En mi última columna planteé que el modelo de desarrollo del MAS adolece de inconsistencias conceptuales. Argumenté que la postergación, para una segunda etapa, de la promoción de la diversificación productiva en los sectores no extractivos y generadores de trabajo fue un error estratégico. No se optó por otra vía: construir, desde el principio, una estrategia integral de transformación productiva con sostenibilidad ambiental y promoción de actores económicos plurales. Ahora que la bonanza terminó y Bolivia es aún más dependiente de la exportación de pocos recursos naturales, la diversificación productiva sigue relegada a un futuro incierto. La propuesta del Gobierno para los próximos años es explotar aún más hidrocarburos y minería, construir plantas hidroeléctricas y avanzar la frontera del monocultivo agroexportador. La pregunta que no calla es por qué el Gobierno del MAS, como los gobiernos anteriores, no priorizaron la superación del extractivismo. Considerando la historia del país, tal vez la pregunta debería estar dirigida a la ciudadanía antes que a sus representantes. ¿Como sociedad hemos efectivamente abierto la discusión pública, profunda y consecuente, sobre la importancia de superar el extractivismo y sobre su factibilidad concreta? A continuación expongo argumentos para este debate. La importancia de la superación del patrón primario exportador se funda en cuestiones económicas, políticas y ambientales. Se sabe que los países especializados en la exportación de recursos naturales tienen niveles más bajos de generación de riqueza en comparación con los países con una canasta diversificada de exportación. Especialización que además impone un alto nivel de vulnerabilidad del país en relación a la volatilidad de la demanda y precio internacionales de las materias primas. En los ciclos de bonanza se corre el riesgo de retroceso de los sectores productivos no extractivistas, como efectivamente ocurrió en los últimos diez años, profundizando la importación de productos de consumo interno. No menos dañino es la cultura y las dinámicas rentistas que debilitan la institucionalidad democrática. Quizás el argumento más contundente se refiere a los gravísimos daños ambientales de las energías fósiles y del monocultivo agroindustrial. La factibilidad real de superación del extractivismo está en la historia económica global. Los países industrializados fueron en sus inicios extractivistas y paulatinamente transitaron a una matriz diversificada de bienes y servicios con valor agregado. Lo hicieron a lo largo de los siglos XIX y XX con costos ambientales y sociales inaceptables.Una segunda evidencia está en las trayectorias de países en posiciones similares a Bolivia hace 30 años que lograron diversificar sus economías con desarrollo tecnológico e innovación de productos y procesos. Las experiencias internacionales muestran que cuando existe voluntad política, claridad conceptual y creatividad en política económica y social es posible avanzar la transformación productiva. La novedad al inicio del siglo XXI está en cómo promover la transformación productiva con sostenibilidad ambiental y fortalecimiento de economías solidarias, y comunitarias. Es aquí que la experiencia global tiene poco que enseñar porque la mayoría de los países priorizaron el liderazgo de empresas orientadas a la ganancia ilimitada en el marco de la globalización neoliberal. Hoy la barra ha subido: la transformación productiva tiene que ser sostenible ambientalmente, promover actores económicos plurales y la equidad social. Necesitamos abrir el debate público sobre el modelo de desarrollo que queremos y, específicamente, si estamos de acuerdo en seguir el patrón extractivista o si optamos por la transformación productiva plural, ecológica y equitativa. Y si elegimos la última, debemos analizar y proponer herramientas de política pública más adecuadas desde nuestra realidad. Les deseo felices fiestas y próspero año nuevo. Me tomo unas vacaciones. Fernanda Wanderley es socióloga investigadora.
Fuente: http://www.paginasiete.bo/opinion/2015/12/17/posible-salir-extractivismo-80470.html