Cumbre de las Américas

Lo que se sabe es de una abultada reunión donde se cumplirán paralelamente cumbres sectoriales de representantes de las sociedades civiles de nuestros países, en el afán de esperanzar con resultados posibles y no simples declaraciones reducidas a buenas intenciones.

Los temas a debatirse están todavía en los comentarios y especulaciones de los órganos de información, pendientes de la reincorporación de Cuba con sus derechos y prerrogativas a la OEA, excluida al ser distinta por criterio impuesto por dictado o big steack, sin afirmar doctrina alguna, ya que, para ser iguales, los estados o las personas tienen que ser distintos. Son vínculos establecidos en la comunidad de países americanos o inter pares, cuya personalidad emerge de ser distintos y ser soberanos, siendo su régimen un propio derecho. La Constitución de Boon marca momento por su aporte, al reconocer igualdad también para los desiguales. La exclusión es un sofisma insostenible a esta altura del tiempo.

Otro tema es la inseguridad expresada por la violencia amenazando a nuestros países. Entre los diez países más violentos del mundo, 9 están en Latinoamérica, en una cadena de fenómenos concatenados, que llevan a descubrir el crimen organizado y sus raíces dentro del narcotráfico. Si el gobierno fuera consecuente con lo que pregona, su demanda en Viena debió ser la despenalización de la droga, porque reducir el reclamo a la hoja de coca conduce al incremento de la producción y la caída de los precios en favor de sus beneficiadores o sintetizadores químicos. No haberlo hecho a pesar de la frondosa y costosa comitiva, hace pensar en inexplicables vacilaciones de quien es detractor retórico pero no asume tocar los intereses de las dinastías financieras que lucran con el armamentismo y el tráfico de armas, el control petrolero y el tráfico de drogas, convertidos en imbricados negocios. Pero, Tegusigalpa ha echado la carta de la despenalización en la mesa aunque los diplomáticos corrieron a tirarle de las orejas al Presidente.

La víspera de la Cumbre ha motivado que se abra debate sobre la desintegración del continente, obligando a recordar la pretensión de la década del 60 de siglo pasado alentando el pacto integrador de la Cuenca del Plata y el del espinazo andino. Ahora, en tema de desintegración, se habla del Mercosur, que es exclusión hacia afuera y libre comercio hacia adentro de la Alianza del Pacífico asentada en tratados de libre comercio que agrupan a Chile, Perú, Colombia, México y alinean a Costa Rica y Panamá en un afán integrador con la Alianza de Obama que integra países para oponerse al potencial chino en el Pacífico. En este cuadro el pacto cubano venezolano que es más político declamativo, no tiene propósito comercial con el Pacífico, convertido en el nuevo eje del mundo y, en este trance Bolivia aparece objetivamente fuera del Pacífico por obra de la diplomacia chilena y tampoco está en el Mercosur, por lo que es inevitable la pregunta ¿en qué juego está el gobierno de Bolivia? La omisión y el descuido no son pretextos para perder a la patria, menos la ignorancia.  

El autor es presidente del Fobomade.

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Fobomade

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