Ese que padece la tempestad, no eres tú.
Sufrimos con los que sufren y qué,
vamos cantando, vamos
y volvemos por los caminos
y las heridas, de esta tierra
que sólo entiende de hiedras
y tapires y lunas y humedad.
Donde todas las honduras
se angostan pero se arrullan
en cada río, en cada piedra
que ruedan pero claman, altivas
por un lugar en el mundo
por el destino, por Sur América.
Río Abajo, 6 de marzo de 2013