Esta movilización nacional fue la antesala de la Guerra del Gas del 2003, cuando el pueblo expulsó al gobierno neoliberal de Sanchez de Lozada reclamando la nacionalización de los hidrocaburos y dando lugar a la transmisión de mando hasta la realización de las nuevas elecciones que hicieron de Evo Morales el primer presidente indígena del país. A sus casi noventa años, se lo podía ver bloqueando calles, encabezando marchas, dando cátedras en la Universidad de El Alto, en la Gabriel René Moreno o en la San Simón. Estaba en la radio, en la sede de los Jubilados, o en cualquier parte del país. Escribía incansablemente presentaciones y artículos y elaboró con el CODEPANAL la propuesta de Ley de Hidrocarburos, la cual modificada fue aprobada como la nueva Ley de Hidrocarburos aprobada el 2005. También propuso un Régimen Contable para la Industria Petrolera, que bien haría el actual presidente de YPFB Carlos Villegas en recordar y aplicar.
En agosto del 2002, empezaron los debates cuando representantes de un grupo de instituciones y personalidades encabezadas por Enrique Mariaca se reunían, preocupados porque el gobierno de Jorge Quiroga, desde inicios del 2002 empezó a hablar de un proyecto para vender gas a los Estados Unidos y México, con la más absoluta falta de transparencia ocultando información sobre el estado de las negociaciones con el consorcio Pacific LNG y con el gobierno de Chile, el verdadero beneficiario del proyecto. Todo esto se enmarcaba en una absoluta falta de Política de Hidrocarburos y él lo enfatizaba.
En el Auditorio del CDAEN fueron presentados los resultados de las investigaciones llevadas a cabo por especialistas e investigadores los cuales fueron presididos por Enrique Mariaca, quien venía cuestionando la privatización desde 1994, a través del Comité para la Defensa del Patrimonio Nacional CODEPANAL, que el mismo había contribuido a fundar. Ese día estuvieron disertando Carlos Villegas, Gildo Angulo, Francesco Zaratti y Gabriel Herbas. Algunos de ellos, posteriormente revisarían sus posiciones y se localizarían desde otros ámbitos.
A partir de allí, el país se empezó a incendiar contra el proyecto LNG. Recuerdo a un compañero de una organización chilena que me decía: el proyecto LNG es un hecho, no tiene sentido oponerse, solo tenemos que ver que no hayan muchos impactos….
Es que el Ingeniero no paró. Pasó por Sucre, Tarija, Santa Cruz, Potosí, Oruro, Trinidad, Villamontes, Yacuiba, Cochabamba. Se iban sumando instituciones, universidades, carreras, organizaciones, investigadores, ONG´s en cada sitio, como la Federación de la Prensa, que apoyó todos los eventos y era entonces dirigida por Freddy Morales o la COB. Con Andrés Solíz y con Lucy, subió al Aguarague, y al volver de Tarija a Cochabamba y no conseguir vuelo a La Paz, retornaron por tierra. El se acomodaba, se quitaba los zapatos y podía dormir en un banco, con su pequeña maleta de apoyo. Con la misma sencillez y su natural elegancia aceptaba una comida en un restaurante o en el mercado, como en Tarija, donde en una ocasión el avión del TAM nos había dejado mientras iba a Sucre y nos recogería al volver así que a las 10:00 de la mañana, con Gildo y Carlos estábamos probando todo lo que nos ofrecían las señoras. Habíamos llegado en un avión focker que volaba bajo y él se apretó contra la ventana al pasar por Sapahaqui, el amado lugar de las vacaciones de su niñez. En Sapahaqui, en la biblioteca de la casa de sus padres, descubrió la astronomía, en un inolvidable libro de Flamarion: Urania.
Parecíame que la eternidad entera no podría ser bastante larga para permitirme gozar de todas esas creaciones desconocidas por la Tierra; pero mi guía me dejaba apenas tiempo para decirme donde estábamos, y cada vez aparecían nuevos soles y nuevos mundos. (Flamarion,Urania)
Como Flamarion él se enamoró de la musa del cielo, una de las nueve musas, la que presidia los destinos de la astronomía. En Sapahaqui el niño recorrió el Universo, conoció otros mundos, otros seres. Una vez se quedó dormido en el camino porque no lo fueron a buscar ya que adelantó su viaje de fin de año, esa noche llena de estrellas seguramente hizo el mismo viaje que Flamarion.
La misión de la astronomía será más elevada aún. Después de haberos hecho sentir y comprender que la Tierra no es sino una ciudad en la Patria celeste y que el hombre es ciudadano del cielo, ira mas allá todavía. Al descubrir el plan con arreglo del cual se ha edificado el Universo físico hará ver que el moral obedece a los mismos principios, que los dos mundos forman uno solo y que el espíritu rige la materia. (Flamarion, Urania).
En la biblioteca las lecturas fueron interminables, revisó la historia de Francia, descubrió los documentos checos de su padre, atravesó Europa, con sus guerras y divisiones, castas y explotación. Comparó esa historia con la de las civilizaciones americanas, descubriendo su sentido comunitario y democrático, su otra visión de la realidad. Se introdujo en las obras de formación de la tierra y geología, la cual más tarde sería una de sus profesiones, junto con Ingeniería Petrolera, tanto que defendió las dos tesis en un mismo día, en México, donde fue enviado por el gobierno de Bolivia, tras una selección de los mejores estudiantes del país, luego de la nacionalización de la Standard Oil y a su retorno de la Guerra del Chaco.
En Trinidad conocí al hombre, al ser humano que dejó todo por amor: amor a su patria. Pasó doce años de sus vida en los campos petroleros de Bermejo y Camiri, antes de ser Gerente General de YPFB, cargo al que renuncio en 1960 por sus discrepancias con el gobierno del MNR. Cuando tuvo a su cargo los campos petroleros logró un extraordinario desarrollo y la mejora de los pozos con una tecnología única que convirtió a Camiri en una escuela-modelo petrolera. Nunca dejo de capacitarse en las técnicas que aplicaba ni de formarse habiendo obtenido una maestría en Economía Petrolera. Le gustaba conducir, lo que hizo hasta casi llegar a sus 90 años y era capaz de pilotear un avión, lo que decidió aprender cuando siendo presidente de YPFB el piloto con el que viajaba sufrió un desmayo.
Mito y Realidad del Petróleo, la obra que publicó en 1966 la editorial Los Amigos del Libro está a punto de ser reeditada, cincuenta años después de que empezara a escribirla. Es el aporte de uno de los hombres de Bolivia mejor informados hasta hoy en el tema petrolero, una autoridad que dio todo su conocimiento y su vida para recuperar para el país y sus habitantes uno de sus recursos más importantes. Es el libro de un hombre que siendo un niño de diecisiete años fue junto a su padre a la Guerra del Chaco donde los dos pueblos más pobres de América del Sur fueron enfrentados por dos compañías petroleras, la Standard Oil y la Shell, a la vez rivales y socias del Cartel del Petróleo. Claro, los muertos no los pusieron ellas. Como él, los soldados de ambos bandos eran unos niños y que corrieron a abrazarse cuando escucharon el alto al fuego, el fin de la Guerra. Un guerra donde se habían encontrado soldados de todas las regiones del país, cuestionando el liderazgo tradicional, conformando la Generación del Chaco y una nueva visión de identidad nacional. El vivió la nacionalización de la Standard Oil, la primera nacionalización del continente. Llegando a México para estudiar, alcanzó a observar la celebración de la nacionalización del petróleo en México. En 1970 fue parte de la nacionalización de la Gulf. Cuando Evo Morales promulgó el decreto de nacionalización, fue el primer invitado del canal estatal.
Tenemos que hacer un alto en el camino y un recuento de nuestro acervo, un inventario de lo que nos queda. Lo que la Madre naturaleza atesoró en millones de años no debemos malbaratarlo en dos o tres generaciones. Aprendamos a valorar y cuidad este tesoro y aprendamos a aprovecharlo para beneficio legítimo de este pueblo tan lleno de necesidades. (Mariaca, Mito y Realidad del Petróleo).
En julio del 2006 el Gobierno del presidente Evo Morales, a través del ministro de Hidrocarburos Andrés Soliz Rada, convocó a Enrique Mariaca para asumir el cargo de Coordinador de la Unidad de Fiscalización, de las auditorias a las 9 empresas petroleras y una de transporte. Tenía 90 años, aceptó pero tendría que haber una segunda parte: la reestructuración completa de Yacimientos Petrolíferos Fiscales Bolivianos. Se trasladó a Santa Cruz conformando un equipo de profesionales altamente calificados, con los cuales dirigió y reorientó el trabajo de las empresas consultoras contratadas. El documento fue terminado en diciembre y cuando estaba en la fase final, sufrió un accidente o atentado al subir las gradas para ingresar al departamento donde vivía, sin protección alguna. Las luces del edificio fueron apagadas y un estudiante brasilero chocó contra él haciendo que ruede las gradas. Con golpes en la cabeza y mal herido, sufrió una descompensación que lo llevó a una anemia por lo cuál tuvo que ser trasladado a La Paz. Restablecido gracias a su privilegiada fuerza de ánimo y voluntad de trabajo, entrego los documentos finales al Ministro Carlos Villegas, recordándole su obligación de darlas a conocer. Este no lo hizo y cinco meses más tarde, el propio Ingeniero Enrique Mariaca las hacía públicas, por su inquebrantable compromiso con el país. Lo que probaron las auditorías fue que las petroleras no invirtieron, incumplieron los contratos y defraudaron al Estado Boliviano. Si bien Villegas posteriormente utilizó datos del documento, no incorporó los resultados en los contratos, como había anunciado y más bien compró acciones a las empresas que defraudaron al Estado, legalizando la estafa y reconociendo una propiedad que no tenían por su defraudación. Villegas fue uno de los principales receptores del conocimiento compartido por el Ingeniero Mariaca, en los almuerzos trabajo organizados en el subsuelo de FOBOMADE, se debatía acalorada pero amablemente, se compartían datos, se hacían recriminaciones, pero todos salían dispuestos a seguir luchando o eso parecía. Villegas nunca faltó a uno de esos almuerzos.
Hay que desgarrar los velos que ocultan la luz, hay que tomar la antorcha en la mano, aumentar su resplandor, llevarla a las plazas públicas, a las calles populosas y a las encrucijadas de los caminos. Todo el mundo está llamado a recibir la luz, todos tienen hambre y sed de verdad, especialmente los más humildes, los desheredados de la fortuna, pues estos piensan más y se sienten ávidos de ciencia, mientras que los poderosos y los satisfechos del siglo no comprenden la ignorancia y hasta se jactan de seguir en ella (Flamarion, Urania).
Don Enrique partió ayer en la hora nona, al caer la tarde. Aquí quedamos quienes lo adoptamos con infinita gratitud, admirando su sabiduría, su valor y su vida de lucha imparable, de amor incansable al país al cual no quiso dejar. En los momentos de crisis de los pueblos, cuando la desorientación y la frustración se abate sobre ellos, es cuando surge el imperativo de señalar objetivos superiores que reencarnen ideales y anhelos de superación y progreso. Son las luces y sombras que se suceden en el camino de los pueblos y que van conduciéndolos a veces por laberintos, otras, más rectamente hacia la solución de sus problemas. (E. Mariaca Mito y realidad del petróleo Boliviano 1966)
10 de marzo del 2010