Asimismo, abordamos como eje de debate el rol de las mujeres en el proceso de transformación hacia una agricultura sin agro tóxicos, que fortalezca la soberanía alimentaria de nuestros pueblos en armonía con nuestra madre tierra.

La crisis estructural y la lógica de devastación del sistema capitalista, que pone en riesgo la sobrevivencia de la naturaleza y de la humanidad en su conjunto; Genera un sin fin de conflictos sociales, políticos, económicos, culturales, cambios climáticos  y la crisis alimentaria que la sufre todo el globo terráqueo, entre otros.

La necesidad que tiene el mundo industrializado de reducir su dependencia del petróleo, los ha llevado a buscar alternativas como los biocombustibles, que hoy se constituyen en una seria amenaza latente a la soberanía de los pueblos, ya que se deja de producir para alimentar al pueblo y se produce para sostener la demanda de este nuevo mercado. Sumado a esto la precarización del trabajo agrícola, por las injustas imposiciones de las transnacionales y la competencia desleal con trabajadores campesinos del primer mundo, fuertemente subsidiados por sus estados.

Entendemos que las crisis alimentaria a nivel mundial, tiene como causa fundamental el modelo de producción agroindustrial capitalista. Modelo de producción agrícola, que se caracteriza por estar dominado por grandes empresas transnacionales que monopolizan la producción de los alimentos, la tenencia de la tierra, la utilización de semillas transgénicas, el monocultivo, la explotación intensiva y mecanizada de la tierra, la utilización de agro tóxicos que destruyen la madre naturaleza. Grandes empresas transnacionales dominan toda la cadena productiva, desde la producción hasta la comercialización, fomentando así, el agio y la especulación.

Es por esta razón, que las grandes empresas transnacionales, ven perjudicial la presencia y la existencia de organizaciones indígenas y campesinas que plantean una alternativa sustentable a la producción capitalista en armonía con la madre tierra. Somos los y las campesinas e indígenas del mundo, los y las que producimos y garantizamos alimentos para la comunidad. Mientras que las grandes empresas transnacionales, que son parte del modelo de desarrollo capitalista del agro, priorizan el mercado, la producción de mercancías, la acumulación de riqueza y ganancia para unos cuantos y no así la soberanía alimentaria de la humanidad. Es por eso que reafirmamos la necesaria vinculación y articulación internacional y mundial, para luchar contra todas las manifestaciones del sistema capitalista. Y construir una alternativa real, desde nuestras comunidades, desde nuestra visión de mundo, a partir de lo que entendemos por la agroecología y la soberanía alimentaria, de nuestras familias, nuestra comunidad, nuestro país y los pueblos del mundo entero.

La lucha de las mujeres bolivianas por mayor participación en espacios de decisión,  reconocimiento y respeto de sus derechos; encuentran en la conformación del Estado Plurinacional de Bolivia una de sus principales  conquistas. Sin embargo, dicha victoria no sentencia el final de sus luchas sino que constituye la plataforma sobre la cual nuestras organizaciones sociales deben plantearse nuevos retos de cara a la construcción de un mundo alternativo a la lógica capitalista. El 86 % de las mujeres bolivianas desempeña trabajos en el área rural. Cifra que refleja la importancia de este sujeto social en la producción agrícola actual, así como en el proceso de transformación y consolidación de un modelo productivo que conquiste la soberanía alimentaria de nuestros pueblos en armonía con nuestra madre tierra.

El capitalismo es el principal enemigo de la soberanía alimentaria de nuestras naciones. Las comunidades campesino-indígenas constituyen, desde la óptica capitalista, el mayor peligro para su plan de saqueo y mercantilización de nuestra madre tierra. La promoción e implementación de paquetes de agro-tóxicos, semillas transgénicas, fertilizantes químicos; conforman estrategias del capital transnacional para fortalecer la cadena de dependencia a la vez que resultan una agresión a gran escala para nuestra madre tierra. La erosión de nuestros suelos, destrucción de su biodiversidad,  proliferación de enfermedades en nuestras comunidades, recalentamiento global; son algunas de las consecuencias del modelo de producción agrícola capitalista.

En este sentido creemos fundamental el despliegue de iniciativas que promocionen instancias de información y formación integral para el  desarrollo de un nuevo tipo de producción que tenga como objetivo central la recuperación de los saberes ancestrales de nuestras comunidades construyendo una perspectiva de trabajo en conjunto con la Pachamama. Creemos indispensable impulsar acciones que nos permitan mantener  soberanía sobre las semillas utilizadas en la siembra, concientizarnos en el uso racional del agua y acceder a obras hídricas que fortalezcan las agriculturas de nuestro pueblo. Toda  acción impulsada por el Estado y/u  organizaciones sociales en pos de consolidar la producción agroecológica, debe articularse con las comunidades campesinas, sus idiomas, prácticas culturales, nacionalidades.

La presente jornada representa un espacio donde organizaciones de nuestra América y Europa intercambian experiencias  de lucha y saberes, aportan a la unidad de nuestros pueblos, fortaleciendo  la autodeterminación de nuestras naciones frente al saqueo de nuestros bienes comunes. En este sentido, afirmamos que el  hostigamiento a nuestras comunidades campesino-indígenas, el desalojo de sus tierras y la consecuente acumulación por parte de capitales nacionales y transnacionales, la producción a gran escala de monocultivos con valor en el mercado global, la implementación de proyectos mega-mineros a cielo abierto que amenazan las cuencas hídricas ; constituyen diferentes caras del capitalismo extractivista que oprime a nuestros pueblos,  amenaza  la soberanía alimentaria de nuestras naciones.

Por  último, expresamos nuestro compromiso y ponemos en marcha la Escuela Nacional de Agroecología a partir de los distintos aportes que hemos tenido como base fundamental para empezar este proceso, que no es una lucha local sino internacional contra los agro-tóxicos y el modo de producción capitalista que tiene como base la mercantilización de la vida. Y con esto, teniendo en vista la formación de los y las campesinas indígenas originarios y los y las trabajadoras del mundo, promoviendo así la soberanía alimentaria de los pueblos.

¡JALLALLA MADRE TIERRA!

¡AGROECOLOGÍA PARA VIVIR BIEN!

¡INTERNACIONALICEMOS LA LUCHA!

¡INTERNACIONALICEMOS LA ESPERANZA!

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