El modelo económico de las cooperativas es una alternativa a la empresa privada del sistema capitalista. El cooperativismo tiene el objetivo económico de la cooperación solidaria entre un grupo de socios de una empresa a través de la distribución equitativa de las utilidades o el reparto de los beneficios.
Sin embargo, el cooperativismo también puede adoptar el camino funcional al modelo económico capitalista al maximizar la ganancia solo para un pequeño grupo especulativo y burocrático.
El cooperativismo está vinculado a la economía social o solidaria como una concepción más amplia que incluye a otras formas asociativas o mancomunadas fundadas en el trabajo solidario y de cooperación para satisfacer sus necesidades de existencia y que buscan un beneficio colectivo común. La característica central del cooperativismo en el marco de la economía solidaria es la primacía del hombre y de su función social sobre el capital.
Es importante saber y conocer que las cooperativas productivas tienen un peso significativo en las economías de varios países en el mundo que debiéramos valorar y desarrollar en nuestro país.(1) Las cooperativas agrícolas en Corea agrupan a más de dos millones de productores rurales (un 90 por ciento del total). Asimismo las cooperativas pesqueras de Corea tienen una participación en el mercado de un 71 por ciento. En Eslovenia las cooperativas agrícolas son responsables del 72 por ciento de la producción lechera, 79 por ciento de la ganadera, 45 por ciento de la de trigo y 77 por ciento de la de patatas. En Finlandia las cooperativas son responsables de la producción de un 74 por ciento de los alimentos, un 96 por ciento de los lácteos, un 50 por ciento de la producción de huevos, 34 por ciento de la producción forestal. En Japón un 91 por ciento de los productores agropecuarios son socios de cooperativas. En Kenia las cooperativas producen un 70 por ciento del café, un 76 por ciento de los productos lácteos y un 95 por ciento del algodón. En Letonia las cooperativas tienen una participación del 12.3 por ciento en el sector de la industria alimenticia. En Letonia las cooperativas tienen una participación del 12.3 por ciento en el sector de la industria alimenticia.
En nuestro país ha habido experiencias de cooperativismo que han tenido diferentes resultados. Las cooperativas de Servicios de electricidad, agua y telecomunicaciones han tenido relativo éxito, salvo contadas excepciones, en el sentido de mantener un bajo costo del servicio en beneficio de la sociedad. En contrapartida, muchas de estas cooperativas han servido para el beneficio de pequeñas elites que se han enriquecido a través de administraciones corruptas, con altos salarios y desvío de las utilidades por falta de un control efectivo de parte de los socios como fue COTEL por ejemplo que ha sido intervenida por el Estado. Otras han acabado en feudos al servicio de partidos tradicionales o de logias que han intentado dividir al país.
El caso de las Cooperativas de Ahorro y Crédito, en general solo utilizan el nombre, pero en realidad son entidades bancarias privadas que maximizan el lucro a través de intereses altos y benefician a pequeños grupos que tienen el monopolio de las acciones en nombre de un colectivo. Esperamos que con la nueva ley financiera aprobada recientemente en el país, se regulen, se corrijan las distorsiones y se encaucen estas cooperativas hacia la esencia y los verdaderos objetivos del cooperativismo solidario.
En el caso de las cooperativas mineras ha sido una alternativa ante la arremetida neoliberal de privatización en la década de los ochenta, sin embargo en la actualidad han sido denunciadas por convertirse en grupos de empresarios que subcontratan a obreros asalariados y usufructúan de los beneficios o rentas a costa de la explotación laboral. Pero además está en el centro del debate el aporte tributario que no quieren pagar a cambio de apoyo político al gobierno de turno, lo cual contradice la esencia del cooperativismo y la construcción de un estado socialista más justo y humanista.
Podemos mencionar algunas experiencias positivas en el campo productivo como las que aglutina la Asociación de Organizaciones Productores Ecológicos de Bolivia (AOPEB) que abarca cerca de 100 asociaciones y aglutina 60.000 productores en el país. También la Coordinadora de Integración de Organizaciones Económicas Campesinas, Indígenas y Originarias de Bolivia (CIOEC-BOLIVIA), es la institución que agrupa y representa a las Organizaciones Económicas Campesinas, Indígenas y Originarias de Bolivia (OECAs). Son 778 organizaciones económicas afiliadas a la CIOEC con más de un millón de familias campesinas e indígenas.
Otras cooperativas productivas han tenido un desarrollo positivo durante un tiempo pero que después se han extinguido. En tiempo neoliberales las CORACAS que funcionaron durante un tiempo muy bien, algunas se mantienen afiliadas a la CIOEC y muchas de ellas desaparecieron por diversos factores como mala administración, problemas de transporte, mercado, almacenamiento, transformación y reinversión en innovación administrativa y tecnológica. Estas experiencias ameritan un estudio para replantear una reingeniería diferente para evitar el fracaso de algunas cooperativas agrícolas.
En la amazonia quisiera mencionar dos cooperativas que han tenido éxito y que después han decaído justamente en los tiempos del proceso de cambio: Ellas son la Cooperativa Agrícola Integral Campesino (CAIC) de Riberalta, Beni y la Cooperativa Integral Agroextractivista Campesinos de Pando (COINACAPA); ambas aglutinan a recolectores y beneficiado de castaña amazónica o nuez amazónica que la exportan al mercado solidario internacional y a precio justo. Sin embargo por problemas de administración estas cooperativas se han endeudado y están en crisis. El actual gobierno en vez de salvar estas iniciativas productivas locales creo la empresa estatal EBA (Empresa Boliviana de la Almendra) que acaparó la compra de castaña de los estratos asociados a estas cooperativas y terciarizó el beneficiado en empresas privadas. Lo lógico era integrar estas iniciativas locales y asociarlas a la empresa estatal para el bien común, en el marco de la economía plural establecido en la Nueva Constitución Política del Estado.
La experiencia pasado nos sirve para aprender a separar las luces de las sombras, a rescatar lo positivo y desterrar lo que no sirve y construir un nuevo modelo cooperativo para el bien común; como una alternativa a la empresa privada, a los monopolios y oligopolios.
Para que el Cooperativismo se convierta en un proyecto alternativo al modelo capitalista debe ser fomentado y desarrollado por las fuerzas organizadas de la sociedad y por el Estado estableciendo reglas y normas que incentiven y posibiliten a que los grupos sociales se agrupen para crear este tipo de empresas en beneficio de los propios trabajadores y de la sociedad en su conjunto.
El 10 de abril de 2013, el gobierno que preside Evo Morales aprobó la nueva Ley de General de Cooperativas, Ley Nº 356. Esta Ley crea la Autoridad de Fiscalización y Control del Sistema Cooperativo, con el objetivo de regular la constitución, organización, funcionamiento, supervisión, fiscalización, fomento y protección del sistema cooperativo en el país y reemplazará a la anterior Ley de Sociedades Cooperativas, luego de más de 50 años de vigencia.
Establece los principios que sustenta el cooperativismo como son la solidaridad, la Igualdad, la reciprocidad, la equidad, finalidad social (interés colectivo por encima del interés individual), no lucro de sus asociados (prohíbe el enriquecimiento individual), etc.
La ley identifica a las cooperativas por sectores: productivas (mineras, agropecuarias y otros), de servicios (vivienda, educación y otros) y servicios públicos (telecomunicación, electricidad, agua y otros).
La ley 356 crea la nueva entidad pública del Ministerio de Trabajo, Empleo y Previsión Social, denominada Autoridad de Control y Supervisión de Cooperativas (AFCOOP), en reemplazo de la Dirección General de Cooperativas (DIGECO). Esta nueva institución tendrá la función de hacer cumplir la presente ley y sus Decretos Reglamentarios, como también regular, fiscalizar y supervisar a este sector.
Esperamos que esta nueva Ley se convierta en un instrumento estratégico para desarrollar el cooperativismo como una alternativa a las empresas capitalistas logrando transformaciones económicas, productivas y sociales; erigiéndose como un nuevo poder de beneficio colectivo, de solidaridad y de cooperación; superando las relaciones mercantilista, individualista y egoísta en la que aún está inmerso nuestra sociedad.
Pero si el Estado por una razón de relaciones de poder y de buscar beneficios o adhesiones electorales coyunturales privilegia a sectores cooperativistas, como los mineros, en desmedro de otros sectores, entonces el sentido y la esencia del cooperativismo se distorsiona y se desvía para otros fines.
Países como el nuestro que aspiran a construir un nuevo socialismo que aun esta por construirse, el sistema cooperativo es una oportunidad y una vía alternativa que hay que potenciar, fomentar y desarrollar para el bien común, siempre y cuando se eviten las distorsiones y desviaciones capitalistas en el seno del mismo sistema cooperativo.
La ayuda mutua para luchar contra la desigualdad y la injusticia no es una utopía porque existen cientos de miles de cooperativas que funcionan en todo el mundo y nos sirven de ejemplo e inspiración.
(1) Cooperativismo en las economías nacionales. Periódico Opinión, Cochabamba, 6 de Septiembre del 2013.