La Ley N° 337 no solo perdona a los desforestadores ilegales, sino que en las Disposiciones finales, Segunda, Parágrafo I.2. Establece que en Tierras de Producción Forestal Permanente se podrá autorizar el desarrollo de sistemas agroforestales en superficies no mayores al veinte por ciento (20%) del total de la superficie predial, siempre y cuando no se ponga en riesgo la estructura del bosque ni la capacidad de uso mayor de la tierra, debiendo destinarse el ochenta por ciento (80%) restante exclusivamente al aprovechamiento integral de los recursos del bosque.
En el norte amazónico desforestar el 20% no solo pone en riesgo la estructura del bosque, sino que destruye la continuidad de los ecosistemas, la biodiversidad y los recursos renovables de subsistencia tradicional histórica, como son la caza, la pesca, las actividades de recolección de castaña, goma, jatata, frutas, bejucos, aceites, palmas; además de la extracción de madera.
El impacto a mediano plazo de esta norma sería catastrófico para el Norte Amazónico, significa que 1 millón de hectáreas podrían ser destruidas para agricultura en tierras de producción de castaña en Pando por ejemplo. Otro millón de hectáreas podrían ser afectadas en la Provincia Vaca Diez y Ballivian del Beni e Iturralde de La Paz, que son zonas castañeras. Significaría un duro golpe a la economía castañera que es la principal actividad económica de la región.
Por otra parte la Ley N° 337 y su reglamento permitiría que las familias campesinas del Departamento de Pando desforestar hasta 15 hectáreas anuales sin permiso- antes era 5 hectáreas-, lo cual constituye una vía libre para cambiar el uso de suelo de vocación forestal a uso agrícola y ganadero.
De ser así, la norma violaría la Constitución Política del Estado en su artículo N° 392 Paragrafo II, en el cual establece que queda prohibida la tala de árboles de goma y castaña inclusive con sanciones penales.
Todo el Departamento de Pando, en toda su extensión, tiene arboles de castaña y goma además de otros recursos maderables y no maderables además de otros recursos biogenéticos. Los recursos forestales, en especial la castaña, son la base económica más importante del Norte Amazónico. Con esta norma se estaría destruyendo esa base económica de esta región.
Nos parece un error histórico y una irresponsabilidad aprobar una norma de esta naturaleza porque va en contra de la Constitución y en contra de la vocación forestal del Norte Amazónico promoviendo la desforestación intensiva y poniendo en riesgo la economía tradicional de la goma, la castaña, la madera y otros recursos del bosque.
Está demostrado técnicamente que la agricultura no es sostenible en los suelos amazónicos por su bajo contenido de materia orgánica y porque los costos de producción son más altos que los ingresos por la venta de los productos. La tierra puede producir 2 a 3 años pero después queda sin nutrientes y se erosiona producto de las lluvias.
La gente en la Amazonía, solo practica agricultura familiar para la producción de auto subsistencia para su consumo familiar y una pequeña parte es comercializada. La vocación productiva en la región es la extracción de los recursos de la biodiversidad del bosque: La castaña, la goma, la madera, la piscicultura, hoja de jatata, miel de abeja, sangre de grada, frutas, bejucos, etc.
El desatino en la administración y gestión de los recursos naturales nos llevará a una destrucción progresiva de los bosques y en vez de generar más alimento e igualdad social lo que va a provocar es más pobreza, migración campo ciudad y destrucción de los recursos naturales renovables que no se solucionan con la reforestación porque jamás se restituye la biodiversidad, después que el bosque ha sido talado.
El cambio de uso de suelo de uso forestal a uso agrícola cambiando la vocación sustentable del bosque siempre ha sido una pretensión de políticas neoliberales promovidas por terratenientes para que la tierra queden expuestos al capital privado y a las fuerzas de mercado en la oferta de alimentos, especialmente de la soya y ganado bovino.
Por otra parte, tenemos entendido que la influencia y la presión al gobierno proviene de los grupos de colonizadores, denominados interculturales, que se han asentado en tierras forestales amazónicos y vienen con una cultura agrícola y no entienden la vocación forestal; además de promover el mercantilismo de la tierra. Un claro ejemplo ha sido los asentamientos en el Municipio de Santa Rosa donde se ha destruido aproximadamente 2.000 (dos mil hectáreas) de monte virgen derribando los arboles de castaña y las han destinado a actividades agrícolas, pero que no ha representado una mejor opción económica en la mejoría de sus ingresos en relación a los que se dedican a actividades forestales.
Algunos de estos grupos de colonizadores, en poco tiempo, tienen presencia importante en las organizaciones sindicales de la región, desplazando a los liderazgos locales y representan intereses sectoriales adueñándose del proceso imponiendo una visión de desarrollo agrarista agrícola y mercantil contrario a la tradición y vocación histórica de recolección de recursos renovables garantizando la sustentabilidad y conservación de los bosques.La visión de desarrollo es diferente y no puede ser un mismo concepto para todos.
Hace falta, ahora más que nunca, en la región, una evaluación y un análisis profundo sobre la gestión y administración de los recursos naturales transversalizando la inversión pública, la interculturalidad y la tradición histórica del modo de vida de las culturas locales en la región del Norte Amazónico. Esta iniciativa, tiene que venir lógicamente de las organizaciones campesinas, indígenas y zafreros de la región porque ellos son los que viven en el bosque y son los directamente afectados.