En Bolivia el 49 por ciento de la población vive en la pobreza y el 24,5 por ciento vive pobreza extrema según el Informe Panorama Social  de América Latina 2011 publicada por la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL).  Según el informe  del programa Mundial Para la Alimentación 2012 de la ONU, Bolivia tiene entre un 25 y 34 por ciento de su población  mal nutrida o sub nutrida.  A su vez  el 15,5 por ciento de los niños menores de 2 años padece desnutrición crónica según los datos  Ministerio de Salud y la OMS. (1)

Estos indicadores nos muestran que aún estamos lejos de erradicar la  pobreza estructural  en nuestro país. Aproximadamente 2 millones y medio de personas en Bolivia padecen pobreza extrema, es decir que viven con menos de 7 Bolivianos por día, padecen por la falta de alimentos, falta de techo, educación, salud y servicios básicos.

El gobierno con la denominada Agenda Patriótica planifica acabar con la pobreza para el bicentenario de creación de Bolivia el 2025.  Este objetivo solo será posible a través de un   verdadero cambio del modelo económico y a través de la planificación participativa priorizando la producción y la generación de fuentes de empleo digno y sostenible.

Bolivia vive una  época de bonanza económica propicia para  que acabar con el hambre y la pobreza, sin embargo los avances hasta ahora es insuficiente.  Se exagera en la construcción de   infraestructura y se invierte poco en la producción.  El país está enfrascado en la pelea por  la torta del excedente por parte de los sectores sociales en vez de debatir y orientar la inversión hacia la solución de la desigualdad y la pobreza estructural.

¿Qué es primero, acabar con el hambre y la pobreza extrema o construir infraestructura básica? Sin duda la prioridad es acabar con el hambre y la extrema pobreza. Tiene que haber un equilibrio en la inversión, hay que priorizar escuelas, hospitales y caminos necesarios, pero sobre todo hay que  producir para generar empleos sostenibles para la gente que no  la tiene.

Esto solo será posible si priorizamos la inversión en la educación técnica y productiva, la producción de alimentos y dar valor agregado a nuestros recursos naturales preservando el medio ambiente. Es como dice el refrán popular: No hay que darle el pescado, sino darle la caña y enseñarle a pescar.

Cuando observamos las estadísticas del Programa Bolivia Cambia Evo Cumple vemos un balance positivo en la construcción de escuelas, hospitales, postas, y sistemas de agua potable. Sin embargo hace falta invertir en desarrollo humano. Necesitamos médicos especializados en resolver los problemas de salud  en las ciudades intermedias y en el área rural; necesitamos maestros con conciencia crítica y con una formación de calidad de acorde con nuestra realidad sociocultural. Por otra parte, se han construido 1.200 campos deportivos y solo se han ejecutado 240 proyectos productivos cuando debiera ser a la inversa. No es que estemos en contra del deporte pero la prioridad debe ser  apoyar primero a la producción para que nuestros niños se alimenten mejor y puedan rendir mejor en el deporte.

El Derecho a la alimentación integral es la base de la existencia digna y la reproducción de la fuerza de trabajo, ya sea manual o intelectual, y es  la garantía de tener una buena salud. Una alimentación saludable significa tener en la mesa  los alimentos que aporten todos los nutrientes esenciales y la energía que cada persona necesita para mantenerse sano. Los nutrientes esenciales son: proteínas, hidratos de carbono, lípidos, vitaminas, minerales y agua

Bolivia ha priorizado en su normativa la Soberanía alimentaria y la producción agroecológica familiar que consiste en producir suficiente alimento diversificado y de calidad para los habitantes de un país. Pero falta incrementar significativamente la inversión en la producción, tecnología y asistencia técnica en el sector campesino e indígena.

No es la agroindustria que va garantizar y producir alimentos para el pueblo sino los pequeños productores. A su vez, no basta producir suficiente alimento hay que lograr distribuir ese alimento en la cantidad y calidad adecuada en la mesa de cada familia del país. Ahí está el desafío del gobierno de cómo producir suficiente alimentos y lograr igualdad  en la distribución de los alimentos para que haya  justicia alimentaria en el país.

Notas.

(1)Fuente: Periódico La Razón. 10 de Abril del 2013.

Print Friendly, PDF & Email