Extensas áreas agrícolas sudamericanas sufren los efectos del fenómeno climático La Niña, sobre todo el sur de Brasil, Uruguay, Argentina, Bolivia, Paraguay y Chile.
El 9 de febrero de 2011, el gobierno chileno decretó estado de emergencia agrícola en varias localidades del centro del país afectadas por una intensa sequía. La Comisión Nacional de Energía informó que los embalses estaban en sus niveles más críticos desde 1998.
El 21 de junio del año pasado comenzó oficialmente la temporada invernal en Uruguay, con menos precipitaciones de lo normal, según la Dirección Nacional de Meteorología (DNM). En la primera década del milenio Uruguay sufrió cuatro sequías de magnitud, la mayor de ellas a fines de 2008 y principios de 2009, con pérdidas agropecuarias por 800 millones de dólares, el 70% en el sector ganadero. Los registros de los últimos 30 años evidencian de inviernos con temperaturas en aumento, excepto en 2007 cuando Uruguay vivió “el invierno más frío de los últimos 50 años”, destacó el director de Climatología Mario Bidegain. (Diario La República)
En Brasil, la ciudad capital Brasilia reportó 100 días sin lluvia el 18 de septiembre de 2011, por debajo de las 128 jornadas secas registradas en 2010. Los habitantes de la urbe sufrieron las consecuencias de una humedad del aire de entre 20% y 10%.
Desde la segunda quincena de noviembre de 2011, las precipitaciones fueron más escasas y acompañadas por altas temperaturas que consumieron las reservas de humedad en la mayor parte del área agrícola de Sudamérica, lo que reavivó el temor de que pueda repetirse una sequía catastrófica como la ocurrida entre 2008 y 2009.
El coordinador de la Unidad de Emergencias de la FAO Einstein Tejada consideró que los reportes de sequía podrían generar un desequilibrio en la seguridad alimentaria a nivel regional. Alertó que de persistir este problema se incrementaría el índice de pobreza y serían menores las posibilidades de intercambio comercial.
Los termómetros se dispararan en verano
En Chile, la Dirección Meteorológica pronosticó una ola de calor en los comienzos de 2012 en el centro sur del país, con temperaturas que podrían rebasar los 34 grados Celsius. En los valles centrales y en algunas regiones de Valparaíso y Metropolitana los termómetros registraron temperaturas por encima de lo normal al cierre de 2011.
El 27 de diciembre, por ejemplo, el centro de Chile enfrentaba una ola de calor con temperaturas superiores a 35 grados, informó Cynthia Bravo, jefa de turno de la Dirección Nacional de Meteorología. La máxima en Santiago se situó un día antes en 33,1 grados Celsius. (ADN Radio Chile)
El 21 de diciembre de 2011 comenzó el verano en Paraguay con una temperatura de 39 grados en Asunción, la más alta del año. En el Chaco la canícula sobrepasaba los 50 grados, pero “no se puede descartar que en los días que restan del año se registren temperaturas más altas aún”, advirtió entonces el meteorólogo Amir Dasmi.
En diciembre prácticamente no había llovido nada y esto produjo una sequedad del aire. Las temperaturas excesivamente altas, la sequedad del aire y la escasez de lluvias serán las tendencias que marcarán el verano que comienza, expresó Benjamín Grassi, jefe de Cátedra de Meteorología de la Politécnica de la Universidad Nacional de Asunción.
Paralelamente al ascenso de la temperatura, el consumo de energía se disparó el 20 de diciembre del año pasado a 2.014 megavatios y se acercó al máximo histórico del mes anterior de 2.028, reportado por la Administración Nacional de Electricidad de Paraguay. Similar comportamiento tuvo el consumo de agua: la planta abastecedora llegó ese día a su capacidad máxima de producción con 356 mil metros cúbicos, precisó el presidente de la Empresa de Servicios Sanitarios del Paraguay Francisco Martínez.
El 21 de diciembre también comenzó la temporada de verano en Argentina, con Buenos Aires y sus alrededores en estado de alerta amarilla debido a temperaturas de hasta 36 grados pronosticadas por el Servicio Meteorológico Nacional (SMN). El sistema de niveles de alerta por olas de calor incluye el Verde, sin peligro para la salud de la población; el Amarillo, que requiere tomar medidas preventivas; y el Naranja, con normas específicas establecidas por el Ministerio de Salud.
El calor sofocante mantenía en jaque a Argentina el 10 de enero, dejándose sentir de modo particular en la provincia de Córdoba, donde la sensación térmica a las 14:00 (hora local) era de 49,7 grados, informó el Observatorio Meteorológico provincial. La entidad renovó el alerta amarillo para la ciudad capital y sus alrededores por la ola de calor, y recomendó seguir al pie de la letra las recomendaciones del Ministerio de Salud para el cuidado de la población más vulnerable.
En Uruguay, la Dirección Nacional de Meteorología (DNM) emitió el 8 de enero de 2012 una alerta amarilla, segunda en importancia en la escala de riesgo, por una ola de calor en el litoral oeste y en el centro-sur del país. En enero la ola de calor en Uruguay marcó dos récords para la temporada estival: un consumo eléctrico de 1.529 megawats, y un gasto de agua de 642 mil metros cúbicos en el área metropolitana.
La primera marca ocurrió a las 22,00 (hora local) del 9 de enero, 256 mws más que el mayor pico registrado en enero de 2011, resaltó el vicepresidente de la estatal electroenergética UTE Cesar Briozzo, debido al uso excesivo de equipos de aire acondicionado. En cuanto al gasto de agua, el secretario general de Obras Sanitarias del Estado (OSE) Mario Bianchi reveló que el récord de consumo para un período de 24 horas tuvo lugar el 8 de enero.
La sequía golpea al Cono Sur
De persistir la falta de lluvias, la temporada otoñal acusará una crisis de forraje para el ganado en Uruguay, alertó el 19 de enero el director del Instituto Plan Agropecuario (IPA) de la región Norte uruguaya Daniel Bartaburu. “Si bien todavía en general podemos decir que hay pastura en el campo de la primavera pasada, existe un gran déficit hídrico y eso hace que el pasto crezca menos”, declaró Burtaburu. (El País digital)
En diciembre del año pasado especialistas también advirtieron sobre una posible crisis hídrica en Chile y urgieron al gobierno a tomar medidas radicales para enfrentarla. Hay que actuar antes que sea demasiado tarde; estamos muy preocupados, expresó el presidente de la Comisión de Medio Ambiente de la Asociación Chilena de Municipalidades Marco Quintanilla.
Quintanilla graficó que el embalse El Yeso de San José de Maipo, que surte de agua potable al 80% de las comunas de la Región Metropolitana, se encontraba a menos del 50% de su capacidad. Según la Dirección General de Aguas, el glaciar Echaurren que abastece el embalse se derrite 12 metros por año por los efectos del calentamiento global y se estima en consecuencia su desaparición en 50 años.
Un cuadro análogo al observado en Santiago y su periferia presentaban regiones como Coquimbo, Copiapó, Valparaíso, el Maule y O’Higgins, y la Dirección General de Aguas admitió que el recurso hídrico registraba una situación deficitaria. “La escasez hídrica es un tema país y, como tal, debemos hacernos cargo de él desde los distintos frentes: el gobierno, los sectores productivos y la ciudadanía”, subrayó el ministro de Obras Públicas Laurence Golborne.
El 27 de enero, medio centenar de municipalidades chilenas se encontraban en un estado dramático por la escasez hídrica. El problema agrícola es histórico, agravado por tres años de sequía desde hace tres años, explicó el ministro de Agricultura Luis Mayol. Según los expertos, la sequía podría agudizarse en 2012 con grandes problemas energéticos aparejados, debido a que gran parte de la generación eléctrica es producida con cauces de agua. Una de las zonas más afectadas es la central región de Coquimbo, donde se produce el 40% de las exportaciones de cítricos de Chile.
El 20 de enero, Chile decretó el estado de emergencia agrícola para la región de Los Ríos por el impacto de las cenizas del complejo volcánico Puyehue -Cordón Caulle, en erupción desde hace siete meses. En las inmediaciones del Puyehue, los sembradíos se han secado, se ha perdido el forraje para los animales, el sector frutícola está seriamente afectado y la ganadería sufre los efectos por la exposición prolongada a las cenizas, describieron los especialistas.
En Argentina, el 9 de enero de 2012 el ministro de Agricultura Norberto Yauhar recomendó “no dramatizar con la sequía” observada en diferentes regiones del país, ya que según el Instituto del Clima y Agua la actual situación “no tiene comparación con la gravedad de la sequía del 2008”. Sin embargo, horas antes el subsecretario de Agricultura Oscar Solís valoró: "No podemos negar que esto es grave, y si persiste hasta fines de enero estamos ante una situación realmente mala de producción", manifestó Solís.
A mediados de enero el gobierno de Buenos Aires decretó emergencia agropecuaria hasta el 19 de marzo en siete provincias del centro del país. El 18 de enero, el ministro Yauhar anunció la extensión de la emergencia agropecuaria que implicará la exención de impuestos y la distribución de cerca de 116 millones de dólares a los que se añadirán otros recursos y facilidades crediticias.
Autoridades del Ministerio de Agricultura y la Bolsa de Cereales calificaron de graves las pérdidas de maíz en la temporada 2011-12, y prevén una caída de entre 20 y 50% de los cultivos. El maíz sembrado más temprano ha sido el más perjudicado. Se estima que solo el 1% de los maíces está en estado muy bueno, el 32% en estado bueno, 42% regular y 25% mal.
El Ministerio argentino aún no ha variado su pronóstico para el área destinada a la gramínea, que sería de cinco millones de hectáreas, frente a 4,9 millones estimados previamente, aunque recortó la de la soya de 19 a 18,8 millones de hectáreas. Para el trigo, muy poco afectado por la falta de precipitaciones, el Ministerio elevó su cálculo para la cosecha de la campaña 2011-12, -que ya culminó- a 13,41 millones de toneladas, en vez de los 12 millones previstos en diciembre.
Expertos advierten que la sequía que azota al territorio argentino podría traer consecuencias devastadoras sobre las cosechas de maíz, soja, trigo y girasol, como ocurrió en la temporada seca 2008-2009. Es así que el 26 de enero el gobierno argentino anunció la concesión de unos 700 mil dólares adicionales para auxiliar a los productores afectados por la sequía.
Emergencia alimentaria en Paraguay
En la segunda semana de enero de 2012, la sequía asociada al fenómeno La Niña mantenía en situación agrometeorológica crítica a ocho de los 17 departamentos de Paraguay, con mermas en la producción de entre el 30 y 50% de los cultivos, reveló el Ministerio de Agricultura.
Hace más de 20 días que no llovía por encima de los 15 a 20 milímetros en la zona de mayor producción agropecuaria del país. Según el gobierno paraguayo, los daños eran irreversibles, sobre todo en los cultivos de soya, principal rubro exportable de la nación, cuyas pérdidas en las variedades de plantaciones tempranas y precoces abarcaban alrededor del 40% de la siembra total.
La falta de lluvia de los últimos meses perjudica la producción de soya en los departamentos alto Paraná (este) e Itapúa (sur), además de la ganadería en las comunidades del Chaco (norte). Los departamentos ubicados en el Chaco paraguayo, Presidente Hayes, Boquerón y Alto Paraguay presentaban sequía agrometeorológica moderada, con rangos de pérdidas que iban del 20 al 35%.
En el mes en cuso todavía no se registraron lluvias en ninguna de las estaciones meteorológicas de Paraguay, y los pronósticos de las agencias especializadas consideran que el evento La Niña. En ese contexto, el 9 de enero el ministro sustituto de Agricultura y Ganadería Andrés Wehrle informó que la sequía en alrededor del 50% del área de producción agrícola y ganadera de Paraguay estaba a punto de ingresar a la frase crítica.
El 16 de enero el gobierno paraguayo anunció que declarará emergencia alimentaria y conformará un equipo técnico con el objetivo de brindar atención a los productores y darles las herramientas necesarias para garantizar su autoconsumo. Dos días después, el presidente Fernando Lugo decretó emergencia alimentaria a nivel nacional por 90 días, luego de que el río Paraguay alcanzara el nivel más bajo de agua en los últimos 20 años.
El río Paraguay tiene una longitud total de 2.625 kilómetros, de los cuales 537 corren exclusivamente por territorio paraguayo. La Gerencia de Navegación e Hidrografía de la Administración Nacional de Navegación y Puertos (ANNP) reportó que el nivel de las aguas alcanzó los 0,38 centímetros en la Bahía de Asunción, el pico mínimo.
Se estima que la tendencia decreciente del río Paraguay proseguirá ante las escasas precipitaciones en las zonas altas, influenciado por la presencia del fenómeno La Niña en la región. La situación es considerada “atípica” por Juan Carlos Muñoz, del Centro de Armadores Fluviales, quien reconoció que desde 1999, tiempo en que comenzaron las pronunciadas bajadas, no se presentaba esta situación. Por lo menos en estos últimos 20 años es la más fuerte que hemos tenido y con mayor rapidez en cuanto a los niveles de descenso, subrayó.
Ante la bajada del nivel de las aguas, empresarios agrupados en la Federación de la Producción, Industria y Comercio solicitaron una reunión con el presidente Lugo y acordaron establecer una alianza público-privada para solucionar las dificultades de navegación.
El 18 de enero el gobierno de Paraguay decretó emergencia alimentaria a nivel nacional por 90 días en la producción de alimentos de la agricultura familiar campesina e indígena, disposición que permitirá adoptar acciones administrativas y financieras para dar respuesta a los problemas de alimentos de los afectados por serias pérdidas en la producción de poroto, maní, soya, sésamo y caña de azúcar.
El gobierno de Lugo comenzará a entregar el 29 de enero semillas certificadas y de buen poder germinativo de rubros de autoconsumo como arvejas, frijoles, maíz y hortalizas a los productores afectados por la sequía. Se estima que serán beneficiadas unas 280 mil familias campesinas e indígenas propietarias de menos de 10 hectáreas.
El viceministro de Agricultura y Ganadería Andrés Werlhe explicó que las semillas de maíz y frijoles comenzarán a distribuirse a partir de la primera semana de febrero próximo en paquetes de 15 y tres kilogramos, respectivamente. Los fondos destinados a paliar la situación de emergencia ascienden a tres millones de dólares.
Con información de Prensa Latina, Télam y Bolpress.