Quizás en el mundo occidental se conozca más a la otra especie de las dos actuales de este género de saurópsidos (reptiles) crocodilios, el aligátor americano, porque generalmente la del país asiático muchos la mal llaman cocodrilo o caimán chino por su parecido a aquella.

Aunque las tres pertenecen al mismo árbol filogenético y orden descritos, éstas dos últimas se agrupan en las familias Crocodylidae y Alligatoridae, respectivamente, según su clasificación científica, por presentar algunas características físicas y morfológicas diferentes.

Los adultos de Alligator sinensis miden alrededor de dos metros. El animal se caracteriza por ser tímido, dócil y vivir en aguas dulces. Su madurez sexual llega a partir de los ocho años y la muerte por vejez después de los 30. Según la literatura, se alimenta casi exclusivamente de peces y ranas, aunque en las zonas habitadas puede matar gallinas y perros. También pueden comer ratas, y con ellas el veneno usado para combatirlas, lo cual ha hecho mermar su población.

En comparación con su pariente más cercano, el aligátor americano, ambos tienen las mismas proporciones, la diferencia radica en que las crías recién salidas del huevo poseen una cabeza más desarrollada y el color es más oscuro en el caso del chino.

El aligátor chino cuenta hoy con un número de ejemplares silvestres estimado en más de 150, excluidos los cerca de 50 criados en cautividad que fueron devueltos a su entorno natural en los últimos años. La rara especie, en peligro de extinción, figura como una de las prioritarias en la lista de protección de China, explicó recientemente Wang Chaolin, subdirector de la Reserva Natural Nacional de Caimanes del río Yangtsé (RNCY) de la oriental provincia de Anhui.

En 1979 se creó el citado centro de cría para la preservación de los reptiles, que en 2005 sumaban entre 96 y 108 ejemplares, y desde entonces el número de esos reptiles en cautiverio en la reserva aumentó de 200 a más de 10 mil. Sin embargo, aún son catalogados en peligro crítico, ya que la población está por debajo de la reconocida línea de separación descrita por la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza para esa categoría, de 250 individuos maduros en su forma silvestre.

No obstante, según Wang, la intervención humana podría elevar la tasa de supervivencia del aligátor chino en su entorno en un 20 por ciento, en relación con la actual, de dos. Debido precisamente a las actividades del hombre, esos reptiles se dispersaron en un inicio en todo el este del país, lo cual redujo de manera significativa su hábitat natural.

China ha reconvertido tierras de cultivo en bosques durante los últimos años, medida que se cree ha contribuido a su incremento. El gobierno ha realizado grandes esfuerzos para reintroducir los animales criados en cautividad a su entorno original. Desde 2002 la reserva de Anhui acomete ese trabajo, a la vez que intenta educar a la población sobre su cuidado.

A fin de asegurarse de que llevan una vida saludable les inserta un dispositivo de rastreo para permitir a los científicos determinar sus movimientos y las condiciones su medio. La aspiración de la nación es elevar para el 2018 a 400 el número de aquellos que viven en estado silvestre.

Recientemente funcionarios de la RNCY entregaron 20 ejemplares en adopción a igual número de familias para su protección. Por la buena acogida de la iniciativa, que contribuirá a un mayor conocimiento del animal, la administración decidió ampliarla a fin de recaudar más fondos para financiar la alimentación y recuperación del hábitat de esos reptiles.

Los interesados pagan 500 yuanes (unos 80 dólares) y la administración les otorga un certificado de adopción que les autoriza a visitarlo de manera regular.Además, como cada ejemplar acogido tiene un chip de identificación, la nueva familia puede localizarlo fácilmente.

La autora es corresponsal de Prensa Latina en China.