Las multinacionales como Monsanto tienen a su disposición recursos ilimitados de lobby con el que consiguen poder político. No sólo están representados en numerosos grupos de presión a todos los niveles, del local al global, sino que también contratan a un ejército de lobbistas mercenarios, financian a científicos para que hablen en su favor y venden una falsa imagen de responsabilidad medioambiental con campañas de «greenwashing» («lavado de cara» verde).
Las instituciones de la Unión Europea y del gobierno estadounidense se reúnen a menudo con los lobbistas de las propias multinacionales, que disfrutan de un acceso privilegiado a la toma de decisiones. Esta perversa simbiosis permite a las multinacionales capturar este espacio político y conduce a la erosión de la democracia, el desastre ambiental y la creciente injusticia social. Podríamos hablar de tres espacios principales en los que la industria lleva a cabo su lobby: dirigirse directamente a quien toma las decisiones; labores de relaciones públicas y propaganda; y socavar la ciencia. Existen también tres tipos de actores: quienes dan las órdenes, quienes las siguen y quienes son cómplices de estos intentos.
Esta pequeña guía, publicada con motivo del Tribunal Internacional Monsanto en La Haya, expone algunas de las principales estrategias y herramientas de lobby de Monsanto, ilustradas con ejemplos de distintas partes del mundo.
Por: Corporate Europe Observatory (CEO)