El BPA es un compuesto químico utilizado en la fabricación de envases plásticos y está presente en el recubrimiento interior de latas de conservas, en botellas de plástico de policarbonato y en selladores dentales. La sustancia es objeto de debate en el ámbito científico por atribuírsele efectos dañinos para la salud.

El problema de los plásticos es que su continuo uso, el calentamiento y el lavado con detergentes incrementan las posibilidades de que los compuestos dañinos que poseen se liberen, se incorporen a los alimentos y bebidas, “y de esta forma ingresen a nuestro organismo”, explicó Isabel Hernández, especialista del Departamento de oxicología del Centro de Investigación y de Estudios Avanzados de México (Cinvestav).

Un equipo de estudiosos del Instituto Nacional de Investigación Agronómica (INRA) de Toulouse, Francia, probó que el Bisfenol A puede penetrar en el organismo a través de la piel. El estudio publicado en la revista Chemosphere en noviembre de 2010, fue realizado con fragmentos de oreja de cerdo y luego examinado en modelos similares a la epidermis humana.

La idea de que el Bisfenol A penetre en el cuerpo por vía cutánea sobrevino por la divulgación de una alerta que certificaba la presencia de BPA en la tinta de los recibos de los mercados y otros vales de pago. Esta alarma fue resultado de un estudio efectuado en Estados Unidos con cajeras y personas que trabajan en contacto permanente con este tipo de papel “térmico”. En la exploración se evidenció la existencia de concentraciones de BPA más elevadas en estos grupos que en la media de la población.

Científicos de la Universidad de Harvard hallaron altas concentraciones de BPA en la orina de 75 voluntarios alimentados durante cinco días con sopa enlatada, difundió la revista Journal of the American Medical Association (JAMA) en noviembre del año pasado.

A partir de un examen realizado en obreros en contacto directo con la sustancia durante su trabajo, el investigador de la universidad californiana De-Kun Li advirtió los daños que provoca el BPA en la fertilidad masculina, con una disminución en la calidad y cantidad de espermatozoides. Este mismo científico había avisado en 2009 que el químico podría ser responsable de problemas sexuales como la impotencia en los hombres.

Experimentos con ratones mostraron que el químico es obesogénico, es decir, causante de obesidad y diabetes, ya que puede alterar el funcionamiento de la glucosa. Investigaciones previas mostraron que el BPA también es un disruptor endocrino, capaz de alterar el funcionamiento del sistema hormonal. Exploraciones realizadas en ratones de laboratorio apuntan a que al ser expuesto un roedor a bisfenol A, en concentraciones iguales a las que consumiría un humano, disminuye entre 20 a 25% la capacidad del ovocito para ser fertilizado.

El BPA tiene un impacto negativo en los embriones de algunos vertebrados, reveló un experimento efectuado por un equipo del Centro Nacional de Investigaciones Científicas (CNRS) de Francia y publicado en la revista BMC Developmental Biology.

El CNRS detalló que los especialistas detectaron anomalías en el oído interno de embriones de pez cebra y de xenope (especie de rana africana) después de aplicarles entre uno y 20 miligramos/litro de BPA. Además, constataron que al bloquear los receptores de estrógenos, objetivos clásicos del bisfenol A, las anomalías persistieron lo cual hizo suponer su fijación a otro recipiente.

Según los autores, estos resultados totalmente novedosos e inesperados no pueden ser interpretados como válidospara los seres humanos. Los trabajos demuestran que a dosis elevadas el BPA actúa sobre el desarrollo embrionario y además puede unirse a otros receptores.

Varios estudios revelan que ciertos tóxicos como el bisfenol A y los ftalatos, disminuyen la capacidad del óvulo para ser fertilizado, según Isabel Hernández del Cinvestav. Sucede que los aditivos empleados por la industria para darles flexibilidad y dureza a los plásticos tienen agregados que al pasar al cuerpo humano pueden simular efectos similares a los de las hormonas que produce el organismo y de esa manera causar efecto en la ovulación y en la calidad fértil del ovocito.

Hernández y su equipo tratan de identificar los mecanismos por los cuales los tóxicos alteran la capacidad fértil de los óvulos y si esta anomalía podría ser una de las causas múltiples que contribuyan a la disminución en la fertilidad femenina.

Tóxico prohibido en Europa

En septiembre de 2010, la Agencia Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA) aseguró que las cantidades de Bisfenol A contenidas en algunos envases plásticos de uso alimentario no son dañinas para la salud. No obstante, autoridades sanitarias de Francia y Dinamarca habían adelantado la contravención al alegar la insuficiencia de estudios sobre los perjuicios de esa sustancia en los humanos.

Un informe difundido por la Administración de Alimentos y Fármacos (FDA) de Estados Unidos en 2010 reveló preocupación por los efectos de la exposición del BPA en fetos y niños pequeños. Ese mismo año Canadá y la Unión Europea (UE) prohibieron su empleo en los biberones.

La fabricación de biberones que BPA fue prohibida en todos los estados miembros de la UE desde el 1 de marzo de 2011, mientras que su comercialización e importación fue autorizada sólo hasta el 30 de abril del año pasado. Los expertos de la UE a cargo de la investigación sobre este producto acordaron adoptar la proscripción en uso del principio de precaución ya que los riesgos no están confirmados hasta el momento.

Por otro lado, el 3 de mayo de 2011 la Asamblea Nacional de Francia aprobó un proyecto de ley que propone la prohibición de ftalatos, parabenos y alquilfenoles, productos químicos empleados en la elaboración de productos de uso corriente como cosméticos, envases plásticos y detergentes, que se sospecha podrían generar cáncer de mama y problemas endocrinos. El proyecto de ley establece la prohibición de la fabricación, venta e importación de ftalatos, parabenos y alquilfenoles, productos pueden tener una incidencia en el incremento de la infertilidad masculina y del cáncer de mama.

Actualización 5 de marzo: Argentina prohíbe fabricación de biberones con bisfenol A

La Administración Nacional de Medicamentos, Alimentos y Tecnología Médica (Anmat) de Argentina prohibió la fabricación, importación y comercialización de biberones que contengan bisfenol A. La Anmat explicó que esta sustancia se utiliza como monómero en la fabricación de policarbonato y se emplea, entre otras utilidades, en la fabricación de biberones para lactantes, reportó la agencia Prensa Latina.

Además, la disposición recuerda desde marzo de 2010 el ministerio danés de Alimentación, Agricultura y Pesca prohibió, a nivel nacional, el uso de BPA en la fabricación de envases plásticos. La medida fue fundamentada en un estudio realizado por el Instituto Nacional de Alimentación de la Universidad Técnica de Dinamarca, en el cual se evaluaron los efectos tóxicos en el desarrollo del sistema nervioso y en el comportamiento, posiblemente causados por el BPA. Cita asimismo una investigación realizada por la European Food Safety Authority (EFSA en inglés), que concluyó que los lactantes de entre tres y seis meses alimentados con biberones de policarbonato son los más expuestos al BPA.

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