Veinte años en la vida de los pueblos, de las culturas, de la diversidad humana, tampoco son nada. Son una página de la historia, de una historia larga y una historia grande, que se viene escribiendo desde hace millones de años. Pero veinte años de trabajo y militancia en defensa y protección de los derechos humanos e indígenas, de los derechos de todos en tanto personas y comunidad organizada, desde aquí, desde Bolivia, son otra marca solidaria, de dignidad y respeto por lo que fuimos, por lo que somos, por lo que queremos ser.
Hoy que cumplimos veinte años al lado de los que luchan y sueñan lo mismo por lo que luchamos y soñamos nosotros, no celebramos, no nos detenemos, no nos rendimos: simplemente, lo recordamos, lo asumimos, lo tomamos en cuenta como lo que es: una huella por donde seguiremos andando, luchando y compartiendo con nuestros compañeros y hermanos.