26 Jun
2017

En el marco de la presentación del Libro «Organismos Genéticamente Modificados desde una perspectiva jurídica» de Rubén Pinto Vargas, llevada a cabo en fecha 22 de junio en el bloque de Ciencias Sociales de la UMSA, compartimos con ustedes la presentación del mismo, elaborada por la reconocida académica Elizabeth Bravo de la RALLT.

Por: Elizabeth Bravo


Bolivia, como otros países Andino – Amazónico, es un país megadiverso. Su diversidad no se limita al número de especies de flora, fauna o microorganismos que forman parte del inventario nacional, sino que además en este país se ha desarrollado desde hace milenios, distintas formas de hacer agricultura, se ha domesticado especies comestibles de gran importancia no sólo para el país sino para todo el mundo. Este es el caso por ejemplo del maní -Arachis hypogaea-, originario de la amazonía boliviana y el sur del país, donde se cultivan aún variedades con características muy antiguas.

En la Amazonía boliviana, en períodos anteriores a la conquista española, florecieron culturas agrícolas muy avanzadas, como es el caso de los llanos de Moxos, donde se han encontrado sistemas muy sofisticado de manejo del agua, compuestos por campos de cultivo y plataformas elevadas, canales, camellos, diques, sistemas de drenaje y reservas de agua.

Pero esto no es algo que pertenece al pasado. En nuestros días los sistemas alimentarios de las poblaciones indígenas de la Amazonía y el Chaco de Bolivia se mantienen prácticas agrarias muy diversificadas.

Es precisamente ahí, en la Amazonía Boliviana donde se asentó el agronegocio ganadero y soyero en un proceso que se inicia con la colonización direccionada desde el Estado. El paisaje agrícola y natural fue extremadamente simplificado. Con las consignas de que hay que poner a la tierra a trabajar, y que es necesario ampliar la frontera agrícola, la soya se ha expandido en el Oriente Boliviano, a partir de 1980, cambiando la estructura del uso de la tierra. A partir de la década de los noventa, se inicia además un proceso de extranjerización de la tierra. Todos estos elementos han erosionado los derechos de las poblaciones originarias de la zona.

A mediados de la década del 2000, se empieza a cultivar soya transgénica, imponiéndose un modelo altamente mecanizado que ya no requiere de mano de obra, pues la siembra, la cosecha y el manejo de malezas las hace un técnico, lo que se facilita por el uso de variedades resistentes a herbicidas. A esto se suma la creación de infraestructura de almacenamiento y procesamiento del grano, y la financialización de la producción, lo que acelera el proceso de concentración de la tierra y la producción. Los pequeños productores se integraron a este modelo, convirtiéndose en proveedores de grano a las empresas que controlan el procesamiento y comercio exterior de soya.

Según datos de la USDA-FAS, el 80% de la soya producida que al momento se cultiva en Bolivia, es transgénica.

El nuevo peligro es el maíz. El gobierno boliviano no descarta la posibilidad de permitir el cultivo de maíz transgénico en Bolivia, un maíz que sin duda será resistente a herbicidas, dado que más del 90% de los cultivos transgénicos tienen esta característica; y hay un fuerte cabildeo empresarial para que esto se haga realidad..

Hay denuncias que productores menonitas estarían ya cultivando maíz transgénico de manera ilegal. Recordemos que fueron ellos, junto con los colonos japoneses los primeros en experimentar con soya en el oriente boliviano.

El maíz es un cultivo que es visto por el agronegocio como un cultivo extremadamente productivo, por la cantidad de energía, que genera y la multiplicidad de aplicaciones que tiene; pero para todos los pueblos originarios de América, el maíz es un cultivo sagrado, que es parte de sus sistemas productivos y sus calendarios agrofestivos

Es por estos motivos que la publicación del libro “Los organismos genéticamente modificados desde una visión jurídica” de Rubén Pinto resulta muy oportuna.

El texto inicia con un análisis del marco jurídico previo al proceso constituyente, cuando a través del Decreto 24721 se promulga el Reglamento de Bioseguridad durante el gobierno de Sánchez de Lozada, en los últimos días de su mandato. El autor describe todos los acontecimientos que se deprenden desde entonces.

Ya en el proceso constituyente, el autor señala que se propusieron varias propuestas de texto en materia de transgénicos, destacando la participación del Constituyente Oscar Mamani quien pide una prohibición a los transgénicos, y asegurar el derecho del agricultor a su semilla propia, lo que contrastaba con otros propuestas que pedían una regulación acorde con los acuerdos internacionales en la materia. El análisis jurídico lo que fue una aparente contradicción que es analizada con mucho detalle por el autor, en el capítulo dos del libro, contextualizando los momentos políticos en los que surge este debate.

El tema de los transgénicos es retomado más tarde en Ley de derechos de la Madre Tierra” (2010); la “Ley de la Revolución Productiva Comunitaria Agropecuaria” (2011) y la “Ley Marco de la Madre Tierra y Desarrollo Integral para Vivir Bien” (2012).

Posteriormente el texto analiza otros aspectos relacionados con el debate jurídico y constitucional en el que se enmarcan los transgénicos, como es el principio de precaución (donde hace una revisión jurídica de la evolución de este principio y presenta algunos elementos guía, como son la antelación al peligro, la evidencia del daño, entre otros) y el derecho a la integralidad personal (donde presenta una serie de argumentos de cómo los transgénicos atentan contra la salud humana y ofrece algunos ejemplos como la experimentación hecha con niños del arroz transgénico hidratante en Perú, y la liberación de mosquitos transgénicos para el control del dengue).

El libro continúa con una lectura de las leyes vigentes en Bolivia a la luz del derecho a la alimentación y la seguridad y soberanía alimentaria, y concluye con un análisis sobre la necesidad de desarrollar un sistema eficiente de etiquetado de los alimentos transgénicos y su relación con el derecho de los consumidores.

Considero que la lectura de este libro es útil, no sólo para los bolivianos, sino para todos los latinoamericanos que aspiramos construir una sociedad libre de transgénicos

Elizabeth Bravo – RALLT

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