La zona, localizada cerca del poblado de Punta Alegre, fue descubierta en la década del 40 por arqueólogos aficionados, tiene mil 200 metros de largo y está formada por dos áreas: Punta Buchillones (en tierra firme) y La Laguna (bajo el agua).
Aunque la noticia interesó a muchos especialistas en la materia de diversas provincias cubanas, no fue hasta la década del 80 del pasado siglo, que se crearon las condiciones y pudieron centrarse en las tareas para explorar el lugar.
En las excavaciones realizadas entre 1983 y 1989 expertos cubanos hallaron piezas de cerámica, adornos de conchas y objetos de piedras, que según estudios eran de uso utilitario y religiosos. Años después, dos pescadores de la comunidad cercana encontraron en una zona pantanosa, bajo el agua y cubiertos por una capa de lodo, los primeros objetos de madera, lo que encaminó el rumbo posterior de las investigaciones.
En esa ocasión descubrieron un hacha petaloide con su cabo de madera, imágenes y varios objetos ceremoniales. Dentro de los más representativos estaba el ídolo de la Fertilidad, confeccionado en ébano con un tallado sorprendente y en perfecto estado de conservación, al cual según la mitología aborigen se le pedía por la reproducción.
Espectacular fue un colgante de cuarzo gris verdoso, bien pulido y con una figura tallada en el centro, rescatado entre el manglar de una barrera arenosa. Ya con esas pruebas, un grupo de arqueólogos de la Academia de Ciencias de Cuba, dirigidos por el Doctor Jorge Calvera, efectuaron las primeras evaluaciones para comprobar in situ la autenticidad de las piezas.
Entonces decidieron continuar escarbando para descubrir nuevas evidencias y así aparecieron un bastón de mando, guano y horcones que antes formaron parte de techos de rústicas viviendas y dujos -especie de asientos con tallas de cabezas de animales, fundamentalmente lechuzas, considerada entonces una especie sagrada.
Se sumaron otros objetos como cemíes (efigie de dioses), colgantes, pendientes, sonajeros de conchas, espátulas vómicas y bandejas de ofrenda, fabricados de maderas preciosas y piedras muy bien trabajadas.
El acontecimiento tuvo tanta repercusión que reconocidos especialistas nacionales y extranjeros decidieron en 1995 comenzar una nueva etapa investigativa, por métodos científicos. Para profundizar los estudios fue necesaria la asesoría de David Pendergast, experto de la Universidad Colegio de Londres, quien empleó por primera vez en Cuba una novedosa metodología para comprobar, catalogar y documentar la pertenencia de las piezas.
Aplicaron un moderno método de excavación, que incluyó un sistema de diques construido con sacos de arena para desecar y convertir en humedales diversas secciones de la laguna. El objetivo era verificar si realmente esos hallazgos pertenecían a grupos aborígenes y así confirmar que estaban en presencia de una de las colecciones arqueológicas más grandes e importantes del Caribe.
Para reafirmar su autenticidad contaron con la colaboración del canadiense Museo Real de Ontario, donde realizaron los fechados radiocarbónicos que ubicaron a los objetos en el período entre los siglos XIII y XVII.
Por lo tanto se ratificó a Los Buchillones como la excepción de las comunidades agroalfareras descubiertas, debido a la gran presencia de evidencias arqueológicas de madera, cerámicas, piedras y conchas. Entre los últimos hallazgos está un esqueleto aborigen completo, de raza mongoloide, el cual apareció sentado, y luego de ser evaluado, los expertos lo calificaron como un hombre de entre 25 a 30 años de edad.
Hasta el momento suman más de mil 500 los elementos descubiertos en esa zona arqueológica del litoral norte de Ciego de Ávila, donde se han documentado estructuras de al menos seis viviendas, las más completas y mejor conservadas del Caribe.
Es la primera vez que se corrobora la existencia de casas de estos aborígenes, aspecto que lo diferencia de otros asentamientos de Suramérica, como en el norte de Brasil y Venezuela y en La Española (Haití y Danto Domingo), donde vivieron los taínos antes de llegar a Cuba.
Actualmente el sitio arqueológico de los Buchillones está considerado como el lugar de mayor cantidad de piezas de madera (más de mil) encontradas en la región, entre objetos, muebles y restos de viviendas, así como horcones centrales y laterales y postes de distintos diámetros y tamaños.
Además se han recuperado otros fragmentos de techo, restos de un fogón y diversos utensilios (bandejas, asientos ceremoniales, ídolos e, incluso, parte de una canoa). El acontecimiento fue algo insólito en la historia de la arqueología cubana, pues las condiciones climáticas del país, fundamentalmente, la excesiva humedad ambiental, son desfavorables para la conservación durante siglos de fragmentos de madera.
Por eso se determinó que la protección de las piezas dependía fundamentalmente del alto contenido de azufre presente en el lodo que las cubría, inhibidor excelente del desarrollo de hongos, bacterias y otros organismos destructores de la madera.
La variedad y cantidad de objetos de cerámica y otros materiales encontrados reafirma la existencia en ese lugar de un grupo agricultor ceramista, que según las investigaciones, permaneció durante unos 400 años, o sea entre 1220 y 1620.
Aunque las indagaciones continúan, existe la posibilidad real de que sea el mayor y más importante asentamiento aborigen, lo que evidencia la presencia de un cacicazgo, que para la región tiene un alto valor científico.
Según los especialistas el propósito es convertir el sitio en un punto de relevancia internacional por ser el único del Caribe insular, donde se han descubierto estructuras de madera, incluso, casas casi completas.
Es por ello que cada vez profundizan los sondeos, ahora con un centro de investigación in situ, pues de los mil 200 metros de extensión de la zona, tanto en la parte seca como bajo el agua, sólo se ha explorado un 10 por ciento.
Muchos consideran que el sitio arqueológico los Buchillones, será la ruta exacta para conocer a plenitud la vida y costumbres de los primeros pobladores de Cuba.
* La autora es corresponsal de Prensa Latina en la central provincia cubana de Ciego de Ávila.