Mandela fue, es y será siempre el faro luminoso de África negra y libre. Mandela es un ideal, es un sueño posible porque logró conquistar lo impensable y lo imposible lo volvió realidad. Venció el miedo, el dolor, el sufrimiento y la rabia de la injusticia. Venció el odio y logro hermanar a los enemigos irreconciliables; al opresor blanco con el oprimido negro. Mandela es un modelo del hombre nuevo y nos mostró el camino para resolver los problemas de injusticia y de opresión en el mundo.
Tres cosas son admirables en Mandela. Primero es su convicción, consecuencia y determinación de toda su vida en la lucha por la libertad, la justicia social y contra la opresión racial. Segundo es su inconmensurable capacidad de perdón pues después de 27 años preso, extiende su mano y abraza a sus carceleros y a quienes cometieron genocidio y oprimieron a su pueblo; es una victoria del amor sobre el odio y la venganza. Y tercero su capacidad dialéctica en su lucha, la de adaptarse a las condición es históricas; la de ser parte de una brazo armado del Congreso Nacional Africano (CNA), a compartir el poder con sus verdugos y a la de unir a su país en torno al Rugby.
Madiba como es conocido en su país, nunca dejo de luchar. Lucho sin descanso contra el racismo, la segregación racial y por la libertad de Sudáfrica. Dejo un legado ejemplar por su sacrificio por su pueblo, por la paz, la justicia social, la libertad y los derechos humanos. Fue un hombre de coraje, principios y de una integridad incuestionable como lo describió Dalái Lama.
Como abogado luchó legalmente y defendió intransigentemente a los negros de los jueces blancos, pero se dio cuenta que solo por la vía de las leyes burguesas del Apartheid no era posible resolver las injusticias y la segregación racial. Se incorporó al CNA en el que logró ser el líder. Durante toda la década del 50 lideró movilizaciones en contra del Apartheid. El 21 de Marzo de 1960 hubo una manifestación en Sharperville, la policía abrió fuego y perpetró una cruel matanza donde hubo 69 personas negras muertas, entre ellas mujeres y niños, y otras 180 fueron heridas; más de 11 mil personas negras fueron detenidas días después. Ante esta tragedia Mandela crea el brazo armado del Congreso Nacional Africano (CNA) denominado “La Lanza de Africa” a través del sabotaje a empresas e infraestructura importante pero sin atentar o afectar contra vidas humanas.
En 1662 Mandela cae preso y fue condenado después el 12 de junio de 1964 a cadena perpetua que lo llevo a una cárcel durante 27 años de su vida. En la cárcel no pudieron someterlo y no lo pudieron quebrar más bien fue una escuela de paciencia, humildad y sabiduría para afrontar luego después el desafío del perdón, la reconciliación y el empoderamiento de su pueblo. La cárcel fue un ejemplo de resistencia y dignidad. El 11 de febrero de 1990 Mandela sale de prisión con el puño en alto en señal de lucha, de resistencia y rebeldía. Después de liberado Recibió el Premio Nobel de La Paz en 1993 por su lucha de reconciliación nacional entre blancos y negros. Fue elegido presidente de la República Sudafricana en 1994 desde donde siguió en su lucha para consolidar la Nación Unida libre del racismo. Gobernó con los blancos para demostrar en la práctica que su enemigo y opresor se puede convertir en su compañero a través del trabajo lado a lado.
Rolihlahla, fue el nombre que le puso su padre que en lengua Xhosa que significa “arrancar la rama de un árbol”. Su maestra le cambió el nombre con el de Nelson Mandela porque a los blancos no les gustaba o no podían pronunciar nombres africanos. Precisamente Mandela propone la descolonización de las visiones encontradas entre blanco y negro, entre la idea de venganza y del odio. La grandeza de Mandela está en la lección del perdón y el respeto a la dignidad de cada ser humano. Busco el amor e hizo comprender que existen otras formas pacificas de resolver los problemas del racismo, la explotación y la exclusión. Busco la paz y la reconciliación sin renunciar a la justicia social y la libertad de su pueblo, porque no puede haber paz sin justicia.
La minoría blanca cambió de actitud y creyó en Mandela al ver que después de 27 años perdonó con hechos concretos a sus verdugos al gobernar con los blancos y al convencer a la mayoría negra sudafricanos apoyar a la selección de Rugby deporte exclusivo de la minoría blanca en Sudáfrica. Mandela utilizo la pasión y las emociones de la gente por el Rugby y las movilizó para unificar el país. Y lo logró. En el mundial de Rugby organizado por Sudáfrica en 1995 los negros apoyaron al equipo nacional con minoría Blanca y el equipo aprendió a cantar el nuevo himno, en lengua Zulú. Pero el gesto que cambió la historia fue cuando Mandela vistió la camiseta del capitán del equipo Sudafricano François Pienaar y entró al centro de la cancha para desearles suerte en la final contra Nueva Zelanda. Fue un momento glorioso, 95 mil blancos gritaron ¡Mandela! ¡Mandela! Y millones de africanos negros en toda África también ovacionaron a Mandela y apoyaron decididamente al equipo. Ahí se selló la unidad de la Nación Sudafricana.
Mandela tuvo que cambiar su manera de pensar y de actuar de acuerdo a la circunstancia sin abandonar sus valores y principios. Mandela puso en práctica la verdadera dialéctica con su actitud política. Fue cambiando de estrategia y de tácticas de acuerdo a las condiciones históricas cambiantes en las cuales libraba sus batallas y de acuerdo a su situación personal dentro de esa historia hasta convertirse en el protagonista principal con la fuerza y el poder de cambiar el mismo la historia de su país desterrando el Apartheid y uniendo a blancos y negros en su Nación. En la cárcel siguió luchando, no se doblegó y mantuvo su espíritu firme hasta el final transmitiendo esperanza a su pueblo. Cuando salió de prisión abrazo al enemigo blanco y lo convirtió en compañero compartiendo el poder, el trabajo y el deporte.
Mandela fue la Lanza que una vez lanzada se mantuvo en el aire en el tiempo de la historia recorriendo por toda África y el Mundo transformando realidades, buscando justicia. La Lanza de Mandela se convirtió en un símbolo, en una leyenda que a esta altura de la historia se volvió una memoria imborrable.
Nelson Mandela fue un gran humanista, el más grande Defensor de los Derechos humanos y símbolo de la redención de Africa. Cambió la manera de pensar y de actuar en su país y en el mundo. Aunque no logró la libertad plena mostro el camino para alcanzarla a través de un largo proceso. El largo camino hacia la libertad fue conquistada por Mandela, pero continua su ideal, su ejemplo, su legado como una luz que ilumina a las nuevas generaciones en la lucha por la justicia y la libertad de Sudáfrica, del África y de todo el Mundo; porque las situaciones de opresión no se han acabado todavía y para combatirla es necesario una lucha constante y dialéctica como nos enseñó Mandela.
¡! Honor y gloria a Mandela, el gigante de África!!