Reunidos en la Universidad Federal de Acre campus en la ciudad de Rio Branco, del 23 al 25 julio de 2014, en un homenaje a la resistencia de los pueblos de la Amazonía, los firmantes de esta carta manifiestan su más enérgica condena al brutal y demencial asesinato de niños, mujeres y hombres palestinos en Gaza. Con el fracaso inaceptable de la ONU y la complicidad del gobierno de los Estados Unidos, el Estado de Israel viola los principios más básicos de los derechos humanos, matando o hiriendo de manera brutal, cínico y cobarde la población de civiles palestinos.
Los medios de comunicación internacional, que todo lo convierte en espectáculo, anuncian guerra de defensa contra los grupos terroristas árabes israelíes. Con esto producen una farsa para ocultar el genocidio planificado contra el pueblo palestino y explicar las incursiones irracionales e injustificables en las escuelas, universidades, hospitales, edificios públicos y zonas residenciales, golpeando indiscriminadamente a la población palestina indefensa y frágililizada.
Con la misma indignación denunciamos el autoritarismo del Estado brasileño en los procesos grotescos de criminalización de los movimientos sociales y de todo tipo de ataques a la libertad de opinión y de expresión en todo el país, de forma similar a lo que sucede con los activistas sociales en la ciudad de Río de Janeiro. Lo que tiene lugar en las grandes ciudades brasileñas es la expansión de la violencia que hace tiempo golpean a los pueblos indígenas y las comunidades rurales en toda Amazonía , al noreste y en otros lugares más distantes.
Vivimos en tiempos de los intentos de silenciar a las voces y los movimientos en contra de los intereses del gran capital en todo el mundo. Vivimos en tiempos de la imposición de una racionalidad que devasta vidas y transforma la naturaleza en simple mercancía, indiferente a la cultura, los valores, los conocimientos y los ecosistemas. Mercantilización totalitaria de todo y el borrado de las voces contrarias se orientan en la línea y para servir a los intereses de megablocos económicas en todo el planeta.
La mercantilización – y su lógica totalitaria – también invadieron la ciencia. La ciencia hegemónica como «ciencia del capital», busca legitimar el proceso de acumulación de los recursos colectivos, el patrimonio y el conocimiento popular y tradicional, los corazones y las mentes de pueblos enteros. Territorios en su materialidad e inmaterialidades son «científicamente» catalogados y puestos a disposición de la acumulación, mientras que el pueblo de la tierra, los bosques y el agua de ver y sentir el «progreso de la ciencia» echar por la borda desde sus territorios de la tierra, del cuerpo y de la vida. «Científicos» de todo el mundo se unen con el capital. Necesitamos otras ciencias, las mujeres y hombres enteros de lucha y resistencia cotidiana, si irmanem los sabores y aromas de hacer la vida, aprender a vivir como si no existiera nada más, excepto la experiencia simple y extraordinario de la vida, que el capital, con su progreso científico, insiste usurpar y matar.
Dada la lógica del «progreso que mata y destruye» elevar nuestras voces y nuestro conocimiento en la construcción de un mundo en el que «quepan muchos mundos», como insiste en reafirmar los zapatistas de México. Nos sumamos a la lucha por la justicia, la democracia y la libertad, el derecho de toda la tierra, en una amplia solidaridad internacional de las mujeres y hombres que se levantan y desafían el orden totalitario. En estas luchas todos somos Mundurucu, Kayapó, Tenharim, guaraní-kaiowá, Achuar, Ese Eja, Jíbaro, Omagua, Madija, Mashco Piro, Matsés Marubo Huni Kui, Apurinã, Nahua, Vacacocha, Huaorani, Shuar, mapuche, y muchos palestinos otros pueblos y grupos que luchan contra la destrucción de sus culturas, idiomas y territorios.
Frontera amazónica, Brasil-Bolivia-Perú, 25 de julio de 2014.