El acceso a recursos genéticos y la legalización de la biopiratería

En el seno del Convenio de Diversidad Biológica, se empezó a negociarse un acuerdo internacional legalmente vinculante sobre acceso a los recursos genéticos y repartición equitativa de beneficios. Lo que se está negociando en realidad es el desarrollo de mecanismos para normar el intercambio de la biodiversidad (lo que ellos llaman recursos genéticos), y por otro lado, mecanismos para legalizar la comercialización de la vida y la biopiratería.

Terminator existe y se lo conoce más como «semilla suicida”

En 1998, el grupo ETC (entonces llamado RAFI) denunció la existencia de patentes sobre una tecnología que llamó Terminator. Se trata de una tecnología transgénica para hacer semillas suicidas: se plantan, dan fruto, pero la segunda generación se vuelve estéril, para obligar a los agricultores a volver a comprar semilla en cada estación. Fue desarrollada por la empresa Delta & Pine (ahora propiedad de Monsanto) con el Departamento de Agricultura de Estados Unidos. Monsanto no es la única: cinco de las seis trasnacionales que controlan las semillas transgénicas plantadas a nivel mundial tienen patentes tipo Terminator. Syngenta es la que tiene mayor número de ellas.

¿Evo defensor de la Pachamama o mayordomo de Monsanto?

El gobierno del “primer presidente indígena” autoriza el cultivo de organismos genéticamente modificados (OGM) por primera vez en Bolivia. ¿Cómo puede el Defensor Mundial de la Madre Tierra abogar por un negocio antinatural que solo beneficia a un puñado de agroindustriales y transnacionales como Monsanto que monopoliza el comercio de transgénicas?, pregunta consternado el movimiento ecologista mundial.

Los transgénicos otra vez en la mesa de discusión

Ante la solicitud de algunos productores de Santa Cruz para que se autorice la introducción y siembra de maíz transgénico, bajo el argumento de un mejor rendimiento que permita cubrir la demanda actual –que según ellos, no se cubrirían con las variedades convencionales–, se incorpora nuevamente en la agenda pública de debate el tema de los Organismos Genéticamente Modificados (OGM’s).

Pepinos, hipotecas e incongruencias

Hace unos años España empezó a transformarse en una inmensa estepa de color marrón grisáceo, gracias a la expansión atroz de ladrillos y cementos. En la estela de semejante transformación y por inercia se generó riqueza, creció la economía y muchos se subieron en la cresta del “sueño ibérico”. Fueron los años de la España abducida y feliz. De la orgia económica colectiva. Del lujo para hoy escasez para mañana. Una lapidaria, repetida y mítica frasecita -hoy degradada a la categoría de timo de la estampita- resumiría aquellos alegres años: “Sí, mi casa me ha costado un riñón y parte del otro, pero yo he invertido en una vivienda porque los precios no bajarán, a lo sumo se mantendrán”.

Hallan toxina Bt en muestras de sangre humana

 “La industria de la biotecnología parece estar desmoronándose” publicó el 15 de mayo la revista Nature News. Es que un nuevo estudio realizado por la Universidad de Sherbrooke, Canadá, recientemente descubrió que la toxina Bt, un componente de algunos cultivos genéticamente modificados (OGM) se halló en muestras de sangre humana. El nuevo estudio echa por tierra la falsa noción de que este componente, la toxina Bt, es metabolizada por el organismo, en cambio muestra que esta toxina persiste indefinidamente en el torrente sanguíneo.