La ONU calcula que cada año se generan hasta 50 millones de toneladas de residuos electrónicos, como por ejemplo teléfonos, baterías, computadoras, discos compactos, focos e infinidad de electrodomésticos. Según Greenpeace, un teléfono celular contiene plomo, RFB, PVC, cobre, zinc, cadminio, cromo hexavalente, mercurio y níquel, algunos de ellos materiales cancerígenos y que además afectan a los sistemas nervioso y reproductivo de los seres humanos.
Un estudio de la Plataforma RELAC (SUR – IDRC) calcula que entre 1983 y 2005 se vendieron en América Latina más de 94 millones de computadoras, y si el 27% quedó fuera de uso se estaría hablando de más de 25 millones de equipos desechados. Si hasta 2008 se vendieron más de 117 millones de computadoras personales, alrededor de 46 millones se habrían convertido en basura electrónica.
Según el Diagnóstico de Residuos Electrónicos en Bolivia realizado por Swisscontact en 2009, el país importó 25 mil toneladas de equipos eléctricos en el periodo 2003–2007, cifra que se elevaría a 53 mil toneladas en el periodo 2008–2015. Eso significa que cada habitante generaría 3,3 kilos de residuos al año.
Cada año se acumularían en Bolivia alrededor de 33 toneladas de residuos electrónicos, elementos que no solo colapsan depósitos y rellenos sanitarios de instituciones públicas y privadas, sino que también generan gran contaminación y riesgos para la salud, alertó el presidente ejecutivo de la Fundación REDES Eduardo Rojas, en declaraciones a la agencia de noticias GAIA.
La Fundación REDES calcula que hasta marzo de 2010 existían en el país 6.145.570 teléfonos celulares, de los cuales 1.843.671 son descartados cada año, lo que significa una inmensa cantidad de baterías, chips y antenas depositadas en los rellenos sanitarios de los municipios del país.
Rojas consideró que Bolivia debe diseñar inmediatamente un plan estratégico e integral que permita a la población la reutilización de estos artefactos, considerando que el 95% de los componentes de los equipos desechados es reutilizable.
En una reciente reunión del Grupo de trabajo latinoamericano de la UIT en Asunción, Paraguay, el experto argentino Matías Fernández explicó que la fabricación de teléfonos inteligentes y otros soportes de limitada vida útil genera muchos desechos, ya que al dañarse algún elemento de esos aparatos, en muchas ocasiones ya no se pueden usar más. Lo más grave es que aún no hay una solución ideal para el reciclaje de elementos tan contaminantes como las baterías.
En la oportunidad, autoridades de Uruguay informaron de la puesta en marcha de una campaña de reciclaje de teléfonos móviles, baterías y cargadores en desuso, para lo cual la empresa estatal de telecomunicaciones Antel habilitó 40 basureros especiales en todo el país. Se estima que actualmente funcionan en Uruguay unos cuatro millones de teléfonos móviles con una tendencia de recambio cada dos años en promedio.
La campaña uruguaya “Transformá tu celular y batería en desuso en un compromiso con el medio ambiente” cuenta con el apoyo del Ministerio de Industria, la Dirección Nacional de Medio Ambiente, la Facultad de Medicina y la Comisión senatorial.
En la misma línea, este año legisladores de China abogaron por la construcción de instalaciones de reciclaje de desechos electrónicos y electrodomésticos en zonas rurales y urbanas, tras comprobar que la cantidad de esos residuos crece a una tasa de 20% anual. Se prevé que a partir de 2015 más de 160 millones de aparatos electrodomésticos se desecharán cada año.
Desde 2009, China ejecuta una política denominada “dinero por chatarra” destinada a reciclar aparatos domésticos antiguos y posibilitar la adquisición de equipos nuevos. En marzo de este año el gobierno chino lanzó un programa mediante el cual prevé reciclar siete mil millones de toneladas de residuos sólidos industriales como parte del Plan quinquenal 2011-15.
Por otro lado, un reciente informe de Greenpeace alertó sobre las consecuencias ambientales del acelerado crecimiento de la capacidad de procesamiento de datos para brindar contenidos en soportes como computadoras, teléfonos inteligentes y televisores de última generación, entre otros.
Según el informe, la industria de las tecnologías de la información y comunicación podrían aumentar las emisiones con efecto invernadero hasta niveles intolerables en 2020. Greenpeace citó a compañías como Facebook, Apple, Twitter, Google, Zoho Apps, Flickr y YouTube, entre otras, como las que más contribuyen al calentamiento global.
Hace poco activistas ecologistas de Turquía denunciaron que las infraestructuras de Microsoft en Estambul emiten gases contaminantes al medioambiente, ya que operan con carbón, una fuente de energía barata, pero considerada sucia y altamente tóxica.
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