En el primer trimestre del 2013, los hechos de violencia contra indígenas en América Latina no cesan a causa del despojo de sus territorios y el saqueo de sus recursos naturales de parte de transnacionales y, en muchos casos, bajo la complicidad o la permisividad de los gobiernos de turno, inclusive de los denominados progresistas. Nos duele y nos horroriza la violencia, los asesinatos, persecuciones, torturas, criminalización y militarización en contra de los indígenas indefensos que solo quieren respeto y vivir en paz.
Las noticias nos estremecen y a su vez sufrimos de impotencia. Solo nos queda denunciar y divulgar la indignación y el repudio de estos hechos con la esperanza que algún día se acabe esta vergüenza en América Latina y el Mundo.
En Venezuela, el 14 de febrero de 2013 fue asesinado el cacique de la comunidad Yukpa, Sabino Romero Izarra en el Municipio de Machiques, Perijá a causa de su lucha de reivindicación de sus territorios. Los sicarios aún no han sido identificados ni aprehendidos sumando un hecho más de impunidad. Con Sabino Romero ya van ocho asesinados en la sierra del Perijá y existen denuncias no sólo de negligencia del sistema judicial sino también de protección a empresarios ganaderos que serían los mandantes de los asesinatos.
En Chile, el 14 de marzo de 2013 la contaminación petrolera conocida como fractura hidráulica cobró la vida de Cristina Lincopan, la máxima autoridad Mapuche Gelayko. Falleció a causa de una hipertensión pulmonar a la edad de 30 años y causó un irreparable dolor en la familia Mapuche. Lincopan era una luchadora Mapuche en contra de la extracción petrolera y minera en Neuquén.
En Guatemala, el 17 de marzo de 2013 fueron secuestrados cuatro miembros del gobierno indígena Xinca de Santa María Xalapan de Jalapa. Uno de los cuatro secuestrados, Exaltación Marcos, Secretario de la Junta Directiva de Santa Maria de Xalapan, fue asesinado con evidentes huellas de torturas. Los asesinatos y la represión ocurren con frecuencia en contra de líderes indígenas que denuncian la explotación irracional de sus recursos naturales.
En Brasil, sigue la persecución de los indígenas Guaraní-Kaiowas en Mato Groso do Sul. El 17 de enero de 2013 fue herido, de bala por Sicarios, el Cacique indígena Valdemir Salinas de la comunidad Remanso Gwasú. Fue atacado en su propia casa y salvó su vida gracias a la oportuna ayuda de otros indígenas. A este ataque se suman la reciente muerte del Cacique Zezinho de la aldea Laranjeira Nhaderu, atropellado sospechosamente por una ambulancia, y el asesinato del Cacique Nisio Gomes, de la aldea Guayviry, en noviembre del 2012. Su cuerpo aún no ha sido encontrado. Las cifras son escalofriantes, en 9 años fueron asesinados más de 273 líderes Guaraní Kaiowá y la mayoría ha quedado en la impunidad, salvo raras excepciones. Es el avance del agro negocio soyero y ganadero que despoja las tierras indígenas, a vista y paciencia del Estado brasileño que no termina de restituir, demarcar y homologar las tierras ancestrales de este pueblo.
A su vez, el Estado brasileño, ordenó la militarización de la Represa de Belo Monte donde la obras están paralizadas hace una semana ante protesta de indígenas y campesinos de la región que ocuparon los canteros de la construcción. Esta acción está destinada a evitar que los indígenas se movilicen en contra de la construcción de esta mega-obra que inundará 500 kilómetros cuadrados de la selva amazónica y desplazará forzadamente a 50.000 indígenas y campesinos de la región del Xingú. Privarlos de sus territorios es otra forma de eliminarlos y de extinguirlos.
En Colombia, según la Organización Nacional Indígena de Colombia (ONIC), el año 2012 más de 80 indígenas han sido asesinados, más de 10.500 han sido víctimas del desplazamiento forzado y más de 50 han sido amenazados de muerte. A su vez los indígenas de la región del Cauca han emitido un pronunciamiento en contra de la militarización del Ejército Colombiano porque temen represión a causa de la lucha por el territorio.
La Coordinadora de Derechos Humanos del Paraguay en un comunicado difundido la segunda semana de marzo del 2013, denuncia el despojo territorial y la violación de los derechos humanos de la comunidad indígena en aislamiento voluntario, Cayubia del Pueblo Ayoreo del Chaco. Esta agresión a sus derechos ha sido realizada por las autoridades del Instituto Nacional del Indígena del Paraguay (INDI), un grave atentado contra la supervivencia de este pueblo étnico.
Al norte del Perú, en los primeros meses del 2013, la Comunidad de Cañarís ha salido en protesta permanente para evitar un proyecto minero de la transnacional canadiense Candente Cooper que afectaría el medio ambiente local. Ante este hecho las Fuerzas Policiales han arremetido varias veces con el uso de la fuerza agrediendo físicamente a este grupo indígena.
A su vez, el líder amazónico Alberto Pizango Chota ha denunciado el 13 de marzo de 2013 que los indígenas están siendo víctima de persecución por autoridades políticas y judiciales del Perú. Pizango y 53 indígenas están siendo procesados judicialmente por la represión que sufrieron por las fuerzas policiales en Junio de 2009, donde fallecieron 34 personas. Este hecho fue conocido como “la Masacre de Baguá” y los responsables, coincidimos con Pizango, son el ex Presidente Alan García y la ex ministra del interior Mercedes Cabanillas quienes ordenaron la represión.
En Bolivia, a mediados del mes de febrero de 2013, en la comunidad Amazónica “El Retorno”, una decena de indígenas fueron secuestrados, agredidos, torturados y amenazados de muerte por sicarios enviados por terratenientes. Estos hechos fueron denunciados a las autoridades judiciales, sin embargo no se ha investigado ni sancionado a los culpables quedando en total impunidad. La causa es el acaparamiento de terratenientes de territorios ancestrales de los indígenas Tacanas. Los defensores de los derechos humanos que han denunciado estos hechos están siendo acosados, amenazados de muerte y para salvar sus vidas han tenido que emigrar de la región ante el eminente peligro.
El listado aquí solo es la punta del Iceberg, la mayoría de los hechos de violencia contra los pueblos de Latinoamérica quedan en el anonimato, en el silencio y en la total impunidad.
El genocidio, el etnocidio, el saqueo y la brutalidad continúan porque el colonialismo interno y externo sigue vigente en nuestras sociedades, inclusive en los gobiernos progresistas. Continúa el racismo étnico. Continúa la explotación irracional de los recursos naturales y el despojo de los pueblos que estén asentados en territorios donde haya riqueza. Continúa la criminalización y desarticulación de toda forma de lucha y resistencia de los pueblos indígenas que defienden sus territorios, el agua, los bosques, sus animales, sus identidades, sus culturas y su derecho a vivir en paz.
Nuestra más profunda solidaridad con todas las familias y los pueblos indígenas que han perdido a sus seres queridos. Acompañamos su dolor desde la distancia. ¿Cuántas vidas más cobrará el monstruo grande del capitalismo? ¿Cuánta sangre indígena seguirá siendo derramada en este suelo americano? Es una vergüenza que los gobiernos sigan permitiendo que la violencia criminal siga ocurriendo contra los pueblos indígenas.
Pero también nos llenamos del coraje y del valor que todos los pueblos indígenas nos transmiten con el ejemplo de sus luchas y sus resistencias en contra de la violencia genocida y criminal.
Pese a todos los males, los pueblos indígenas convocan a sus espíritus guerreros para danzar, para cantar, para alegrarse y para alzar su voz de solidaridad y justicia.
Solo queda fortalecer la unidad y la internacionalización de la lucha de los pueblos indígenas para seguir creyendo y soñando en una patria grande libre y sin mal.