Jean-Claude Mas, ex comerciante de embutidos, fundó la PIP en 1991 en la Costa Azul, y se convirtió en el cuarto fabricante mundial de prótesis mamarias. En octubre de 2011, el dueño de la PIP reconoció haber fabricado prótesis con silicona de uso industrial que se emplea mayormente en la fabricación de colchones, con el objetivo de obtener mayores ganancias.
Un millón de dólares adicionales de utilidad obtenía cada año la PIP por la fabricación de implantes con silicona industrial, mucho más barata que la destinada a fines médicos, ahorrándose en cada unidad adulterada hasta 10 euros. Interrogado por la cadena France Info, el abogado de la PIP Yves Haddad justificó la utilización de ese gel por razones económicas y de “enfoque capitalista”. Es un problema de precios, de costos y beneficios, dijo Haddad y aseguró que “no está demostrado científicamente que sus productos sean peligrosos” para la salud.
A principios de año se conoció además que las prótesis contienen un aditivo para carburantes, entre otros componentes riesgosos para la salud. Antiguos empleados de la PIP declararon a radio RTL de Francia que los fabricantes utilizaban el aditivo Baysilone, así como el Silopren y Rhodorsil, usados en la industria del caucho.
Sin embargo, sólo cuando fueron muchas las denuncias por problemas de salud en las portadoras de las prótesis PIP, así como del extraordinario número de roturas, se hizo una investigación seria que puso en evidencia el descomunal fraude. De acuerdo con reportes mediáticos, el mayor número de afectaciones se registra en Francia, Italia, España, Reino Unido, Argentina y otros países latinoamericanos, ya que gran parte de la producción de la empresa francesa se destinaba a la exportación.
De acuerdo con la Agencia de Productos Sanitarios de Francia se han registrado 1.143 rupturas y 495 casos de reacciones inflamatorias. Al menos 20 mujeres con implantes PIP presentaron cáncer, pero no se ha establecido que estos casos sean imputables directamente a las prótesis. Sin embargo, las autoridades sanitarias reconocieron que la silicona que contienen causa dolor e irritación en los tejidos.
Aunque el Instituto Nacional Oncológico concluyó que no hay un “riesgo mayor de cáncer” para las mujeres con esas prótesis, el ministro de Sanidad de Francia Xavier Bertrand aconsejó a por lo menos 30 mil mujeres extraérselas “con carácter preventivo y no urgente”. La sanidad pública sufragará los gastos para las operaciones, estimados en unos 60 millones de euros, pero sólo asumirá los costos de la reconstrucción estética de las pacientes con cáncer.
En noviembre de 2011, alrededor de dos mil francesas afectadas por la rotura de prótesis y presuntos casos de cáncer presentaron varias demandas en contra el dueño de la PIP. El 29 de diciembre de 2011, la Seguridad Social de Francia presentó una demanda por estafa y engaño agravado en contra Jean-Claude Mas, quien también es procesado judicialmente por “homicidios involuntarios”.
El 24 de diciembre de 2011, la Interpol emitió la alerta roja a todos los países asociados para detener al francés Jean-Claude Mas, poco después de que autoridades aconsejaran a unas de 30 mil féminas francesas retirarse esos artefactos. En la actualidad, Claude Mas está preso por el fraude.
Repercusión en Europa y América Latina
Hasta el 11 de enero de este año, al menos 25 mujeres alemanas sufrieron rupturas de implantes mamarios defectuosos de la desacreditada marca PIP. Definitivamente recomendamos una operación para extraer los dispositivos, declaró el presidente del Instituto Federal de Regulación de Medicamentos y Productos Médicos (BFARM) Walter Schwerdtfeger, y exhortó a las mujeres afectadas a asistir inmediatamente al doctor en pos de una opción quirúrgica.
Tras conocerse que el número de afectadas sobrepasó la veintena y se estima siga en aumento, el Instituto federal para los productos médicos de Alemania recomendó iguales medidas a todas las portadoras de implantes PIP, que según la prensa suman 7.500.
En República Checa, el Instituto para el Control de Medicamentos sugirió a las mujeres que tienen un implante PIP someterse a un control médico, y el 6 de enero el Ministerio de Salud recomendó a dos mil mujeres extraerse sus prótesis PIP. El Estado comenzó a negociar con compañías de seguros para cubrir los costos de las extracciones. En el Reino Unido, donde hay unas 42 mil portadoras de prótesis PIP, las autoridades se limitaron a sugerirles una revisión médica periódica.
En Suecia, el gobierno recomendó a unas cuatro mil suecas retirarse los implantes defectuosos de la marca PIP. Alrededor de cinco mil implantes de PIP se vendieron en Suecia antes de desatarse el escándalo. “Los implantes fueron vendidos en nueve clínicas diferentes en Suecia”, reconoció el experto de la Agencia de Productos Médicos Gert Bruse, pese a que el país prohibió los implantes en marzo de 2010.
En Holanda, la Inspección de Salud de Países Bajos (IGZ) recomendó a 1.400 mujeres con prótesis mamarias PIP extraérselos aunque estén en buen estado para evitar eventuales complicaciones en sus organismos. La entidad tomó la determinación tras consultar con cirujanos plásticos sobre las afectaciones de los implantes.
Por otro lado, representantes de la Sociedad Brasileña de Cirugía Plástica (SBCP) propusieron a la Agencia Nacional de Vigilancia Sanitaria (Anvisa) la reevaluación de los implantes de silicona usados en Brasil. Según Anvisa, Brasil importó más de 34 mil implantes PIP, de los cuales 24.500 fueron vendidos y de ellos unos 12 mil fueron implantados en brasileñas. El año pasado, Anvisa acordó eliminar del mercado los implantes PIP, y decidió sacar también los de la firma holandesa Rofil, tras constatar que compró productos a la fábrica francesa.
El presidente de la Anvisa Dirceu Barbano informó que desde abril de 2010, 39 mujeres enviaron quejas por la ruptura de las prótesis y en sus cartas relatan dolores y deformaciones de los implantes.Es así que el 11 de enero, el gobierno brasileño decidió costear el cambio de las prótesis PIP y Rofil. A partir del momento que se constata una ruptura del implante, el gobierno la considera como una cirugía reparadora que está cubierta porel Sistema Unico de Salud, sostuvo Barbano.
La presidenta Dilma Rousseff está preocupada por la necesidad de proteger a estas mujeres, dijo Barbano, y reveló que el gobierno considera que las pacientes con prótesis PIP y Rofil fueron víctimas de un acto criminal por los fabricantes. Barbano y técnicos de Anvisa se reunieron con dirigentes y representantes de las sociedades de Cirujanos Plásticos y de Mastología para definir cómo será la atención a las mujeres.
El gobierno Venezuela también decidió extraer los implantes PIP de forma gratuita en hospitales del país. El 22 de diciembre, el Ministerio de Salud de Venezuela prohibió el uso y la aplicación de biopolímeros para tratamientos estéticos, mayormente comercializados con las marcas Biofill, Bioskin, Metacol, Silomed y Bioderm, por constituir un riesgo para la salud con graves y hasta fatales efectos secundarios.
El 8 de enero, el gobierno de Ecuador decidió asistir económicamente a las ecuatorianas con implantes PIP. El ministro de Salud David Chiriboga aclaró al diario El Ciudadano que ésta será una concesión para quienes se realizaron una cirugía a causa de una enfermedad y no por motivos estéticos. Precisó que se hacen gestiones con la Sociedad de Cirujanos Plásticos de Ecuador para identificar el número de prótesis PIP colocadas en el país. Según cálculos preliminares, durante cinco años habrían sido implantados en Ecuador entre cuatro mil y 10 mil de esos aditamentos.
En Guatemala, el Ministerio de Salud y Asistencia Social recomendó hacerse exámenes médicos a mujeres con implantes mamarios, y conformó una comisión para dar seguimiento al tema y brindar información a las portadoras de esos aditamentos. La Asociación de Cirujanos Plásticos de Guatemala estima que en ese país se practican alrededor de 300 operaciones de ese tipo cada mes.
Con información de Prensa Latina, Radio Praga, France Info y Agencia Guatemalteca de Noticias.