Fuentes de Naciones Unidas e incluso del propio Gobierno tailandés, admiten que la explotación en minas en ese país asiático es normalmente ilegal, lo cual exime de cualquier respaldo institucional a quienes allí laboran.
En esa nación existen más de 60 variedades de gemas de incalculable valor comercial, como la Aguamarina, Circón, Granate, Jade, Turmalina, Zafiro o Rubíes, según estimados del Instituo Nacional de Estudios sobre las Gemas.
Chanthanburi, una localidad al norte de Bangkok, la capital, es el mayor centro para el proceso industrial y comercial de piedras preciosas, pero las ramas del tráfico ilegal llegan sobre todo a Mae Chang, ubicada en la frontera tailandesa con Myanmar y Lao.
Algo de una historia poco conocida
La zona fronteriza entre Tailandia, Myanmar y Lao fue llamada en una época -décadas del 60 y primeros años de la del setenta- el Triángulo de Oro, por donde circulaba una enorme cantidad de droga cuyo destino fundamental resultaba el mercado más extenso de consumidores: Estados Unidos.
Desde las selvas tailandesas salían toneladas de productos elaborados en artesanales laboratorios y uno de los medios de transporte utilizados implicó a personal del ejército estadounidense, entonces enfrascado en la agresión a Vietnam. Testimonios al respecto abundan, entre ellos, la película American Gangster, dirigida por Ridley Scott y protagonizada por Denzell Washington y Russell Crowe, basada en hechos reales sobre el tráfico de heroína.
Desde entonces, las condiciones variaron, el comercio de estupefacientes buscó otros rumbos, pero la zona mencionada continuó como centro de contrabandeo de los más diversos artículos, trata de personas y prostitución. Cifras estimadas calculan que por esos temas se generan más de mil millones de dólares por año, aunque sin precisar el monto que incluye el comercio legal o ilegal de piedras preciosas.
Investigaciones y documentos de Global Financial Integrity, una institución sin fines de lucro en Washington, Estados Unidos, señala que los negocios al respecto se mueven a través de sobornos a las autoridades, robos de funcionarios gubernamentales y complicados manejos para la evasión de impuestos.
Thomas Naylor, autor del libro El bajo mundo de las gemas, menciona a Bangkok como un importante centro para el corte y venta al por mayor de piedras preciosas que tienen como destino final New York, Mumbai, Tel Aviv o Ginebra, entre otras grandes urbes.
Para el simple y explotado minero tailandés no queda mucho por escoger y solo aparece en los medios de comunicación como un portador o vendedor de presuntas piedras preciosas con la figura de Buda u otros símbolos que sirven de llamativo amuleto.
El autor es jefe de la Redacción de Asia de Prensa Latina.