El jueves 24 de marzo, se nos adelantó en el largo camino de la vida,nuestra amiga y maestra Mae Wan Ho.Hace un par de décadas, Mae Wan Ho realizó una gira en América del Sur,aceptando una invitación de la Red por un América Latina Libre deTransgénicos, donde a través de talleres, foros, debates, colaboró en elproceso de posicionar el debate sobre los transgénicos en la región. Erauna época en la que, aunque los cultivos transgénicos comenzaban a invadirnuestros campos, el cuestionamiento sobre los mismos era aún muyincipiente.Genetista y biofísica, nacida en Hong Kong y de nacionalidad británica,ejerció por muchos años el rol de profesora e investigadora de laUniversidad Abierta del Reino Unido de donde salió en 1999 para crear laFundación I-SIS (Instituto Ciencia en la Sociedad). Su sitio web,bellamente diseñado, nos recuerda que además Mae Wan era diseñadora yartista. Ahora, en el podemos leer con tristeza, que el instituto secierra debido a la partida de su fundadora.Durante su vida ella escribió más de diez libros, muchos de ellos críticosal sistema científico empresarial que nos domina impera. En sus páginasella nos habló de la “Insanta Alianza” que surgió en los siglos XX y quecontinua hasta nuestros días, donde se establece una asociaciónestratégica entre la ciencia y la industria, como siglos atrás hubo entrela iglesia y el estado. A través de ésta, se establece la agenda deinvestigación de las universidades y centros de investigación que lejos debuscar el bien común, tienen como objetivo final, el lucro corporativo.Su texto “Ingeniería Genética: Sueño o Pesadilla”, marca un antes y undespués en la forma de ver la ingeniería genética. Nos conduce por lahistoria de la ciencia, y sobre cómo llegamos hasta esta nuevatecnología. Luego detalla, a través de un análisis científico robusto, losdiversos problemas inherentes de la ingeniería genética, y demuestra cómolejos de ser un sueño, los organismos transgénicos son una pesadilla.En “Viviendo con el genoma fluido”, Mae Wan compara el funcionamiento delos seres vivos, de las células, de nuestro cuerpo, con una complejísimabanda de jazz, donde cada músico puede improvisar, pero siguiendo unlibreto. Hay instrumentos que en algún momento destaca, sin perder la ideade grupo. El resultado es una música de gran libertad y al mismo tiempocon sentido de conjunto. Así funcionamos los seres vivos, nos dijo MaeWan: somos extremadamente complejos pero obedecemos a un orden. Reducirnosa una colección de genes, como proponen por ejemplo los biólogosmoleculares, es romper nuestra armonía y cocificarnos.En su último comunicado, fechado el 3 de marzo del 2016, un par de semanasantes de su partida, ella nos ofrece un artículo titulado “Unificando lamecánica cuántica con la teoría de la relatividad”, donde hace una reseñade las teorías de Milo Wolff sobre su visión del Universo, y sobre cómosuperar las dificultades y paradojas de las dos teorías.Sería muy largo hacer justicia a su larga trayectoria, sólo me resta decirque Mae Wan fue una gran científica, una aguda política, una aliada en lalucha contra los transgénicos y una gran amiga.PAZ EN SU TUMBA.