Rurrenabaque se ha convertido en un importante destino turístico, de ingreso a la selva amazónica, un pueblo atractivo, tranquilo, acogedor y con servicios que están al alcance de todo bolsillo. Es también el punto de entrada a los parques nacionales Madidi y Pilón Lajas y territorios indígenas con emprendimientos de etnoecoturismo, como San José, Chalalán  y Mapajos.

Unos 30 mil turistas visitan anualmente Rurrenabaque contribuyendo con unos 3 millones de dólares a la economía regional, sin contar los pasajes aéreos que generan 3,8 millones de dólares anuales.

Para unir las poblaciones de Rurrenabaque y San Buenaventura se ha proyectado un puente entre ambas. Bien construido, sólido, amplio, y especialmente bien ubicado, un puente suele ser un excelente presagio y proyectar buenas perspectivas. Impulsado desde el 2006, el proyecto del Puente Rurrenabaque-San Buenaventura es una demanda de ambas poblaciones, pero atravesar la población por medio de su casco viejo y sus estructuras urbanas organizadas para el turismo ecológico y cultural, con los caminos de acceso por encima de sus serranías que proveen de agua potable y son vulnerables a los deslizamientos, no es lo que esperaba la gente. Por esto el pueblo organizado hizo peticiones de información, búsqueda de diálogo y acuerdos con las autoridades, llegando a las instancias de queja del organismo financiador, el BID.

Los estudios de tráfico del puente estiman que en 10 años circularían por el centro mismo de la ciudad 1.940 vehículos cada día, de los cuales 578 serían buses y camiones medianos, grandes y con remolque. Si las zonas turísticas de la ciudad son alteradas por semejante circulación vehicular, el perjuicio económico para la gente local sería considerable. Si solo uno de cada 10 visitantes dejara de visitar la zona se causaría un daño económico de por lo menos 600 mil dólares por año.

La población de Rurrenabaque demanda estudiar la alternativa de ubicación por la isla, así, los esfuerzos de desarrollo local basados en las potencialidades del territorio, su identidad y los avances en el consenso local serán respetados.

El 25 de enero del 2014, poco antes de las históricas precipitaciones de febrero que ocasionaron las inundaciones en todo el departamento del Beni, las intensas lluvias en Rurrenabaque ocasionaron deslizamientos del Cerro de La Cruz enterrando siete viviendas, afectando muchas más y desbordando arroyos, colapsando canales y puentes urbanos. Diez personas murieron enterradas por la mazamorra, de las cuales 6 eran vecinos de la zona afectada y 4 eran soldados que apoyaban en la evacuación de las personas. El proceso de licitación en curso fue declarado desierto, dando esperanzas a los pobladores de Rurrenabaque de que esto significaba recapacitar sobre  la ubicación del puente y sus accesos por las serranías.

Sin embargo, una segunda licitación ha sido finalizada el 5 de junio, Día del Medio Ambiente, desafiando una vez más a la Madre Tierra. El Comité Impulsor del Puente, la Asociación de Residentes de Rurrenabaque en La Paz y el FOBOMADE convocan a la prensa para dar a conocer los alcances de la misma, las acciones en curso y la continuidad de la defensa de uno de los atractivos turísticos más importantes del país que da vida a la economía de la región.