08 Ago
2016

La agricultura es el pilar de la de la mayoría de los campesinos en el sur global y contribuye significativamente al sustento, la cultura y forma de vida de millones de personas. De hecho, ahora es comúnmente aceptado que los sistemas de producción de alimentos campesinos alimentan al 70% de la población mundial, y que los campesinos son los principales custodios de la biodiversidad agrícola en el mundo. Hasta el 90% de las semillas todavía se produce y se difunde a través de los sistemas de semillas de los agricultores en el Sur.

Este sistema ha sobrevivido durante siglos y ha generado una amplia diversidad de semillas adaptadas a las condiciones agroecológicas locales. Los sistemas de semillas de los agricultores permiten a los campesinos bajar los costos la producción, mediante la preservación de un cierto grado de independencia con respecto al sector de las semillas comerciales.

El sistema de intercambio sin restricciones en los sistemas de semillas campesinas, garantiza el libre flujo de material genético, contribuyendo así al desarrollo de semillas adecuadas a nivel local y para la diversidad de cultivos. Además, estas variedades son las más adecuadas para los entornos difíciles en las que viven. A partir de estas semillas, los campesinos tienen razonablemente buenos rendimientos, sin tener que usar otros insumos, como los fertilizantes químicos. Y debido a que estas semillas no son uniformes, pueden ser más resistentes a eventos o ataques relacionados con el clima, plagas o enfermedades. La gran diversidad que se ha desarrollado a través de la mejora genética campesina y del intercambio, ayuda a distribuir el riesgo a través del espacio y el tiempo.

Por otra parte, los consumidores del Sur dependen de una gama mucho más amplia de productos para satisfacer sus necesidades nutricionales. Se ha establecido que en muchas zonas rurales, las mujeres tienden a manejar sistema productivos muy complejos con múltiples funciones, propósitos y especies. Estos sistemas no están diseñados para maximizar la productividad de un cultivo en particular, pero para garantizar la estabilidad general y la resiliencia entre los cultivos que se producen. Estos son a  menudo cultivos de poca importancia comercial, pero claves para la nutrición familiar y la soberanía alimentaria. Este trabajo esencial llevado a cabo por las mujeres es a menudo invisibilizado y olvidado por los organismos de apoyo debido a su diversidad y falta de valor comercial.

En los últimos veinte años hemos visto una rápida erosión de la agrobiodiversidad y una pérdida en la soberanía sobre nuestras semillas, así como una rápida concentración de control sobre las semillas por un número muy reducido de grandes corporaciones. De hecho, la industria de semillas comerciales ha experimentado una enorme consolidación en los últimos 40 años, cuando las empresas transnacionales entraron en este sector de la agricultura, y empezó un proceso de adquisición o fusión entre empresas competidoras. A partir de la segunda mitad de la década de 1990, esto se exacerbó cuando un pequeño grupo gigantes agroquímicas entraron en el negocio de comercialización de semillas transgénicas: Monsanto, DuPont y Syngenta. Además, estas empresas están conectadas cada vez más en red, a través de acuerdos de licencia cruzada de ciertos rasgos transgénicos.

CAMBIOS EN LA POLÍTICA DE SEMILLAS EN EL SUR GLOBAL Y LA MODERNIZACIÓN / INDUSTRIALIZACIÓN DE LA AGRICULTURA

El Sur global está experimentando una renovada presión, sin precedentes, para modernizar e industrializar sus sistemas agrícolas, dentro de un contexto en el que estos países ya ocupan una posición subordinada en una estructura global existente de acumulación. Este impulso puede ser visto como un rompecabezas compuesto de piezas que forman un cuadro complejo de enclavamiento. Pedazos del rompecabezas incluyen entre otras cosas, la financialización de la agricultura, las políticas de semillas para apoyar la agricultura industrial y la privatización del sector de las semillas, las leyes y las instituciones, la infraestructura, el suministro de insumos, la financialización de la cadena de producción y el valor, las prácticas de producción y los mercados.

Forman parte evidente de estas estrategias, algunos donantes significativos, la cooperación multinacional y bilateral, así como los acuerdos de libre comercio, multilaterales o bilaterales, los que actúan en una planificación coordinada. La visión del rompecabezas completo es coherente, y la lógica es clara: un sistema de producción en la que los grandes y pequeños agricultores  tienen acceso a las últimas tecnologías, financiándolo a través de una producción rentable y la venta de commodities que cumplen con las exigencias de los mercados mundiales, regionales y nacionales.

Muchos agricultores ya están siendo desplazados por las fuerzas de la competencia y la concentración, y se ven obligados a tomar un trabajo asalariado mal pagado e inseguro, en las minas o en las fábricas y en el peor de los casos, languideciendo de pobreza e indigencia en las ciudades y los barrios marginales. Se corta toda conexión histórica y cultural a la tierra, sin que encuentren medios de vida alternativos para reemplazar lo que han perdido. Algunos productores y empresas locales, sin duda se beneficiarán de este esfuerzo, pero los costos serán asumidos por otras personas menos visibles.

El proceso de reestructuración y ‘modernización’ de los sistemas de semillas en el Sur global, hace hincapié en la participación de empresas privadas, en la adquisición y comercialización de variedades de semillas públicas y la imposición de leyes increíblemente fuertes de derechos de obtentor, para los fitomejoradores. LAS NUEVAS LEYES DE SEMILLAS

En términos generales, donde se han introducido leyes de semillas que se ocupan de la  comercialización de semillas certificadas, éstos tienen que ver con la pureza varietal de los materiales de reproducción. Estas leyes de semillas están alineados a los organismos internacionales de normalización, tales como:

• International Seed Testing Association (ISTA), que prevé uniformes y procedimientos estándares para el muestreo y análisis de semillas;

• UPOV que prescribe las directrices para el reconocimiento y la evaluación de las variedades vegetales; y

• Esquemas de semillas de la OCDE que proporcionan directrices para el monitoreo de la calidad de las semillas y la pureza varietal durante el proceso de certificación de semillas.

Estas nuevas leyes de semillas no sólo ignoran los sistemas de semillas que existen fuera del «sistema industrial formal,» sino que socavan los sistemas  que han sido desarrollados a nivel local a través de generaciones de agricultores. Estas leyes de semillas están orientadas a la creación de un entorno propicio para que aumente de manera masiva la participación del sector privado en el comercio de semillas, y se promueva un solo tipo de cultivo de semillas, es decir, cultivo de semillas industriales, que impliquen el uso de tecnologías avanzadas de “mejoramiento”.

El entero propósito de estas leyes de semillas es contar con variedades genéticamente uniformes, “mejoradas” comercialmente en términos de control de calidad y registro de variedades. Lo que está muy claro es que estas leyes criminalizar la comercialización de variedades campesinas, porque estas variedades no cumplirán los requisitos de “distinción, homogeneidad y estabilidad” (DHE) que se exige. Las variedades locales o variedades de los agricultores suelen mostrar un alto grado de heterogeneidad genética y se adaptan al entorno local en las que se desarrollaron. Además, tales variedades no son necesariamente distintas unas de otras.

El objetivo final de estas leyes, es facilitar nuevos mercados para las empresas de semillas comerciales, la ocupación de las multinacionales del sector semillero en el sur global y desplazar y criminalizar a los sistemas de semillas administrados por los agricultores.

LEYES DE PROTECCIÓN DE NUEVAS VARIEDADES DE PLANTAS

Junto con el impulso mundial para agilizar el comercio de variedades de semillas “mejoradas” comercialmente, para el beneficio de las empresas multinacionales de semillas en el sur global, también hay un impulso renovado y agresivo para cambiar las legislaciones vigentes sobre propiedad intelectual sobre los recursos fitogenéticos; o para obligar a los países a adoptar nuevas leyes de derechos de propiedad intelectual, donde éstos no existan. Esta presión está diseñada, tanto para garantizar que los nuevos derechos de propiedad intelectual sobre las semillas se basan en UPOV 1991, y que los países del sur global que aún no son miembros de la UPOV 1991, se unen a la UPOV.

UPOV 1991 emana de los países industrializados, en respuesta a la llegada de la agricultura comercial a gran escala y el fitomejoramiento comercial. Se centra exclusivamente en la promoción y protección de los “mejoradores” de semillas industriales que desarrollan semillas / variedades de plantas genéticamente   uniformes para facilitar la agricultura mecanizada a gran escala.

En general se acepta que UPOV 1991 es un régimen jurídico restrictivo y poco flexible, que otorga derechos de propiedad intelectual extremadamente fuertes a los fitomejoradores comerciales, y socava los derechos de los agricultores. Es probable que la adopción de UPOV 1991 aumente la importación de semillas, reduzca la actividad de mejoramiento a nivel nacional, facilite la monopolización de los sistemas locales de semillas por empresas extranjeras, y alterar los sistemas agrícolas tradicionales.

Potencialmente, las leyes que reconocen derechos de obtentor basadas en UPOV 1991, abren el camino a la criminalización de la distribución de los materiales genéticos guardados por los campesinos y que circulan en los sistemas de cultivo, al restringir el uso de los agricultores de las variedades protegidas –así como así el producto de la cosecha de los campesinos. En última instancia, las leyes del tipo UPOV facilitan estilos agrícolas industriales, sistemas de cultivo basados en monocultivos, inclinados fuertemente a favor de la protección de los derechos de propiedad intelectual de los obtentores de semillas comerciales. Su objetivo es sustituir las variedades tradicionales con variedades comerciales uniformes y aumentar la dependencia de los pequeños agricultores a variedades de semillas comerciales.

RESISTENCIA En términos generales, hay luchas gobales y locales generalizadas para defender activamente los territorios y la soberanía alimentaria, frente a la avalancha de presión de las corporaciones del agronegocio y los gobiernos que apoyan su agenda. Dentro de estas luchas ha habido resistencias muy específicas a las nuevas leyes de semillas y de derechos de propiedad intelectual sobre las semillas en el sur global.

En África, si bien ha habido cierta resistencia a nivel nacional (por ejemplo, en Ghana), la resistencia ha estado principalmente dirigida a las leyes de derechos de obtención armonizadas a UPOV de 1991 encabezada por los órganos de derechos de propiedad intelectual africana y / o de las comunidades económicas regionales, en estrecha colaboración con la USAID, la industira semillera, la oficina de patenets de Estados Unidos (USPTO) y la propia UPOV. Los procesos de resistencia se ha enfocado también en contra de las leyes de comercialización de semillas armonizadas, encabezadas también por las comunidades económicas regionales.

América Latina es probablemente la región donde es más dinámica la movilización social para detener la criminalización de las semillas de los agricultores a través de las leyes de semillas y leyes de propiedad intelectual. En un país tras otro, las campañas están creciendo para bloquear lo que inevitablemente han llamado «leyes de Monsanto», en lugar de promover los sistemas de semillas indígenas y campesinas. A veces, como en Venezuela, estos esfuerzos se traducen en contra- iniciativas legales (leyes alternativos).

América Latina también es el lugar donde se ha producido la represión más cruel a los campesinos. En Colombia por ejemplo, los agricultores se han opuesto al Acuerdo de Libre Comercio entre Estados Unidos y Colombia (TLC), que ha desplazado a miles de pequeños agricultores. En respuesta parcial a las protestas, la Resolución 9.70 – una condición previa del TLC 2010 – ha sido suspendido por un período de dos años. Esta Resolución criminaliza a los campesinos que guardan, seleccionan e intercambian semillas, dando al Estado el derecho de destruir las semillas que no cumplen la norma. La resolución daba acceso preferencial a los mercados de Estados Unidos y a las compañías de semillas europeas, al exigir a los agricultores a utilizar ciertas semillas industriales para calificar para los programas de crédito y de apoyo del gobierno. En 2011, el gobierno colombiano confiscó y destruyó más de 70 toneladas de semillas de arroz campesino.

MARIAM MEYETCentro Africano de Biodiversidad

Fuente: Boletín RALLT

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