinos, pesqueros e indígenas de producción agropecuaria de comercialización, de gestión de los espacios rurales.
El proyecto de Declaración de Cochabamba relieva la necesidad de seguir examinando diversos conceptos, como la “soberanía alimentaria” y su relación con la seguridad alimentaria y el derecho a la alimentación, teniendo presente la necesidad de evitar cualesquiera repercusiones negativas para el goce del derecho a la alimentación por todas las personas en todo momento.
Manifiesta que una alimentación sana y nutritiva es la base fundamental para el desarrollo, el bienestar humano, por lo que es necesario fortalecer el acceso, la disponibilidad, la estabilidad de la oferta y la utilización de los alimentos teniendo en cuenta la diversidad de conocimientos, costumbres y prácticas alimentarias de nuestros pueblos.
Los Estados Americanos declaran la importancia de que los países en desarrollo decidan sus propias estrategias de seguridad alimentaria, la adopción de políticas sobre seguridad alimentaria es una responsabilidad nacional y los planes para afrontar los desafíos de la seguridad alimentaria y la erradicación de la pobreza en relación con la seguridad alimentaria deben ser elaborados, formulados, asumidos y dirigidos por cada país y estar basados en consultas con todos los principales interesados a nivel nacional.
En el proyecto de Declaración se comprometen a promover en la Conferencia de Naciones Unidas de Río+20 la incorporación de la seguridad alimentaria y nutricional y el derecho a la alimentación adecuada como uno de los objetivos centrales del desarrollo sustentable.
Deciden impulsar y fortalecer políticas públicas que promuevan el desarrollo agropecuario sustentable, el acceso a tecnologías, así como acciones para la gestión de riesgos asociados a los desastres naturales y la adaptación al cambio climático. Consideran vital incrementar y mejorar las inversiones en investigación y producción de alimentos.
Inversión e innovación para producir más
La Declaración de Cochabamba compromiso de preservar las tradiciones, variedades y culturas alimentarias locales, y también de fomentar la diversificación de la producción y de los productos alimentarios en los mercados y en los hogares.
La innovación agrícola es un catalizador del crecimiento y su promoción es vital para acceder a nuevas tecnologías, incrementar e intensificar la producción y la productividad, mejorar los ingresos, reducir pobreza e inequidad, disminuir el impacto ambiental del sector agroalimentario, adaptarse al cambio climático y responder a desastres naturales, y, consecuentemente, alcanzar la seguridad alimentaria y la calidad de vida para nuestros pueblos.
El plan es articular a los centros de investigación en el sector agrícola a través de la cooperación internacional, en especial la cooperación Sur – Sur, horizontal y triangular; las alianzas público – privadas, y las redes de ciencia y tecnología aplicadas. Se valora especialmente las contribuciones del Instituto Interamericano de Cooperación para la Agricultura en el fortalecimiento de la seguridad alimentaria y nutricional. La Declaración encarga a la Secretaría General de la OEA optimizar la coordinación con dicho Instituto de la Organización Panamericana de la Salud (OPS) y del Banco Interamericano de Desarrollo (BID), a fin de dar seguimiento al Plan de Acción de Panamá “Ciencia, Tecnología e Innovación aplicadas: Conocimiento para la competitividad y Prosperidad”, aprobado en la Octava Sesión Plenaria de la Comisión Interamericana de Ciencia y Tecnología (COMCYT) el 18 de noviembre de 2011. [1]
El Plan de Acción de Panamá, entre otros objetivos, propone fomentar alianzas con actores sociales, en particular agentes del mundo académico, sector privado, sociedad civil y comunidades para ejecutar proyectos, programas e iniciativas comunes que ayuden a incrementar la competitividad de los sectores productivos y de servicios, en especial la micro, pequeña y mediana empresa (MIPYME).
El Grupo de Trabajo 4 a cargo del desarrollo tecnológico promoverá la cooperación interamericana en ciencia, tecnología e innovación. Se esforzará por crear o fortalecer programas, proyectos y actividades de intercambio de conocimientos en tres áreas principales: 1. Biotecnología y seguridad alimentaria; 2. Energía limpia renovable, eficiencia energética y producción más limpia; y 3. Nanotecnología.
Inversiones público privadas
Es primordial incrementar la inversión pública y privada en el sector agropecuario para mejorar la producción, el acceso y el aprovechamiento de los alimentos, y de esta forma lograr la seguridad alimentaria y nutricional para todos, señala el proyecto de Declaración de Cochabamba.
Es vital la promoción de las inversiones público-privadas en el sector agropecuario, dando especial atención al fortalecimiento de las capacidades de los pequeños productores mediante el acceso equitativo a la tierra, al agua, a los recursos financieros, a las tecnologías, a las cadenas de valor y a los mercados agrícolas sustentables. [2]
Según la Declaración, es preciso implementar políticas que promuevan la modernización e innovación tecnológica de la significativa cantidad de pequeños productores, cooperativas y comunidades que se dedican a la producción de alimentos en los países en desarrollo del hemisferio, mejorando su acceso al mercado y tomando en cuenta su visión de desarrollo.
La declaración de la OEA insta a que se adopten estrategias nacionales, regionales e internacionales para promover la participación de los agricultores, especialmente de los pequeños productores, en los mercados comunitarios, nacionales, regionales e internacionales.
Libre comercio
La demanda de alimentos está creciendo y la región de las Américas tiene un alto potencial para producir grandes cantidades de alimentos, pudiendo beneficiar a los países que los exportan y a su vez a los países que requieren proveerse, señala la Declaración de la OEA.
Fiel al mandato de la Ronda de Doha de la OMC, la Declaración de Cochabamba asegura que un sistema de comercio internacional de productos agropecuarios “abierto, transparente, equitativo y basado en reglas” “promoverá el comercio agrícola y rural en los países en desarrollo y contribuirá a la seguridad alimentaria”.
Notas:
[1] Durante su VI Reunión Ordinaria en septiembre de 2010, los representantes de la COMCYT reconocieron la importancia de enfocarse en la aplicación de la ciencia, la tecnología y la ingeniería como factores fundamentales para promover la innovación, la competitividad, el crecimiento y la prosperidad. Recomendaron el desarrollo de un Programa Interamericano de Ciencia y Tecnología de largo plazo, con metas y objetivos medibles, y la creación y fortalecimiento de mecanismos de supervisión y cooperación.
[2] La COMCYT ya está trabajando en programas de colaboración y cooperación con el Banco Interamericano de Desarrollo (BID), el Banco Mundial (BM), la Corporación Andina de Fomento (CAF), y otras entidades financieras de la región.
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