Desertificación suena a desierto. Evoca al Sahara, o a cualquiera de las grandes extensiones desérticas que existen en el mundo. Pudiera parecer un concepto lejano a nuestra realidad, pero no. Bolivia es uno de los países en la región que más zonas áridas y semiáridas tiene, y una muestra de ello se encuentra en el Altiplano y en la zona del Chaco. El país tiene el 38% de su territorio en zonas áridas, por lo que es fundamental entender el concepto de desertificación para tomar medidas que palien sus efectos.
En Ankara, capital de Turquía, se está realizando la 12ava Convención de las Naciones Unidas para la lucha contra la Desertificación (CNULD) una de las más importantes reuniones para definir soluciones contra un fenómeno que afecta a 169 países de los 194 que forman parte de la Convención.
El objetivo en esta convención es lograr un concepto global de lo que se denomina Degradación Neutral de las tierras (LDN por sus siglas en inglés), un objetivo que quiere responder a este reto inmediato: ¿cómo lograr la sustentabilidad y sostenibilidad de la tierra cultivable intensificando la producción de alimentos pero sin seguir causando su erosión?
Entender la urgencia
La desertificación (o degradación) es un proceso que requiere especial atención porque afecta a zonas donde las condiciones climáticas son especialmente duras, zonas con recursos limitados de suelo, agua y vegetación. Es un fenómeno además que juega un importante rol en la contaminación del agua, del aire y del suelo y contribuye sustancialmente a la pérdida de biodiversidad de las zonas afectadas que son justamente centros de origen de especies de cultivo como el maíz, el trigo o la cebada.
La desertificación también contribuye al cambio climático aumentando la temperatura de la superficie terrestre y disminuyendo su capacidad de proveer fuentes hídricas, modifica el equilibrio energético y añade dióxido de carbono (CO2) a la atmósfera.
Si bien las variabilidades climáticas juegan un papel fundamental en la desertificación, no es menos importante la injerencia humana, que se traduce en la sobreexplotación de las capacidades naturales de los ecosistemas que al desgastarse provocan el descuido de las tierras y el abandono de las mismas, con la consiguiente migración de las poblaciones.
Una mirada especial
Esto tiene un especial énfasis en la búsqueda de resultados contra la desertificación en ésta, y otras cumbres: las víctimas de la desertificación se convierten en refugiados, desplazados internos y emigrantes forzados, lo que contribuye a los radicalismos y a las guerras por los recursos naturales para la supervivencia. Producto de la desertificación muchos pequeños agricultores y comunidades que dependen de la tierra tienen sólo dos opciones: emigrar o luchar. Para muestra: en 2008 la inseguridad alimentaria provocó conflictos en más de 30 países. Las principales víctimas fueron niños, niñas, mujeres y personas mayores.
Por ello la lucha contra la desertificación y contra la degradación de la tierra es fundamental para asegurar el bienestar de la población. La tierra alimenta a nuestras familias, nos brinda agua potable e impulsa cualquier ambición futura que puede tener un país. Sin embargo más de 1.500 millones de personas en todo el mundo dependen de tierras degradadas y el 74% de esta cifra está bajo la línea de la pobreza.
Sin duda la desertificación es una crisis silenciosa y casi invisible, desoída por muchos de los tomadores de decisiones e ignorada por los gobernantes, pero no por ello inexistente. Los efectos de la desertificación son imposibles de ocultar: la tierra ocupa el 30% del planeta y la totalidad de la población depende de la producción de alimentos de sólo el 11% de esta área. (Nota elaborada con datos de la FAO, IUCN, PNUD)
Conceptos
– La desertificación es la degradación de la tierra en regiones áridas, semiáridas y subhúmedas secas resultante de diversos factores que incluyen variaciones climáticas y actividades humanas.
– La CNULD está convenida por 194 países, entre los cuales se encuentra Bolivia.
– La degradación de la tierra implica la reducción o la pérdida de la productividad y complejidad biológica o económica de las tierras agrícolas, los pastizales y las regiones forestadas, lo que se debe a la variabilidad climática y a las actividades humanas no sustentables.
– La degradación se produce por procesos que incluyen, además, la erosión hídrica, la eólica y la sedimentación que lleva a la reducción a largo plazo de la cantidad de nutrientes del suelo, la reducción de la vegetación natural y a la salinización o solidificación de los suelos.
– Las tres principales causas de la desertificación son el sobrepastoreo, la deforestación y las prácticas de una agricultura no sustentable.
Desertificación en cifras
– 12.000 millones de hectáreas de tierra productiva se convierten en baldías cada año debido a la desertificación y a las sequías, esto supone perder la oportunidad de producir 20 millones de toneladas de grano anualmente.
– Se estima que un total de 842 millones de personas, o una de cada ocho personas en el mundo, sufrieron hambre crónica entre 2011 y 2013.
– La población bajo la línea de la pobreza gasta entre un 50% y un 80% de sus ingresos en alimentos.
– Más de 1.000 millones de personas carecen de acceso al agua hoy en día. Se calcula que la demanda se incrementará en un 30% hasta el 2030.
– Para el 2025, más de 2.400 millones de personas vivirán en zonas sujetas a periodos de intensa falta de agua, lo que podría generar un desplazamiento de 700 millones de personas hasta el 2030.
– Entre 1991 y 2000 más de 665.000 personas murieron en desastres naturales, de los cuales 90% estaban relacionados con el agua.
– Se estima que la pérdida de producto interior bruto agrícola en 14 países de América Latina osciló entre el 8% y el 14% para 2014.
Fuente: https://youtu.be/HXu-4kCpf0g