¡Todos a Marte!

Pregunto: ¿a quién le gustaría ir a vivir a un sitio donde el viento sopla a 500 kilómetros por hora y donde la temperatura no baja de los menos cien grados, o sea traducido: hace un frío de cagarse encima? La respuesta obvia debería ser: a nadie. Sigo preguntando: ¿a quién le gustaría emprender un viaje sin retorno, donde aparte el lugar de destino es precisamente ese de la ventolera y el temible fresquete que te dije? A nadie tampoco, uno debe suponer. Bueno, suponemos mal. A unos 80 mil seres humanos, personas iguales que nosotros, les encanta la idea y ya se anotaron para la movida. Se trata de la pretendida primera misión tripulada para ir a vivir a Marte, hecho que se concretaría para el año 2023.

Pierre Drieu La Rochelle fue un escritor maldito y maldecido. Su seducción con el fascismo lo llevó al suicidio. En su Diario de un hombre engañado, tiene un cuento sobrecogedor que a mí me gusta leerlo de vez en cuando. Se titula: Se prohíbe la salida. Cuenta que en 1963 –el texto fue escrito, presumo, en los años treinta- se iniciaron los vuelos en cohetes tripulados hacia Venus. Los astronautas jamás regresaban y nadie sabía que pasaba con ellos. Hasta que, pasados algunos años, una especie de grueso aerolito cayó en el desierto de Gobi. Fue encontrado por unos peregrinos o arqueólogos mongoles.

Cuando la noticia se difundió por el mundo, la humanidad se agitó: ¿eran los restos de uno de los cohetes? Entonces, sucedió lo que sigue: en todo el planeta, se organizaron grupos, comités, clubes y sociedades públicas y secretas que reclamaban se sepa la verdad, ya que dudaban de que lo que había caído en las arenas del Gobi, fueran trozos de cohete. Estos grupos se denominaron Otro lugar, ya que los aupaba eso: exigían su derecho a vivir en otro lugar, en otro planeta. La convulsión social planetaria fue manifiesta: todo el mundo quería irse, quería probar, quería salirse.

80.000 conciudadanos del mundo hoy forman el germen de la sociedad Otro lugar pero en la realidad-real, no en los libros escritos por visionarios. Yo veo sus caras en la página web del proyecto (ver http://applicants.mars-one.com/) y sigo sin creérmelo. Allí están Guler, una chica de Turquía, o el yanqui Derek o Cosmin Prelipcean, un rumano que es tan pero tan (ustedes agreguen lo que quieran) que piensa llevar la bandera de su país al viaje interplanetario, en caso de ser elegido. Cosmin considera que el trip al cual acudiría con la banderita, será “un episodio de la historia que cambiará el futuro de la humanidad”.

Lo veo también a Bas Lansdorp, un ingeniero holandés, jefe del proyecto, y no sé porqué me hace acordar a Linus, a Benjamín Linus, el líder de los Otros en Lost, aquel personaje que (casi) todos odiamos porque se infiltra entre los sobrevivientes del vuelo 815 y allí comenzaba la larga cadena de calamidades y luego de pelotudeces que comenzaron a volver indigerible la serie de TV gringa que había empezado tan linda, como un remake de Robinson Crusoe pero onda comunidad hippie, we are the world, paz y amor, esas cosas. La verdad es que esto del viaje a Marte me huele a eso: a un grupo de lunáticos que digirió mal series como la citada y que aparte come yogur mezclado con hierbas peligrosas.

El bueno de Bas no está solo. Lo rodean otros “visionarios” como Bryan Versteeg, un artista conceptual canadiense, quien está a cargo del diseño… ¡del diseño de cómo será la vida en Marte! (imagínate que no vas a poder armar la carpa con quinientos kilómetros de viento) O la simpática  Suzanne Flinkenflögel, una periodista de los Países Bajos, que funge como la encargada de prensa, y entre sus ideas, ya está la fundación de La Gaceta Marciana, el primer periódico del planeta rojo, lo cual se constituirá, sin dudas, en el hito más importante de la historia de la comunicación desde que a un anónimo terrícola se le ocurrió dejar pintada su manito en una cueva de Altamira, España. Lo de la Gaceta es un invento mío, por si acaso sucede. Y un homenaje a Mariano Moreno.

Hacia 1970, sigue contando Drieu, la secta Otro lugar estaba organizada con solidez. En un congreso, habían aprobado su programa. El artículo principal del mismo consistía en “rechazar a la Tierra y no admitirla durante más tiempo como habitáculo natural y obligatorio de la Humanidad”. Reafirmando ese principio, más adelante, se admitía que “la humanidad, al emigrar a otros planetas, podía dejar de ser humana…”, etc., etc.

La situación explotaba: hubo una reacción de los poderosos, de los gobiernos y de los dignatarios de todas las religiones, incluyendo al Papa, el Dalai Lama, los muftíes y bonzos, los fetichistas y los hombres brujos de Oceanía y de África, todos en defensa de la Tierra, del Aquí abajo. Se organizó una reunión de todos ellos en Sumatra, donde se debatieron todas las disciplinas humanas y terrestres. Se inauguró un monumento –un falo gigante- para la ocasión. En la peana, llevaba grabada la sentencia: “nada hay fuera de lo humano”. Drieu se inmortaliza en el final del cuento, que transcribo textual:

“La fiesta acabó en orgía.

Los más furiosos derramaban su semen en los surcos.

La fe en Otro lugar fue condenada para siempre. Sus celadores, castigados con la muerte.

En todos los aeropuertos se pusieron unos grandes carteles que se reflejaban por la noche en el cielo de las ciudades:

SE PROHIBE LA SALIDA”

Otro escritor de la Francia, Paul Eluard, que no era nazi sino comunista, alguna vez escribió que “hay otros mundos, pero que están en este” y poemas maravillosos que le cantan a la belleza de la Tierra, del planeta donde vivimos y del cual Cosmin se quiere rajar, quiere evacuar, con la bandera de Rumania atada a la punta del cohete.

Cosmin debe medir más de 1, 57 metros, porque esa es la estatura mínima requerida por los impulsores de la odisea espacial para poder participar en ella. No me pregunten por qué pero los petisos se quedan en la Tierra. Son las reglas de Linus, digo de Bas y la duda cunde: ¿Qué pasa Bas que no pueden volar los chiquitos de tamaño? Esto es discriminación, huele a la Gestapo, huele al cuento de Drieu: SE PROHIBE LA SALIDA DE LOS PETISOS.

Bas querido: dile a Suzanne que escriba un comunicado de prensa convincente porque si no empezamos mal y vamos a quedar para la mierda con los marcianos que nos van a estar esperando con champaña, guirnaldas, banda de música y todo!

Debería, para terminar, decir con cariño y convicción:  QUE SE VAYAN TODOS LOS QUE QUIERAN IRSE A MARTE. NO SE PROHIBE LA SALIDA DE NADIE. Lástima por ustedes que se quieren ir tan lejos, pero si se quieren ir, vayansé nomás.

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